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Descubrimiento de América

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La frase descubrimiento de América se usa para referirse a la primera llegada de europeos a América concrétamente por Cristóbal Colón a una isla del mar Caribe. Para los indígenas americanos no fue un descubrimiento sino el inicio de una invasión.

Tras entrar en contacto con indicios de la esfericidad de la tierra y aún en contra de las opiniones de los doctores de la Universidad de Salamanca, Colón intentó viajar hacia las Indias por una nueva ruta hacia el oeste, que le llevaría a toparse con América el 12 de octubre de 1492. En un principio creyó haber llegado a un archipiélago de la India en vez de haber descubierto un nuevo continente.


Las naos del descubrimiento de América.

Vamos a detallar un poco las naves que en el siglo XV, cruzaron el Atlántico.

Este punto es importante, porque el desarrollo de las naves marítimas, permitió al hombre europeo aventurarse más allá de las costas de Europa y descubirir nuevas tierras y nuevos océanos; esto provocó en la corona española, la idea de conquista, para atraer para sí, las riquezas que se producían en estas nuevas tierras. Sumado a lo anterior, estaban los conquistadores, dispuestos a navegar y correr una serie de peligros por su espíritu aventurero y por el hecho que en España, tenían un futuro sumamente incierto.

Los afanes expansionistas, no fueron prerrogativa de la corona española, otras cortes europeas, también tenían los mismos afanes: Portugal, Francia, Inglaterra, Alemania y otras monarquias, también desarrollaron su fuerza naval, para dedicarla a la conquista de nuevas tierras, para sostener la vida cortesana de la época. En América, luego del descubrimiento, estuvieron puestos los ojos de las monarquias española, portuguesa, francesa e inglesa. Esto provocó no pocos rozamientos y hasta guerras entre ellas.

El siglo XV (entre 1401 y 1500) llevó al hombre a las grandes travesías oceánicas y al ensanchamiento del mundo conocido por occidente. Los barcos sufren grandes transformaciones con la incorporación de la artillería como arma de combate, el crecimiento de los alcázares, el sistema de gobierno y los aparejos.

El esplendor de la navegación a vela se alcanza en los siglos XVII (entre 1601 y 1700) y XVIII (entre 1701 y 1800). La decoración de los barcos eran verdaderas obras de arte, especialmente los mascarones y los espejos de popa. La suerte de los imperios nunca dependió tanto de las armas en el mar como en este periodo. Fue el momento en que comenzaron las grandes exploraciones científicas. La llegada de los Borbones al Trono Español en 1700 (último año del siglo XVII) significo un impulso a las construcciones navales, de la mano de hombres como Ensenada, Patiño, Valdés, Jorge Juan y muchos más, que durante el siglo XVIII (entre 1701 y 1800) llevaron a su apogeo a la Real Armada Española.

Los siglos XV y XVI fueron una época de descubrimientos. Gracias a las grandes exploraciones de españoles y portugueses se amplió el mundo conocido. Muchas veces la falta de interés de los gobiernos era suplida por el arrojo y la curiosidad de los descubridores. A la Carabela y a la Carraca, podemos atribuir la condición de primeros veleros oceánicos. De hecho, dos de los buques de Colón, “La Pinta” y “La Niña”, eran carabelas. La otra, la “Santa María”, era una carraca, aunque indebidamente se la califique como carabela. Eran también carracas los buques de Vasco de Gama, en su ruta a la India y las naos de Fernando de Magallanes, explorador del Pacífico.

La utilización del timón vertical colocado a popa y el empleo de la brújula, unido a las innovaciones técnicas de ambas clases de navíos, abrieron al hombre europeo nuevas rutas comerciales y de conquista. Los grandes descubrimientos y las nuevas rutas comerciales intensificaron la navegación atlántica dejando en un segundo plano las históricas rutas mediterráneas. La carraca, al igual que la carabela, transportaba ahora el oro y la plata americanas, las pieles y las piedras preciosas. Prosperaron puertos como Oporto, La Coruña, Bilbao, Nantes, La Rochela, Le Havre, Bristol o Southampton, Sevilla y Lisboa, se convirtieron en los puertos de mayor tráfico y en donde convergían los mercaderes de toda Europa.

Los siglos XVIII y XIX, fueron años de frenética labor científica e investigadora. Todas las grandes potencias asumieron ahora la misión de conocer todas las costas e islas ignotas del planeta, estudiar las corrientes marinas, los ciclos de los vientos o la temperatura de las aguas. Es durante esta etapa dorada de la navegación, cuando el mapa geográfico del mundo adquiere su verdadera fisonomía. El Océano Pacífico, el gran desconocido, y los mares polares fueron los que atrajeron la atención de los navegantes y científicos. El peso mayor fue llevado por una clase de marinos muy abundantes en ese periodo: los marinos científicos.

Entre las grandes misiones científicas de la época, figuran las de los españoles Malaspina, Jorge Juan y Churruca que exploraron las costas americanas y del Pacífico; las francesas de Boungaiville, Perón, Freycinet o D'Urville; las inglesas de Porter, Cook o Ross; las rusas de Makarov, Kotzbue, Kruzenstein o Bellingshausen; las alemanas de Hensen o Nansen y las estadounidenses de Wilkes o Belken.


Las Naves del Nuevo Mundo

Las siguientes son las naves o naos que navegaron hacia el Nuevo Mundo, en los siglos XV, XVI y XVII, veamos:


La Niña

Nación: España

Tipo: Carabela de velas latinas.

Construcción: Sin fechar

Desplazamiento: 52.72 toneladas

Eslora: 21.44 metros

Manga: 6.44 metros

Calado: 1.78 metros

Tripulación: 20 hombres

“La Niña” era una carabela de velas latinas que pertenecía a los hermanos Pinzón antes de formar parte de la expedición. Las velas de “La Niña” carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la superficie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. “La Niña” carecía de castillo de proa mientras que el alcázar era bastante pequeño. Es posible que, durante el primer viaje, “La Niña” fuera convertida en Carabela de velas cuadradas durante la escala en Canarias. Formó parte de las tres primeras expediciones de Colón recorriendo en el transcurso de tales viajes más de 25.000 millas náuticas. Como anécdota hay que señalar que “La Niña” fue capturada por los corsarios berberiscos a la vuelta del segundo viaje. La reacción de la tripulación permitió liberar la embarcación que regresó a Cádiz para intervenir en el tercer viaje.


La Pinta

Nación: España

Tipo: Carabela de velas cuadradas

Construcción: Sin fechar

Desplazamiento: 50 toneladas, aproximadamente.

Eslora: de 18.25 metros a 23.60 metros

Manga: de 5.80 metros a 6.30 metros

Calado: de 1.60 metros a 1.85 metros.

Tripulación: 25 hombres.

“La Pinta” fue alquilada por Colón a Gómez Rascón y Alonso Quintero. Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de mesana y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el trinquete portaba una vela latina. La principal característica de esta carabela era su velocidad, hasta el punto que Colón, en su diario de a bordo hacía referencia a que en una noche había navegado a 15 nudos. Una milla de entonces equivale a 0.8 millas náuticas actuales por lo que su velocidad sería de unos 11 nudos, la misma que un carguero medio de la actualidad.


Santa María

Nación: España

Tipo: Carraca de tres palos

Construcción: 1480

Desplazamiento: 51.3 toneladas

Eslora: 23.60 metros

Manga: 7.92 metros

Calado: 2.10 metros

Armamento: 4 bombardas de 90 mm.; culebrinas de 50 mm.; ballestas y espingardas sin determinar.

Tripulación: 39 hombres

La “Santa María” no era una carabela, en contra de lo que dice la tradición. Se trataba de una carraca (nao en el lenguaje náutico español de la época). Con sus tres palos era una carraca menor construida, al parecer, en Santander y propiedad de Juan de la Cosa. De acuerdo con las normas de estiba de entonces, la “Santa María” podía llevar una carga de 106 toneladas de la época (51 toneladas actuales). En el palo mayor aparejaba dos velas cuadradas: la mayor con una cruz roja en el centro y una vela de gavia. El trinquete portaba una sola vela cuadrada y el palo de mesana aparejaba una vela triangular latina. Del bauprés colgaba una vela de cebadera. La “Santa María” se perdió en aguas del Caribe durante el primer viaje.


Los viajes de Colón

Primer viaje

Partió del puerto de Palos, en la ría de Tinto, el día 3 de agosto de 1492 con las carabelas "Pinta" y "Niña" y con la nao "La Gallega" rebautizada como "Santa María". Hasta el 6 de septiembre estuvo en las Islas Canarias, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla, señora de la isla) y en Gran Canaria arreglando el timón de la Pinta.

El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana, dió el grito de: Tierra a la vista. Llegaron a una isla llamada por los nativos Guanahaní, a la que bautizó San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. También desembarcó en la isla de Cuba y la de Haití. Regresó al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493.

Segundo viaje

25 de septiembre de 1493 - 11 de junio de 1496
Se realizó para explorar y colonizar los territorios descubiertos. En este viaje desembarca en la isla de Puerto Rico el 19 de noviembre.

Tercer viaje

30 de mayo de 1498 - 25 de noviembre de 1500
Llegó al continente americano, explorando gran parte del litoral de Venezuela.

Cuarto viaje

11 de mayo de 1502 - 7 de noviembre de 1504
Exploró las actuales Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.