Represión política
Represión política es la acción de contener, detener o castigar actuaciones políticas o sociales desde el poder por parte de las autoridades públicas,[1] negando o impidiendo el ejercicio de los derechos y libertades (expresión, reunión, manifestación, asociación, sindicación) que suelen considerarse atribuciones propias de los sistemas democráticos para la participación ciudadana en la vida política de la sociedad.
A veces se usa como sinónimo el término discriminación política (también conocido como politicismo). A menudo se manifiesta a través de políticas discriminatorias, como violaciónes de los derechos humanos, el abuso de la vigilancia, la brutalidad policial, el encarcelamiento, reasentamiento involuntario, destrucción de los derechos civiles y políticos, depuración y las acciones violentas como el asesinato, las ejecuciones sumarias, tortura, desaparición forzada y el castigo extrajudiciales otros de activistas políticos, disidentes, o la población en general. Cuando esta represión política es sancionada y organizada por el Estado, puede constituir terrorismo de Estado, genocidio, politicidio o crímenes de lesa humanidad.
La represión política violenta y sistémica es una característica típica de las dictaduras, los totalitarismos, gobiernos militares y regímenes similares. En estos regímenes, los actos de represión política puede ser llevada a cabo por las fuerzas de la policía secreta, el ejército, grupos paramilitares o escuadrones de la muerte. También existen casos excepcionales, en que este tipo de actividades se han encontrado también en el contexto de gobiernos democráticos.
Si la represión política no se lleva a cabo con la aprobación del Estado, una sección del gobierno aún puede ser responsable. Un ejemplo es la operación COINTELPRO del FBI en los Estados Unidos entre 1956 y 1971.
Véase también
Referencias
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