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Discusión:Sabino Arana

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Plantilla:Proyecto Euskal Herria Wikiproyecto:Nacionalismo vasco/Plantilla:Nacionalismo vasco Discusión:Sabino Arana/Anterior al 10 de julio del 2008


últimas correcciones

Ciertas correcciones no aportan nada al texto (dictadura de Franco = dictadura franquista) y fueron anteriormente discutidas.

Otras correcciones contienen además errores históricos (Arana jamás disolvió el PNV e incluso participó en la elección de miembros para sus comicios en esa época). Otras son perfectamente correctas.

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Para poder realizar una edición de la importancia y globalidad de la que se sugiere, se ruega que por motivos obvios, se realice en ediciones separadas. Además normalmente se acude primero a la página de discusión para plasmar las divergencias y posibilitar un consenso. Un saludo, --Ultrasiete (discusión) 12:28 15 sep 2008 (UTC)[responder]

Puntualización sobre una cita y sobre el racismo de Arana

Me parece tendencioso que se hable del racismo de Sabino Arana simplmente como "supuesto". De hecho, en la cíta número 5 se dice:

"Sobre el supuesto racismo de Arana se señala que dichas afirmaciones están fuera del contexto histórico, pues sus contemporaneos, tales como Miguel de Unamuno, también aludían a la raza; así este refiere: "los unitarios que sueñan con la unidad impuesta de la fuerza hablan de raza española es no saber lo que se dice tantas son las razas que han buscado el calor del sol de España... "Los vascos [deben] decir...no que [se] dejen gobernar sino que quieren gobernar a los demás, por ser los más capaces de hacerlo", y de seguir, "si, hay que proclamar la inferioridad de los andaluces y análogos, y es nuestro deber fraternal de gobernarlos." (Unamuno)"

Me parece que esta cita no hace sino reconocer el racismo del pensamiento de Sabino Arana. Lo único que trata es de diluir este rasgo afirmando, cosa cierta, que era un pensamiento extendido en la época. Sin embargo, decir que el machismo era algo extendido en el siglo XIX no hace que Marx, Cánovas o Napoleón sean menos machistas. El problema es que además Cánovas, Marx y Napoleón no fueron machistas militantes, es decir, no centraron su obra en reafirmar la superiridad del hombre sobre la mujer, sino sobre otros aspectos, aunque en sus vidas y en algunas citas manifestasen su machismo.Sin embargo Arana si fue un racista (y nacionalista) militante, y reafirmó en muchos de sus escritos la supuesta superiridad de la supuesta raza vasca sobre las demás. Sirva de ejemplo este escrito:

Sabino Arana - “¿Qué somos?”

La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español, inexpresiva y adusta. El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto es tipo femenil (ejemplo, el torero). El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe. El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizcaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos. El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación). El bizkaino es emprendedor (leed la historia y miradlo hoy ocupando elevados y considerados puestos en todas partes... menos en su patria); el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de las colonias). El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor (etxejaun); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de España, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes). El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice. El bizkaino es caritativo aun para sus enemigos (que lo digan los lisiados españoles que atestan las romerías del interior y mendigan de caserío en caserío); el español es avaro aun para sus hermanos (testigo, Santander cuando pidió auxilio a las ciudades españolas en la consabidas catástrofes). El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna (preguntádselo a las Conferencias de San Vicente de Paúl); el español es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar (contad, si podéis, los millares de mendigos de profesión que hay en España y sumidlos con los que anualmente nos envía a Euskeria). Interrogad al bizkaino qué es lo que quiere y os dirá "trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo"; haced lo mismo con los españoles y os contestarán pan y toros un día y otro también, cubierto por le manto azul de su puro cielo y calentado al ardiente sol de Marruecos y España. Ved un baile bizkaino presidido por las autoridades eclesiásticas y civil y sentiréis regocijarse el ánimo al son del "txistu”, la alboka o la dulzaina y al ver unidos en admirable consorcio el más sencillo candor y la loca más alegría; presenciad un baile español y si no os acusa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos queda acreditada la robustez de vuestro estómago, pero decidnos luego si os ha divertido el espectáculo o más bien os ha producido hastío y tristeza. En romerías de bizkainos rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sonar una media docena de puñetazos y todo concluido; asistid a una romería española y si no veis brillar la traidora navaja y enrojecerse el suelo, seguros podéis estar de que aquel día el sol ha salido por el Oeste. El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. La familia bizkaina atiende más a la alimentación que al vestido, que aunque limpio siempre es modesto; id a España y veréis familias cuyas hijas no comen en casa más que cebolla, pimientos y tomate crudo, pero que en la calle visten sombrero, si bien su ropa interior es "peor menealla". El bizkaino que vive en las montañas, que es el verdadero bizkaino es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa por aldea apartada y quedareis edificados); el español que habita lejos de las poblaciones, o es fanático o es impío (ejemplos de los primero en cualquier región española; de los segundo entre los bandidos andaluces, que usan escapulario, y de lo tercero, aquí en Bizkaya, en Sestao donde todos los españoles, que no son pocos, son librepensadores). Oídle hablar a un bizkaino y escuchareis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español y si solo le oís rebuznar podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias. El bizkaino es amante de su familia y su hogar (cuanto a lo primero, sabido es que el adulterio es muy raro en familias no inficionadas de la influencia maketa, esto es, en las familias genuinamente bizkainas; y cuanto a lo segundo, si el bizkaino por su carácter emprendedor se ausenta de su hogar no le pasa día en que no suspire por volver a él); entre los españoles, el adulterio es frecuente así en las clases elevadas como en las humildes, y la afección al hogar es en estas últimas nula porque no la tienen. Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores bizcainos españolizados. Decid, pues, ahora si el bizkaino es español por su tipo, carácter y costumbres .


Sabino Arana, "¿Qué somos?". Obras Completas. Editorial Sabindiar-Batza. Buenos Aires. 1965