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Rufino de Aquilea

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San Rufino de Aquilea naciό en Concordia (Italia) en el año 345. Estudiό en Roma del año 359 al 368; allí conociό a San Jerónimo y se hizo parte de su grupo de amigos. Regresando a Aquilea se retirό a un monasterio donde, según las noticias que el mismo Rufino nos aporta en sus Apologías, recibe el Bautismo.

En torno al año 370, al igual que Jerónimo, se une a este grupo de amigos y de fervientes cristianos entre los cuales Cromazio, que junto al Obispo Valerio formaban como un coro de beatos, compartiendo un ideal común de vida religiosa. Cerca al año 373, este paraíso espiritual termina bruscamente: -como en un ciclón imprevisto-, usando una imagen de Jerónimo.

Un poco después Rufino, siguiendo el ejemplo de Jerónimo se dirigό al Oriente monástico, pero permaneciό en Egipto del año 373 al 380, en la escuela de Didimo el Ciego y de famosos monjes del desierto como (Macario Isidoro Pambo). En torno al año 380 llega a Jerusalem, funda un monasterio en el Monte de los Olivos, manteniendo buenas relaciones con Jerónimo y con su monasterio fundado en Betlem.

La controversia origenista será la causa de su divisiόn; por esta época el Obispo de Salamina de Cipro Epifanio preocupado por la ortodoxia, se alarmó por la influencia del pensamiento de Orígenes, presentado por éste como herético. Tanto así que en el ano 393 un tal Atarbio, probablemente representante de Epifanio hace una visita por todos los monasterios palestineses con la petición de transcribir la condena contra el origenismo. Rufino se negó, mientras Jerónimo aceptó; sobre estas importantes aclaraciones se habían involucrado también otros dos importantes personajes: el Obispo Juan de Jerusalén, y el ya mencionado Epifanio. Las intervenciones de este último aumentaron la tensión entre Jerónimo y el Obispo Juan de Jerusalén, que estaba de parte de Rufino en la causa en favor de Orígenes, estos tres contendores se pacificaron en la Pascua del 397, tregua de corta duración.

En el mismo año 397, Rufino regresaba a Occidente dirigiéndose a Roma, donde se dedicó a la traducción de las obras de Orígenes. Rufino, poco a poco, se alejaba de Jerónimo, dedicándose al estudio del Origenismo, esto ha permitido que gran parte de la producciόn de Orígenes llegue hasta nosotros, de hecho allí comenzό su obra de divulgaciόn de los escritores orientales en general, en especial de Orígenes.

La llegada de Rufino a Roma, que era también conocido en estos ambientes, despertó el interés de aquellos que no habían quedado totalmente convencidos de los ataques de Jerónimo, y que deseaban saber de fuentes diversas alguna información sobre la cuestión origeniana: de aquí se deriva la invitación hecha a Rufino de parte de un tal Macario, a la cual acepta, traduciendo primero que todo la Apología de Panfilo por Orígenes y posteriormente el tratado de Orígenes (Sobre los principios).

En medio de sus arduos estudios, Rufino se encuentra de nuevo en contraste con Jerónimo, atacándolo vivamente en su Apología contra Hieronymum, quien a su vez, influenciado por Teófilo de Antioquía, redacta entre los años 401 y 402, el Contra Rufinum, en dos libros, a los cuales añade un tercer libro y seguidamente, lo considerό un verdadero enemigo atacándolo de diversas formas, inclusive después de su muerte, y metiéndose contra todo aquel que no se declarara abiertamente antiorigenista.

Una controversia tan áspera en los tonos y la ruptura irremediable de dos viejos amigos fueron deploradas por los más equilibrados y mejores personajes de la época, entre ellos San Agustín y San Cromazio.


Obras:

Rufino reacciona en torno a las acusaciones hechas contra Orígenes y contra él mismo, con una breve Apología dirigida al Papa Anastasio y con algunos otros libros dirigidos a Jerónimo; de esta forma comienza parte de su obra. Rufino, aconsejado por el Obispio Cromazio, prefirió encerrarse en el silencio, dedicándose a una intensa actividad literaria, sobre todo de traducción, tanto así que ya en el año 397 había traducido las reglas monásticas de San Basilio, entre los años 399 y 406 se dedicó a traducir principalmente las homilías de Orígenes, de Basilio y de Gregorio Nazianzeno, también la historia de la Iglesia de Eusebio de Cesarea haciendo una continuación del 320 (Ario) hasta la muerte de (Teodosio), la historia de los monjes, las sentencias de Sesto y de Evagrio; de su autoría escribe la Expositio symboli. En el año 399 se dirigiό a Aquilea y regresό nuevamente a Roma en el año 407, a causa de las invasiones gόticas. Muriό en Sicilia en el año 410.

A pesar de haber sido desacreditado, no del todo injustamente por parte de Jerónimo, es acertado afirmar que buena parte de la obra de Orígenes y de otros autores ha llegado a nosotros como ya lo habíamos dicho, gracias al trabajo de Rufino. Por otra parte la obra de Rufino es de enorme importancia para el estudio de la historia del monaquismo, no obstante existen razones más que fundadas para dudar de un buen número de los acontecimientos narrados por Rufino. En defensa contra las acusaciones del origenismo que le fueron dirigidas, escribe las Apologías.

Pensamiento:

Rufino de Concordia más que teólogo, es conocido tradicionalmente por su trabajo de traducción que ha permitido al Occidente conocer importantes obras de los padres griegos, en primenr lugar de Orígenes.

El deseo principal de Rufino con su actividad de traductor no es el de despertar la admiración o el aplauso de sus lectores, sino el de contribuir a su progreso espiritual. Es por esto que, más allá de algunas traducciones origenianas que debatían importantes questiones dogmáticas, que le causarían involucrarse en la controversia anti-origenista, Rufino se dedicó a la traducción de obras de contenido moral. El mismo, para entender un poco su pensamiento e intención, en los prólogos afirma claramente que una lectura privada de problemas dogmáticos y rica de enseñanzas de tipo moral, es la más apta para difundir la doctrina cristiana.

Con sus traducciones, Rufino no solamente ofreció al mundo Occidental una importante contribución para la formación cristiana y para el desarrollo de los intereses ascéticos de sus contemporáneos, sino que también influenció la cultura y la teología Medieval.