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Socialismo de Estado

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Socialismo de Estado es el término usado para designar a alguna teoría o praxis socialista que defiende el uso importante de los instrumentos del Estado para la construcción de algún modelo socialista; es decir, que busque universalizar de forma igualitaria la producción y la distribución de la riqueza en una sociedad a través del Estado, ya sea como medida transitoria (o sea, para posteriormente abolir el estado y avanzar al comunismo) o permanente.

El socialismo de Estado es usualmente atribuido a los marxistas[1][2]​ (exceptuando algunos marxistas libertarios),[3]​ los blanquistas, algunos socialistas democráticos y socialdemócratas clásicos; en notable contraste u oposición, por ejemplo, con el socialismo libertario o antiestatista.[3]Gabriel Terra solía decir que ese era el modelo que se aplicó en Uruguay desde 1905 cuando entró al gobierno, reivindicó este sistema como contraposición al marxismo y llamó a la "reforma social sin odio de clases".

Por otra parte, aunque el marxismo plantea la centralización de los medios de producción en el Estado, defiende también un control democrático y progresivamente planificado de estos dentro de un «semi-Estado» proletario que paulatinamente se extinguiría.[4][5][6]​ Sin embargo, se argumenta que cuando algún tipo de intento de socialismo de Estado estatiza sin socializar; es decir, cuando se reemplaza a la burguesía tradicional privada por la burocracia estatal convertida en una nueva clase capitalista-empleadora a costa del bienestar de los trabajadores asalariados, se suele llamar también capitalismo de Estado, usando en este caso ambos términos casi como equivalentes.[1][7]

Origen y desarrollo del término

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El origen del término se remonta a Bismarck, quien introdujo, motivado por un deseo de evitar el ascenso de los socialdemócratas-comunistas (en ese momento no se había producido aún tal escisión dentro del movimiento obrero marxista, únicamente separado de la rama anarquista bakuninista) una serie de reformas que él llamó «cristianismo aplicado». Posteriormente se refirió al proyecto como «socialismo de Estado» observando, proféticamente, que «es posible que todas nuestras políticas se deshagan cuando yo muera, pero el socialismo de Estado perdurará» (Der Staatssozialismus paukt sich durch).[8]​ (ver Estado social)

Posteriormente, algunos sugirieron que tal Estado podría ser instrumental en la obtención del socialismo (ver, por ejemplo, Louis Auguste Blanqui y Ferdinand Lassalle).

Sin embargo, la suposición de que el Estado, proletario o no, haya de ser el instrumento del progreso hacia el socialismo —o la abolición de sí mismo— parece ridiculizada por Marx (ver Crítica del Programa de Gotha): «Pero en lo que concierne a las actuales cooperativas, sólo tienen valor en la medida que son creaciones independientes de los trabajadores y no protegidas por el Estado o por la burguesía».[4]​ Esta es una clásica exposición del significado de la palabra independiente como la piedra de toque del socialismo desde abajo contra el socialismo de Estado.[9]​ Esto ha llevado a algunos autores a sugerir que, a pesar de ser brillante, los escritos de Marx dejan muchas cuestiones de organización sin respuesta: «Marx sugiere que una alternativa no autoritaria, incluso libertaria a la socialdemocracia y el socialismo de Estado es posible, pero falla en delinear su esquema institucional».[10]​ Adicionalmente, Marx fue fuertemente influenciado por el libro de Max Stirner El único y su propiedad, que contiene una brillante crítica de lo que Marx llamó «comunismo vulgar» así como del socialismo de Estado.

También ha habido elementos del movimiento marxista que han sostenido puntos de vista muy similares al anarquismo (particularmente la rama anarcosindicalista) —por ejemplo, Anton Pannekoek, Rosa Luxemburgo, Paul Mattick y otros—, que están muy lejos de Lenin. Karl Korsch y otros escribieron con simpatía sobre la revolución anarquista española. Hay mucha continuidad de Marx a Lenin, pero también hay continuidad de Marx a los más libertarios de los marxistas —duramente criticados por Lenin y el bolchevismo— y cuyas ideas se aproximan al deseo anarquista de la libre asociación entre iguales.

Connotación

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Cabe notar que el proyecto de Bismarck buscaba un socialismo diferente al de la actualidad. Notando este propósito y alegando que tanto el proyecto bismarckiano como el marxista-leninista proponen una continuación del orden capitalista-estatal básico, pasando sólo de un sistema de monopolios privados protegidos por el gobierno a otro donde hay un único monopolio del Estado, algunos utilizan el término capitalismo de Estado para referirse a la propuesta.

Sin embargo, otros prefieren diferenciar entre ambos proyectos. Desde ese punto de vista, se puede considerar que el socialismo de Estado propone la planificación central de la economía y de la política, mientras el capitalismo de Estado designa en general a la alianza del gobierno y las empresas privadas.[11]

Referencias

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  1. a b Benjamin Tucker comenta:
    Marx, su fundador, concluyó que la única manera de abolir los monopolios de clase era centralizar y consolidar todos los intereses industriales y comerciales, todas las agencias y organismos de producción y distribución, en un vasto monopolio controlado por el Estado. El gobierno debe convertirse en banquero, fabricante, agricultor, transportista, y mercader, y no debe sufrir ninguna competencia en estas áreas. Tierra, máquinas, y todos los instrumentos de producción deben ser arrebatados de las manos individuales, y hechos propiedad de la colectividad. El individuo sólo debe poseer los productos a ser consumidos, pero no los medios para producir esos productos. Un hombre puede poseer sus ropas y su alimento, pero no la máquina de coser con que hace sus camisas ni el azadón con que desentierra sus papas. Producto y capital son esencialmente cosas diferentes; el primero pertenece a los individuos, el segundo a la sociedad. La sociedad debe hacerse dueña del capital que le pertenece, por la vía electoral si es posible o por medio de la revolución si fuera necesario.


    Una vez en posesión del capital, lo debe administrar bajo el principio del bienestar de la mayoría, a través de su órgano, el Estado, el cual se encarga de la producción y la distribución, fija los precios por la cantidad de trabajo involucrada, y emplea a toda la gente en sus talleres, granjas, almacenes, etc. La nación se transformará en una vasta burocracia, y cada individuo en un funcionario del Estado. Todo deberá ser hecho a precio de costo, sin que nadie pueda extraer ganancia. Los individuos no podrán poseer capital y nadie podrá emplear a ningún otro, ni siquiera a sí mismo. Toda persona será un asalariado, y el Estado el único empleador. Aquel que no trabaje para el Estado deberá exponerse a morir de hambre o, más probablemente, ir a la cárcel. Toda libertad de comercio deberá desaparecer. La competencia deberá ser completamente barrida. Toda actividad industrial y comercial estará centralizada en un vasto, enorme y totalizador monopolio. El remedio contra los monopolios es EL MONOPOLIO.
    Benjamin Tucker, Socialismo de Estado y anarquismo: en qué coinciden y en qué difieren
  2. Lenin mismo parece haber usado el término. De acuerdo a un documento de la "Liga por el Partido Revolucionario (LRP-EEUU)/" -La vida y la muerta del stalinismo, capítulo 3.2 2. La lucha por el estado soviético Lenin escribió: `'¿Que es el capitalismo de estado bajo el poder soviético? Alcanzar en capitalismo de estado en el momento actual significa poner en funcionamiento la contabilidad y el control que las clases capitalistas aplican ... Si nosotros lo conseguimos en Rusia, la transición al socialismo será fácil, estará dentro de nuestro alcance, dado que el capitalismo de estado es algo centralizado, calculado, controlado y socializado, y eso es justamente lo que no hace falta; esta amenazados por actitudes pequeño burguesas, que más que ninguna otra cosa se han desarrollado a lo largo de la historia de Rusia en su economía, y los cuales nos hacen imposible tomar los pasos necesarios para el éxito del socialismo."
  3. a b «H.1 ¿Se han opuesto siempre los anarquistas al socialismo de estado? - Ateneo Virtual». www.alasbarricadas.org. Consultado el 14 de septiembre de 2018. 
  4. a b Astarita, Rolando (30 de agosto de 2015). «Estatismo burgués y clase obrera». Sin Permiso. Consultado el 12 de septiembre de 2018. 
  5. Arias, Ángel (8 de mayo de 2016). «¿De qué hablamos cuando hablamos de socialismo?». La Izquierda Diario. Consultado el 13 de septiembre de 2018. 
  6. Calcagno, Jesica (30 de noviembre de 2017). «El comunismo no es una utopía». La Izquierda Diario. Consultado el 13 de septiembre de 2018. 
  7. «Víctor Álvarez R: "Estatizar no siempre significa socializar"». Aporrea. 1 de febrero de 2011. Consultado el 12 de septiembre de 2018. 
  8. Werner Richter, Bismarck, G.P. Putnam's Sons, New York (1965) p. 275
  9. Hal Draper (2001). «Las dos almas del socialismo». Marxists Internet Archive. Consultado el 25 de noviembre de 2020. 
  10. A recipe for a cookshop of the future: G. D. H. Cole and the conundrum of sovereignty | Capital & Class | Find Articles at BNET.com
  11. Anarquismo: Dos clases, por Wendy McElroy

Véase también

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Bibliografía

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