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Acosta, M ,Noveles

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Noveles en 
primera persona 
Relatos en tiempos 
de excepcionalidad
Mariana Acosta Pisano y Solange De Lema Blanco 
(Coordinadoras)
Noveles en 
primera persona 
Relatos en tiempos 
de excepcionalidad
Mariana Acosta Pisano y Solange De Lema Blanco
(Coordinadoras)
Noveles en 
primera persona 
Relatos en tiempos 
de excepcionalidad
Mariana Acosta Pisano y Solange De Lema Blanco
(Coordinadoras)
4
© Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
Oficina Uruguay
Montevideo, 2021
ISBN: 978-9915-9358-1-2
Secretario General OEI
Mariano Jabonero
Representante Permanente OEI Uruguay
Sebastián Velesquen
Coordinadora del Programa
Noveles Educadores de Uruguay (CFE)
Marta Irigoyen
Coordinadoras de la publicación
Mariana Acosta y Solange De Lema
Equipo articulador del Programa
Noveles Educadores de Uruguay
Mariana Acosta
Andrea Brasesco
Solalnge De Lema
Andrea Muraglia
Gabriela Pérez
Diseño y diagramación
Diego García
Esta publicación es un aporte de la OEI para el debate 
y la difusión de ideas. Se permite copiar, utilizar y 
reproducir parcialmente esta obra, siempre y cuando 
se cite la fuente de manera correcta y no se utilice para 
fines comerciales sin previa autorización de la OEI.
Este libro se escribió y se coordinó en el segundo 
semestre del año 2020.
Acosta Pisano, M. y De Lema Blanco, S. (Coord.) (2021). Noveles en primera persona. 
Relatos en tiempos de excepcionalidad. Montevideo: OEI.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
5
MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA (MEC)
Pablo da Silveira
Ministro de Educación y Cultura
Ana Ribeiro
Sub Secretaria de Educación y Cultura
Pablo Landoni
Director General
Gonzalo Baroni
Director Nacional de Educación
ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE EDUCACIÓN 
PÚBLICA (ANEP)
CONSEJO DIRECTIVO CENTRAL
Robert Silva
Presidente
Juan Gabito
Consejero
Dora Graziano
Consejera
Juan Perez
Consejero
Oscar Pedrozo
Consejero
CONSEJO DE FORMACIÓN EN EDUCACIÓN
Patricia Viera
Presidenta
Víctor Pizzichillo
Consejero
Patricia Revello
Consejera
Rosana Cortazzo 
Consejera Docente
Santiago Achigar
Consejero Estudiantil
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS IBEROAMERICANOS 
(OEI)
SECRETARÍA GENERAL
Mariano Jabonero
Secretario General
Andrés Delich
Secretario General Adjunto
OFICINA OEI EN URUGUAY
Sebastián Velesquen
Representante Permanente
Ma. Laura Donya
Especialista en Proyectos
Agustina Sánchez
Especialista en Proyectos
Iván Viana
Asistente de Programas
Marianela López
Jefa de Administración y Contabilidad
Ramiro Correa
Asistente Técnico y de Administración
Verónica Roldos
Responsable de Comunicación
Magali Casanova
Asistente Operativa
6
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS 8
PRÓLOGO 11
PRESENTACIÓN 13
Prácticas de invención ...para ser, en la profesión… 
Mariana Acosta y Solange De Lema 
RELATOS EN PRIMERA PERSONA 19
NOVELES 
Transeúnte 21
Nelson González Catardo 
Experiencias que trascienden la práctica educativa 25
Valentina González y Mélani Scanegatti 
El contexto de pandemia como oportunidad de reflexión 29
Freddy Conrado Coitinho Pio 
Año 2020: la Odisea en Libertad, San José 31
Leticia Aldaz 
Un día tuvimos que reinventarnos 35
Carolina Lessa 
Un nuevo camino por recorrer 37
María Noel da Silva Caballero 
Pois o belo cambia o saber muda 39
Ana Llanes 
Aporte a la narrativa de noveles 41
Jorge Armas 
Relato de un practicante 43
Damián Cabrera 
La incertidumbre como un punto de partida 45
Anderson de los Santos 
Educar en pandemia 49
Jimena Almeda 
¿Cómo educar sin la presencia? 
¿Cómo estar presente en lo virtual? 51
María Eugenia Fernández 
El regreso 55
Antony Miguel França Duarte 
El puente 57
Antony Miguel França Duarte 
Sueños que se cumplen 59
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
7
Carlos Pintos 
La solución está en nuestras manos 61
Eduardo Cantos y Matías Ventura 
Continuar 63
Alice Gamio da Rosa 
Proyecto institucional ¿cooperación o resistencia? 65
Roberth García 
Enseñar Historia virtualmente, en tiempos de pandemia: 
desafíos que se convierten en oportunidades 67
Brian Lanfranco 
 
RELATOS EN PRIMERA PERSONA 81
TUTORES Y MENTORES 
 
En tiempos de crisis, la oportunidad del intercambio 81
Silvia Sosa de Souza 
Recalculando 83
Silca Álvarez 
Vivir, aprender acompañados y pensar que el mañana 
será mejor 87
Mónica Bordagorry
Nostalgia 89
Beatriz Baliño y Paula Delfino 
A veces, solo un segundo 91
Alicia Mazzei Spera 
Aquí: recuperando espacios 93
Carmen Del Valle 
Un verde que deja huellas… palabras que se hacen poesía 95
María Teresa Ayala 
Relatoría en tiempos de noveles, pandemia 2020 99
Silvana Satorno 
 
RESONANCIA 107
8
Agradecimientos
Que el viaje sea propicio
Que los cielos te cobijen
Que la búsqueda encuentre
Que extrañes lo querido
Que no te perturben las contrariedades
Que aventura y recaudo se conformen
Que la dificultad temple tus facultades
Que la añoranza tiña tu desarraigo
Que tu regreso me encuentre...
Amén
Fernando Cabrera. 
Oración (2018)
La experiencia desarrollada a partir de la convocatoria “Noveles en primera perso-
na: relatos en tiempos de excepcionalidad” y todos sus componentes, incluyendo la 
presente publicación, fue posible gracias al apoyo y el estímulo de varias personas. De 
todos quienes se han interesado en este proyecto narrativo, queremos destacar el apo-
yo de la Coordinadora del Programa Noveles Educadores, nuestra compañera, Marta 
Irigoyen, quien confió en esta propuesta y en nuestro trabajo. 
Agradecemos también a las compañeras integrantes del equipo articulador del Pro-
grama Noveles Educadores: Andrea Brasesco, Gabriela López, Andrea Muraglia y Ga-
briela Pérez, así como a los colegas tutores y mentores, que motivaron y acompañaron 
a muchos noveles educadores para que pudieran sumarse a esta experiencia. 
Muchas gracias a las educadoras y los educadores noveles que han tomado la pala-
bra y que se han atrevido a habitar los relatos que dan vida a esta publicación.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
9
SIGLAS
ANEP: Administración Nacional de Educación Pública
APHU: Asociación de Profesores de Historia de Uruguay
CeRP: Centro Regional de Profesores: instituto de formación de profesores 
perteneciente al CFE 
CETP: Consejo de Educación Técnico Profesional, perteneciente a la ANEP 
CFE: Consejo de Formación en Educación
CLAEH: Centro Latinoamericano de Economía Humana
CODICEN: Consejo Directivo Central
CREA: Plataforma de Contenidos y Recursos para la Educación y el Aprendizaje, 
pertenece a la ANEP en el marco del Plan Ceibal (2007 a la fecha)
IFD: Instituto de Formación Docente perteneciente al CFE
IPES: Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores: “Juan E. Pivel 
Devoto”, dependiente de CFE
POP: Profesores Orientadores Pedagógicos
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
11
Prólogo
Al finalizar el año 2019, en el equipo del Programa 
noveles educadores proyectamos los encuentros de 
formación para el año 2020, en función a lo que los 
noveles habían manifestado como intereses temá-
ticos y situándolos de acuerdo a las necesidades de 
cada territorio.
Comenzó el 2020 y “acompañándolo”, la pande-
mia del COVID-19, por lo que lo proyectado perdió 
sentido, porque ahora las necesidades y los focos 
de atención eran otros. Fue así que nos invadió, al 
igual que a todos los educadores: la incertidumbre, 
la necesidad de pensar y de pensar-nos en otros for-
matos; eran más las preguntas, que las respuestas, y 
la interrogante que nos inundó fue: ¿cómo hacerlo?, 
cuando todo parecía tan difícil.
Pero cuando hay un verdadero equipo, realmente 
comprometido profesionalmente, lo difícil se 
transforma en puertas que se van abriendo, porquenos 
enfrentamos a las mareas remando juntos, cooperando, 
no compitiendo. Fue así que nos propusimos convertir 
los problemas en oportunidades, y los desafíos fueron 
constantes, pero cada vez más nos fortalecían.
En ese proceso fuimos visualizando cuestiones 
muy interesantes, una que se naturalizó en muchos 
territorios, fue que ante la necesidad de “desplegar” 
diferentes herramientas tecnológicas, muchos 
docentes de experiencia se volvieron noveles ante esta 
necesidad y los noveles sus maestros.
Las estrategias de acompañamiento se 
modificaron, las nuestras como equipo, la de los 
tutores hacia los noveles, y a su vez, la de ellos a 
sus estudiantes, con el propósito primordial de 
fortalecer los vínculos, de ser un sostén pedagógico, 
incluso, muchas veces también emocional. Y fue 
así que comenzaron a transitar historias, relatos, 
reflexiones, que nos llegaban de todos los puntos del 
país. Esto incitó la idea de compartirlas, de reunirlas 
para escucharnos, para sentirnos más acompañados. 
Y nos motivó que sean los mismos noveles los 
que narraron en primera persona lo vivido en sus 
primeros años como educadores, en ese tiempo de 
excepcionalidad, de lo que pronto sería historia.
Fue así que Mariana y Solange, dos colegas 
del equipo que realizan un proceso de formación 
específica en narrativas pedagógicas, pero 
sobre todo enamoradas de las posibilidades que 
brindan, aceptaron el desafío de llevar adelante la 
convocatoria: “Noveles en primera persona: relatos 
en tiempo de excepcionalidad”.
La propuesta no fue una mera convocatoria, dado 
que incluyó un proceso de formación, la devolución a 
las resonancias de los narradores y una tertulia para 
compartir tan valiosos relatos. El proceso de formación 
se inició con un espacio de mediación profesional, 
a cargo de Andrea Alliaud, denominado: “Aprender 
de la experiencia: enseñar y relatar”, seguido por un 
segundo espacio de encuentro orientado por Mariana 
Acosta y Solange De Lema. A su vez, las docentes 
acompañaron el proceso de la escritura en el grupo 
de noveles de la plataforma CREA, mediante el 
cual devolvieron las resonancias y seleccionaron 
fragmentos para ser compartidos en la tertulia. 
12
Tuvimos la oportunidad, dada la situación 
sanitaria en ese momento, de realizar la tertulia con 
algunos noveles de la zona metropolitana en forma 
presencial, mientras que los noveles de todos los 
territorios pudieron participar en forma activa en 
ese mismo momento vía ZOOM. Fue un momento 
realmente emotivo el encontrar-nos, el compartir 
relatos de diferentes experiencias vividas en todo 
el país con las particularidades que implica cada 
territorio, el emocionar-nos y acompañar- nos.
La OEI amplió la oportunidad de intercambio a 
partir de una publicación, dada la repercusión de la 
experiencia entre los noveles participantes y el valor 
que conlleva para ellos desarrollar las escrituras de 
sus propias prácticas. Ofreció la publicación de estos 
textos para que más actores del sistema educativo 
puedan conocer de primera mano cómo vivimos la 
educación en momentos de pandemia, cómo nos re-
inventamos y nos convertimos, con mayor énfasis 
– según palabras de Alliaud – en “artesanos del 
oficio”.
Como coordinadora del Programa noveles 
educadores es un gran orgullo presentar este texto, 
que muestra, por un lado, el involucramiento de 
tutores y mentores, motivando a sus noveles a la 
escritura. Por otro lado, el destacado trabajo de 
dos grandes profesionales: Mariana y Solange, que 
dedicaron largas horas - y mucha pasión- para que 
esto sea posible. Además, condensa el valioso tiempo 
de reflexión que destinaron noveles educadores de 
todo el país para compartir sus experiencias. 
El “sentir” en tiempos de excepcionalidad, contado 
por los propios protagonistas, produciendo conocimiento, 
a la vez, es el eje de la escritura que sigue. 
Espero que lo disfruten y se emocionen con cada 
relato.
Marta Irigoyen
Coordinadora del Programa Noveles Educadores 
de Uruguay (CFE)
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
13
Prácticas de invención
para ser en la profesión
Mariana Acosta y Solange De Lema1
Las situaciones de la vida ponen en cuestión nuestro saber: tenemos que inventar sobre la 
marcha. Tenemos que aceptar la incertidumbre inherente a la acción y desarrollar una capa­
cidad de juego con lo imprevisto. Tenemos, pues, necesidad de recurrir a la inventiva que 
rompe con nuestros conocimientos; de integrar lo imaginario y lo fantástico; de reconocer 
la fuerza de los sentimientos; de arriesgarnos sin es tar resguardados detrás de nuestros 
conocimientos (Cifali, 2008, p.56)
Esta escritura surge en un año muy especial, el 
2020 de la incertidumbre y la excepcionalidad. Es una 
producción colectiva, hecha en los1 retazos de la expe-
riencia, una obra que nace en el marco de lo inevitable 
y lo preocupante, que emerge entre una serie de si-
tuaciones cotidianas que pusieron en jaque nuestro 
ser y hacer profesional. Como nos dice Cifalí (2008) 
debimos afrontar la necesidad con inventiva, imagi-
nación, ilusiones, deseos y acciones, sí, acciones con-
cretas. De eso se trata este libro. Se trata de contar 
cómo afrontamos este año tan especial, cuánto de 
nosotros se jugó en eso y cuánto es el acervo de nues-
tros aprendizajes y desafíos para el futuro. 
Invitamos a leer los relatos que educadores (no-
veles, tutores y mentores) de todo el país eligieron 
compartir; son vivencias, reflexiones y análisis que 
muestran la cotidianeidad, las prácticas más sim-
ples, las más esforzadas y dedicadas. Todas y cada 
una cuentan un lugar, una situación en la cual el de-
sarrollo de la profesión y el trabajo tienen sentido 
central en la formación profesional. 
1. Mariana Acosta, profesora de Historia y Solange De Lema, profesora de 
Lengua y Literatura; doctorandas en Educación del Programa específico de 
formación en investigación narrativa y (auto) biográfica en educación de la 
Universidad de Rosario, Argentina. integrantes del articulador en el Programa 
de Noveles Educadores de Uruguay durante los años 2019-2020. Correos elec-
trónicos: [email protected]; [email protected].
La propuesta del Programa de Noveles Educadores2 
en torno a las narrativas pedagógicas ha significado, 
como dice Contreras (2019), una manera de acompañar 
a los noveles y sus modos o sus formas singulares des-
de las cuales desarrollan y configuran sus saberes do-
centes. De una manera muy particular, los sujetos de 
las prácticas educativas hemos procurado desarrollar 
un pensamiento y un saber narrativo que toma las vi-
vencias y las experiencias como centrales, como punta-
pié, como “arranque”, pero que a la vez se instalen, se 
queden en las prácticas cotidianas como una forma de 
“cultivar un pensar narrativo que, como pensamiento 
relacional, posibilite una profundización pedagógica” 
(Contreras, 2019, p. 58).
Es desde las narrativas, con las narrativas, con los 
relatos de experiencias pedagógicas, que los sujetos 
educadores podemos proyectar nuestras acciones de 
2. El Programa Noveles Educadores de Uruguay se desarrolla en el marco de la 
División Planeamiento Educativo del Consejo de Formación en Educación (CFE). 
Este Consejo y el Programa entienden la formación inicial como un eslabón 
dentro de la formación permanente que acompaña la trayectoria profesional de 
los docentes y educadores sociales noveles. En este sentido se comprende que 
el novel es el profesional de la educación que se encuentra iniciando el ejercicio 
de su profesión en centros educativos dependientes de la ANEP, en sus prime-
ros cinco años. El objetivo general del programa es contribuir a la inserción del 
novel profesional de la educación en procesos de innovación educativa, para 
generar dispositivos de acompañamiento que contribuyan a su integración en 
la comunidad educativa, fomentando la reflexión y análisis en y desde las prác-
ticas cotidianas. En este sentido se considera pertinente mantenerel vínculo 
con la institución de formación de grado. http://novelesuruguay.cfe.edu.uy/
index.php/proyecto-noveles-del-uruguay/sobre-el-proyecto
14
enseñanza, llevarlas adelante, reflexionar sobre ellas 
y analizarlas con las herramientas teóricas que elegi-
mos. El proceso de pensar la enseñanza y reflexionar 
sobre ella, requiere de un sujeto crítico, expectante, 
que se deje conmover por el otro y la experiencia del 
encuentro. Un sujeto crítico requiere además, de una 
postura dialógica (Cantú, 2011) en la cual sea posible 
mirar la escena educativa, a los actores de ella y a sí 
mismo, como parte indiscutida de un proceso colecti-
vo, histórico, cultural. Narrar la experiencia educativa, 
entonces, es esencialmente interpelante de los suje-
tos y sus acciones; narrar implica volver a pasar por las 
escenas conmovedoras y tratar de hacer inteligible los 
problemas o los eventos que como acontecimientos 
se hacen evidentes en la clase, en las instituciones, en 
la vida profesional en general. 
El camino de las narraciones en el Programa de 
Noveles Educadores de Uruguay en el 2020 tuvo va-
rios mojones de relevancia. Esos tiempos de cons-
trucción narrativa fueron haciendo un recorrido casi 
del orden biográfico en el equipo de trabajo. Señala-
mos esto para destacar que nos ha permitido trazar 
un andar, un camino, una huella en la constitución del 
meta relato del hacer pedagógico, constituido por una 
serie de encuentros narrativos de distinto orden que 
pasaremos a detallar.
En un sentido fundamental para la labor profesio-
nal, narrar las experiencias educativas ponen al sujeto 
en el lugar del cuestionamiento (de lo ajeno y de lo 
propio), en el lugar de buscar comprender los proble-
mas o eventos que emergen, en el lugar de encontrar 
respuestas, de hacerse de un camino propio. En un 
sentido vital, narrar implica situar sujetos, determi-
nar un escenario, unas circunstancias, un problema, 
es quizás lo que plantea Ricoeur al respecto de la 
arquitectura narrativa. Narrar, como nos dice Duero, 
“constituyen creaciones vivas que pueden ser conta-
das y recontadas de infinitas formas” (2017, p.134), 
tienen sentido para cada uno, son inteligibles bajo la 
trama de los relatos, nacemos y vivimos en las tramas 
del relato. Entonces narrar, contar la experiencia pe-
dagógica implica poner en juego algo de lo esencial-
mente humano, algo de lo puramente común a todos 
los sujetos en medio de la más absoluta diversidad 
(ideológica, cultural, de historias de vida, etc.).
El camino de las narraciones en el Programa de 
Noveles Educadores de Uruguay este año, tuvo va-
rios mojones de relevancia. Esos tiempos de cons-
trucción narrativa, de pienso sobre las narrativas, 
fueron constituyentes de un camino casi del orden 
biográfico en el equipo de trabajo, en el sentido que 
ha permitido trazar un andar, un camino, una huella 
en la constitución del meta relato del hacer pedagó-
gico, constituido por una serie de encuentros narra-
tivos de distinto orden que pasamos a detallar. 
El proceso total lo hemos denominado: Noveles 
en primera persona; tuvo un primer encuentro, en 
modalidad virtual, con Andrea Alliaud en el espacio 
de mediación profesional3 titulado: Aprender de la 
experiencia: enseñar y relatar. El aporte de Alliaud 
nos permitió abordar la complejidad del cruce con-
ceptual teórico entre: experiencia, enseñanza y na-
rrativas. 
Partiendo de este aporte como herramienta teó-
rica, se constituye un segundo encuentro en el cual 
trabajamos la dimensión del relato en nuestras pro-
pias experiencias singulares. Tomamos aportes cen-
trales relativos a la importancia del relato, el lugar 
de la cotidianeidad y del saber. En este sentido, es 
en el relato donde se expresan y se comparte con 
otros, en primera persona, las experiencias educa-
tivas, se constituyó en el centro de la convocatoria. 
Desde esa instancia en adelante, invitamos a los no-
veles a relatar los diferentes “mojones” que fueron y 
van construyendo su experiencia como noveles edu-
cadores en un año tan particular. Se explicita en la 
convocatoria la posibilidad de recurrir a diversos gé-
neros discursivos: apuntes, observaciones de cam-
po, informes, transcripciones orales, comentarios de 
colegas, entre otros, como fuentes de información, 
pudiendo ser insumos útiles para la construcción 
de los relatos de experiencias. A su vez, se especi-
ficó que en ellos se podía dar paso a la expresión de 
emociones, sensaciones y vivencias, porque son los 
relatos del yo. 
3. Los espacios de mediación profesional (EMP) son organizados por la coordi-
nadora y el equipo articulador del Programa Noveles Educadores desde el año 
2019. Son encuentros pensados para noveles y como respuesta a sus deman-
das; propuesta enmarcada en la formación permanente y continua para el 
desarrollo profesional de los educadores.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
15
 La convocatoria fue abierta y voluntaria. El trabajo 
de escritura fue acompañado de un espacio virtual de 
intercambio sobre los procesos de elaboración de las 
narrativas en el Grupo Noveles Educadores de CREA, 
distrito Ceibal. La intención de las narrativas fue res-
catar la voz de las educadoras y educadores noveles, 
desarrollando la profesión en este año tan particular 
de incertidumbres y oportunidades, entendiendo la 
expresión narrativa como un tiempo-lugar de comu-
nicación de experiencia y de formación profesional. 
Estas instancias fueron muy importantes porque 
animaron y orientaron la producción de los noveles, 
que nos hicieron llegar sus escrituras. Y todo ese traba-
jo constituyó la antesala para el encuentro denomina-
do Tertulia narrativa: conversaciones entre educadores 
a partir de los relatos compartidos. Este encuentro se 
realizó en forma presencial en el IPES4, siendo abierto a 
quienes querían presenciar o participar de manera vir-
tual, vía Zoom. En este encuentro participaron treinta y 
seis de forma presencial, y cuarenta y cuatro vía Zoom. 
Se recibieron producciones individuales y en duplas: 
presentaciones de ppt, imágenes, videos, audios y es-
crituras. El proceso de encuentro y relatoría significó 
volver a pasar por la experiencia, volver a trazar relatos, 
nominar lo sucedido como una experiencia singular y 
con sentidos potentes para los autores, por supuesto, 
y para los lectores también. 
Destacamos la singularidad en las producciones 
en general. Por un lado, tenemos la diversidad de 
los participantes: practicantes (estudiantes-educa-
dores en formación en CFE), educadores reciente-
mente egresados, docentes vinculados al taller. El 
trabajo con narrativas siempre implica un proceso 
que no se agota en ninguna instancia en particular. 
Si bien algunas cuestiones se fueron cerrando, otras 
se abrieron y dieron lugar a otras producciones en-
lazadas, de ahí el lugar relevante de las resonancias 
encadenadas que se hicieron visibles en el encuen-
tro tertuliano, e incluso de manera posterior a este.
Esta publicación abre un eslabón más en la ca-
dena de relatos. Cierra un momento de invención y 
abre a reflexionar, a sentir contigo: lector, lectora…
4. IPES. Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores “Juan E. Pivel De-
voto”, dependiente del CFE (Consejo de Formación en Educación).
Cuando volvamos a encontrarnos tendremos de qué 
charlar, cuando volvamos a pasar por los senderos 
de las aulas y las acciones cotidianas, nada será 
igual, quedan en nuestros pies las huellas del relato 
y la resonancia con alguien más. 
El sujeto lleva un nombre y apelli­
do. El nombre propio dice qué lugar 
se ocupa en el parentesco, y tam­
bién dice que en ese lugar vinculan­
te hay un recién llegado. El nombre 
propio dice acerca de la transmisión 
de una filiación y la presentación de 
una singularidad frágil, prometida 
a devenir. El nombre propio es la 
metáfora de un lugar vinculante y 
disponible, y el anuncio del “quién” 
del “¿quién soy?”, pregunta que 
encuentra respuesta solo en acto y 
que entodo caso nunca la encuen­
tra haciendo el inventario de “eso” 
que soy (Cornu, 2002, p.12)
Esta publicación está conformada por diecinueve 
relatos de noveles educadores, por ocho de tutores5 
y mentores6 (y por muchos nombres propios más); 
todos ellos tan diversos como singulares y situados 
en prácticas concretas. Todos expresan los movi-
mientos personales y profesionales internos, en 
diálogo con la identidad profesional, con el hacer 
educativo cotidiano, con la vida misma. Se ponen en 
juego palabras nuevas en un espectro de palabras 
recorridas y conocidas para denominar las vivencias 
de este año tan particular. En este sentido, Nelson 
nos cuenta lo siguiente en su relato: “lo que más 
le temo a este nuevo tiempo es a un tipo de conta-
gio. Le temo al campo semántico: la dimensión del 
lenguaje” (Nelson, 2020), a esas palabras que en-
traron significativamente en nuestra cotidianeidad 
para reconfigurar los lugares, para vincularse con los 
otros y sentir la vida (y la profesión). El relato de Ali-
5. Los tutores son los educadores que acompañan a los noveles en su inserción 
profesional desde los centros de educación media del CES (Consejo de Educa-
ción Secundaria) y del CETP (Consejo de Educación Técnico Profesional).
6. Los mentores son los educadores que acompañan a los noveles en su inser-
ción profesional desde los centros de formación docente dependientes del 
CFE (Consejo de Formación en Educación).
16
ce nos aproxima a la dimensión semántica también 
y enfatiza la idea de proyección en torno a la palabra 
continuar... seguir... proyectar: para ser. 
Es relevante analizar, además, la importancia de 
la dimensión vincular con los colegas y los compañe-
ros de las instituciones transitadas. En este sentido, 
Jorge, Jimena y Carolina destacan la importancia de 
los vínculos con los colegas y el trabajo colaborati-
vo. Podemos enlazar sus relatos con los aportes de 
Marta Souto en relación al imaginario grupal y las 
formaciones grupales en torno al saber y al no sa-
ber, o la incertidumbre, como se nos impuso este 
año. Souto señala que “lo que organizaría al grupo 
es, entonces, un fantasma individual en torno al 
cual un reagrupamiento se produce por resonancia” 
(Souto, 2009, p. 442). Se trataría de vivir, en grupo, 
las experiencias de socialización y a la vez “...remitir 
a deseos, ansiedades y defensas primitivas con las 
que todo ser humano se ha enfrentado en su vida 
psíquica” (Souto, 2009, p. 442). 
Como señala la autora, lo humano se pone en 
juego en circunstancias como las de este año tan 
particular. Emergen los deseos personales y colec-
tivos; la pregunta, la reflexión y el posicionarse a 
pensar y pensarse. De esto dan cuenta los relatos 
de Leticia, Valentina y Freddy, manifestando la 
necesidad de ir recalculando, para posicionarse en 
estas prácticas que parecen viejas y sin embargo, 
inauguran aspectos nuevos de nosotros mismos. 
A propósito de esto Pastré (2001) nos dice que “al 
interpretar el episodio que han vivido a veces de 
manera desestabilizante, los aprendientes lo re-
configuran para integrarlo a la experiencia; al darle 
o re-darle sentido, lo hacen parte de sí mismos…” 
(Pastré, 2001, p. 3) convirtiéndolo así, en un re-
curso que podrá servir para posteriores acciones. 
La capacidad de detenerse a reflexionar, o sea a 
volver sobre lo hecho, sobre lo vivido potencia al 
sujeto y le permite proyectarse. 
Quizás sea por este motivo fundamental que 
algo de la imaginación y del deseo es necesario 
poner en juego, como relatan Noel y Ana, porque 
son el motor para las realizaciones y las transfor-
maciones. Algo de imaginar un mundo posible, 
unas prácticas posibles, desencadena el deseo, 
la experiencia de la necesidad o la incertidumbre. 
Así resuena el lugar del proyecto (individual o co-
lectivo), las estrategias educativas, los autores de 
referencia como lo explica Eugenia. Damián (2020) 
dice: “comprendí que debía realizar un proyecto 
que resguarde y potencie las trayectorias educati-
vas de una forma continua y completa”. Y de igual 
forma Anderson (2020) apostó a un proyecto “... en 
el cual los estudiantes deberían realizar dispositi-
vos que se vinculen a los fenómenos de refracción 
y reflexión de la luz. Los resultados fueron muy 
buenos, lograron construir hologramas, perisco-
pios, telescopios y proyectores para celular. Estoy 
motivado y pretendo seguir realizando proyectos” 
. Estos aspectos nos permiten comprender el lugar 
que reviste el hacer, y el aprender en el hacer; como 
dice Alicia Fernández, la psicopedagoga argentina, 
enseñar y aprender a la vez. En un sentido similar, 
Brian nos cuenta sus profundas motivaciones y 
movimientos personales para apostar a las tecno-
logías educativas, y la emergencia de aprender este 
año de pandemia, aún reconociéndose seguro en el 
abordaje de ese campo disciplinar. 
Y en el año que pensamos que la conectividad 
nos salvaba de las dificultades, Antony (2020) con 
su relato nos cuenta la vida de uno de sus alumnos 
que cruza el puente Concordia para ir a clase y un día 
lo encuentra cerrado, increíblemente no le es posi-
ble cruzar la línea de frontera que lo lleva al liceo. 
“El niño que cruzaba el puente para ir a su salón se 
siente triste y olvidado. No entiende cómo seguir, no 
tiene a quién acudir. Su computadora le ha fallado.” 
Antony nos acerca una realidad muy distinta a la 
montevideana y con ella su sensibilidad para mos-
trarnos lo difícil que ha sido para algunos docentes 
y estudiantes construir un puente de comunicación, 
incluso cuando parece completamente imposible. 
Conectividad, conectar, puentes, comunicación: 
palabras viejas miradas a la luz de un año excep-
cional, ha significado para todos los educadores, la 
oportunidad de considerar otras también cotidianas: 
aprender, educar, acompañar, formarse… ¿quién soy 
para otro? ¿quién soy para mí? 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
17
Esta publicación muestra también la serie de re-
latos de tutores y mentores que evidencian su ser 
aprendiendo en el oficio de acompañar a alguien que 
comienza en la profesión, desarrollando las herra-
mientas del oficio y de la teoría. Entendemos que 
detenernos a pensar la escena de acompañamiento 
y ofrecer un saber a otro (saber hacer del oficio) solo 
puede ser posible reconociendo qué de nosotros se 
pone en juego en cada interpretación o en cada deci-
sión de acompañamiento.
 Ir con, acompañar, estar presente, implica que, 
“quien acompaña, ocupe una particular posición; 
donde los problemas de la alteridad se presentan 
agudos, exigentes e ineludibles” (Cifali, 1999, p 2). El 
acompañamiento “se sostiene, no se impone, se ope-
ra generosamente” (Cifali, 1999, p.2) se da prioridad a 
las capacidades y proyectos de otro, no se determi-
na desde el exterior. Pues, entonces, ¿acompañar es 
brindar los saberes construidos, aprendidos, logrados 
en diversas experiencias, incluso las de la cotidianei-
dad laboral? ¿Será que todos nuestros saberes son 
potencialmente “material” de entrega generosa? En 
un sentido similar y de forma complementaria, Alicia 
Fernández (2011) nos acerca a la noción de atenciona­
lidad, para referir a la capacidad de escucha atenta y 
de estar con otros, señalando que las construcciones 
de atención son engendradas en la intersubjetividad 
y matizadas por la cultura de cada tiempo histórico.
Acompañamiento, es, a su vez, “estar dentro, 
pero también fuera, involucrarse sin perderse: un 
trabajo psíquico para mantener la distancia justa” 
(Cifali, 1999, p 2). Esta idea es central, nos posiciona 
en la referencia de que para acompañar a otro sujeto, 
es necesaria una distancia que habilite la empatía y 
la diferenciación al mismo tiempo. En el acompaña-
miento, para Cifali (1999) y Paul (2003), se ponen en 
juego ciertas cualidades de ser y de saber, como son 
la fiabilidad, la autenticidad, la sinceridad, el discer-
nimiento, la capacidad de salir de sí mismo o la in-
teligencia del instante que capte elacontecimiento. 
En un sentido muy amplio, el acompañamiento es 
algo a preservar, no es una técnica. 
Algo de lo que nos dice Cornú (2017, 2005) sobre 
la confianza emancipadora y el acompañamiento 
en vigilia se moviliza para los sujetos del acompa-
ñamiento. Muy probablemente, dice Cornu (2017) “a 
la hora de asumir su puesto, el joven (aprendiz) se 
encuentra a cargo de esta misma vigilia: previamen-
te objeto de esta, de ahora en más es su deposita-
rio, originario de ella (su cuidador)”. Lo que empezó 
siendo mi ayuda, mi guía, mi estar presente, mi vi-
gilia hacia el otro de mi acompañamiento, puede ser 
instancia de aprendizaje compartido, y más que un 
saber académico o teórico, lo que se aprende es en la 
escena: la actitud, la escucha, el estar al lado, la vigi-
lia en sí misma como sustancia de algo compartido.
A continuación damos paso a los relatos, al cora-
zón de esta publicación y a las escrituras que se han 
generado de manera entrelazada a estas narrativas, 
luego de ser compartidas en la tertulia y dando lugar 
a resonancias tan inesperadas como significativas. 
Deseamos a los lectores su disfrute, en el encuen-
tro con cada experiencia, con cada voz. Esperamos 
que motive la construcción de nuevas resonancias 
y escrituras sobre los desafíos y los aprendizajes de 
nuestra profesión, en el contexto actual.
Es una invitación a habitar, en primera persona, 
los relatos de nuestro “ser” en la profesión.
18
Referencias bibliográficas:
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Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
19
RELATOS EN 
PRIMERA PERSONA...
NOVELES
20
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
21
Transeúnte 
Nelson González Catardo7
 
Me permito el fluir de la conciencia. Creo que no 
hay imagen más inquietante sobre el ánimo de in-
certidumbre que atrapó al hombre moderno a finales 
del Siglo XIX y principios del XX que el poema “A une 
passante” de Charles Baudelaire. Por ahí entro. Por el 
centro mismo de la fugacidad. Baudelaire llenó de len-
guaje esa cosa incapturable que sucede en el instante 
huidizo del encuentro/desencuentro con alguien que 
pasa dentro del tumulto de la ciudad. Un poema que 
no tiene traducción posible: pasante, transeúnte, pa-
sador, pasadora, alguien que pasa... La ambigüedad 
del lenguaje da cuenta de esa incertidumbre del hom-
bre moderno imbuido en la ciudad en un momento de 
la historia literaria en que el simple paso de alguien 
desconocido que camina por la ciudad se convierte en 
materia poética. Todo lo que ve el yo lírico es apresa-
do por el lenguaje, nostalgia de un vínculo, de alguien, 
de otro, imagen de lo otro fugaz, construcción de la 
velocidad. El otro es una mancha cuneiforme que se 
hace mientras pasa, mientras pasa se borra, se des-
hace con la velocidad de los cuadros de Bacon. ¿Qué 
se puede atrapar en “la rue assordissante”?, ¿eclair?, 
¿nuit? ¿fugitive beauté? 
Así yo7 – docente: transeúnte, pasante, alguien 
que pasa. Alguien que firma asistencia, escribo esto 
en el interior de una sala de profesores vacía, en un 
liceo vacío. Atravieso barrios, calles, avenidas, monu-
mentos, miro el reloj, cuento los minutos, tomo café, 
planifico, la cuchara del café es mi aliada; lavo platos, 
cocino, planifico, ideo, pienso, frito cebolla, planifico, 
amaso, paro el ómnibus, cuento los minutos, pongo 
libros en mi mochila, siempre llevo libros, uno nunca 
sabe... El día de trabajo empieza en la cocina, con el 
café, armando la mochila. Eligiendo el vestuario para 
7. Novel docente de Literatura. Correo electrónico: [email protected]
la función. Camino, camino, camino en la calle ensor-
decedora, puedo ser relámpago y noche, viendo mis 
propios passantes, fugaces rayos que pasan, borro-
nes... vidas. Cuando llego al salón de clase estoy ago-
tado... cuento en mi memoria la cantidad de acciones 
y microacciones que tuve que hacer para llegar hasta 
ahí y cuando quiero acordar me tengo que ir, suena 
el timbre, guardo todo, los libros y los minutos, los 
marcadores y las planificaciones, la computadora y la 
cebolla frita, el café y la cuchara, cómplice, la cebo-
lla frita, el sueño, la planificación que nunca salió, las 
mejores planificaciones están adentro de mi cabeza, 
a la hora del baño, a la hora del café, a la hora de ha-
cer las compras. Cierro todo y me voy, y todo empieza 
otra vez. Sacando cuentas: demoré más en ir y venir 
que en estar. Soy más un transeúnte que un docente, 
soy alguien que pasa en las vidas de los estudiantes. 
Me acuerdo de la serie Kung fu, cuando el actor David 
Carradine calzaba su sombrero desvencijado, su mo-
rral deshilachado y caminaba por el desierto dejan-
do su huella marcada, yendo en busca de la próxima 
prueba, la próxima aventura. Claro... en el fondo, él es 
un héroe, yo no. No tengo hazañas ni historias mag-
níficas. Se me solicita tener algo para narrar. ¿Cómo 
se narra la fugacidad? No tengo citas de autoridad 
que provengan de las ciencias de la educación. Solo 
recuerdo a Rudolph Arheim cuando dice que la edu-
cación artística tiene que hacer “intenso lo singular”. 
Recuerdo a Eugenio Barba promoviendo un teatro 
que produzca en el espectador un Desorden, así con 
mayúscula. Una movilización emotiva, valga casi el 
oxímoron, una conmoción que produzca un sismo en 
el interior del espectador, los que otros llamarán ex-
periencia. No tengo nada para contar. Y esa intención 
de no decir, es mi declaración del derecho a narrar, a 
tener “algo significativo que contar”.
22
En marzo del 2020 cambiaron 
muchas cosas
A lo que más le temo de este nuevo tiempo es a 
un tipo de contagio. Le temo al campo semántico que 
trajo el virus, así como el mar trae mensajes y los deja 
en la orilla: distanciamiento, cuarentena, confina-
miento, distancia social y sostenida, aislamiento, hi-
sopado, pandemia, peste, escuché una vez, desinfec-
tante, congratulación de la ausencia, hisopado, test, 
control de la presencia, soledad, temor al otro, peligro 
del otro, protocolo, abandono de los viejos, barbijo, 
tapaboca, guantes de látex, máscaras transparentes, 
teletrabajo, tapar los gestos, más aislamiento, infec-
tólogos, emergencia sanitaria, educación obligatoria, 
no estar, quedate en tu casa, no dar cuenta, no mo-
vilizarte, no juntarte, no asistir a velorios, morir solo, 
nacer solo, morir sin que te abracen, nacer sin que te 
toquen, sobre todo no abrazos, no besos. En el mundo 
de las transacciones, cambiamos prevención y salud 
física, por muerte espiritual, muerte de los vínculos, 
muerte del otro. Eseque necesitamos para estable-
cer también un acto pedagógico, nada que decir. Me 
preocupa los niños que nacen sin abrazos, me preocu-
pa el abrazo. Pienso en un mundo distópico donde la 
única forma de salvarse y cuidarse sea abrazando a 
otro, un mundo donde la única inmunidad posible se 
logre leyendo libros... Me callo.
Antes o después. Me siento un poco obligado 
a pensar que las cosas cambiaron de la noche a la 
mañana, que ahora tengo que adaptarme y readap-
tarme constantemente a las nuevas contigencias, 
las reglas del juego cambian todo el tiempo. Siento 
que ya no estoy en un momento de la vida donde 
eso me provoque, más bien todo lo contrario. Amo 
el silencio de mis libros, amo pararme frente a mi 
biblioteca y escuchar los aullidos sordos del tiempo 
escrito. Amo no tener nada que contar, no tener la 
obligación, amo cuando cae la tardecita y por la ven-
tana veo los colores del cielo y mi perrito arropado 
en la estufa. No me preocupa tener que adaptarme 
y readaptar permanentemente al cambio. Si soy un 
transeúnte didáctico pedagógico, esquivo calles, au-
tos, gente, borrones, cargo mochilas, libros, cuadros 
de Bacon, planificaciones... 
Ahora la tarea es en mi casa, el mejor lugar del 
mundo, el único lugar donde no soy solamente une 
passante. Prefiero llamarle a este periodo la revivifi-
cación de la paradoja: qué “nueva normalidad”. No 
hay nueva “normalidad”, hay un cierto cambio de 
normas. Los liceos son lugares feos. A los edificios 
me refiero. Mirás desde afuera y no parece un lugar 
donde habitan adolescentes. Parece otra cosa. Veo 
en el informativo imágenes de una inauguración de 
un nuevo centro de tiempo extendido. Todo lo que 
muestran parece de papel. Todo parece que se va a 
romper. Y si entrás a una sala de profesores y decís 
buen día y nadie te contesta, nadie levanta la cabe-
za del celular, ese edificio feo, empieza de alguna 
manera a tener sentido. Me contesto: Buen día tran-
seúnte. Me autosaludo. No lo puedo evitar. Prefiero 
mi casa. Es el nuevo mundo de la paradoja: prefiero 
el lugar que te exilia de la experiencia: “¡Tú a quien 
hubiese amado, Oh tú que lo supiste! “ La calle es el 
lugar de la experiencia. Lo que pudo ser y lo que será. 
El instante del encuentro. El aula. 
Abro la plataforma esperando la experiencia. 
No extraño la clase. Por lo menos no gritan uno so-
bre otro mientras intento leer a Delmira. Extraño la 
clase. Extraño que griten las cosas más inusuales 
mientras se enfrentan por primera vez a Delmira. 
Abro un archivo. El vacío de la página es desola-
dor. En el margen superior izquierdo, con una letra 
pequeña, muy pequeña, una pequeña frase sin ma-
yúsculas, sin puntuación, escrita de corrido y como 
de apuro: “profe no se como hacerlo8” Desolador... 
yo tampoco – pensé. Y eso está bien. ¿Por qué te-
nemos que saber hacerlo? ¿Por qué para contar una 
historia tengo que tener algo para contar? ¿Algo que 
valga la pena para quién? No sé qué hacer. Le escribo 
un texto enorme que nunca va a leer. Yo; un fugitivo 
de la enseñanza, un passante... él pidiendo ayuda en 
un rapto de conexión. Adaptándonos y readaptán-
donos a la soledad del confinamiento. (Un adoles-
cente muere en una balacera. ¡Bang! Ajuste de cuen-
tas) Me sentí un profesor muy creativo después de 
tomar varios cursos de educación a distancia donde 
aprendí diferentes usos de la herramienta para di-
namizar y hacer más atractivo el curso para los estu-
8. Profe, ¿No sé cómo hacerlo?
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
23
diantes. (Un adolescente es baleado a la salida de un 
cumpleaños de quince, iba con un amigo, se pararon 
enfrente y le pegaron un balazo. ¡Bang! ¿Ajuste de 
cuentas? ¡Bang!)9 Estábamos en un chat asincrónico 
hablando con dos estudiantes (los únicos dos que se 
colgaron con mis atractivas y dinamizadoras ideas 
en plataforma) sobre las canciones, las letras, si las 
escuchábamos y por qué. Ahí descubrimos que las 
canciones y los poemas escritos se parecen. Escribo: 
- Las canciones y los poemas pertenecen al género 
lírico…
S. contesta: - Ah, claro…
Miro la pantalla. Me satisface lo que veo. Lo pien-
so de nuevo. Me acuerdo del archivo adjunto desola-
dor. (¡Bang! La investigación arroja que el victimario 
es otro adolescente y que el arma se la proporcio-
nó otro adolescente. Se descubre por los chat del 
celular cuando se lo contaba a una amiga.) Un tra-
yecto se proyecta en mi cabeza. ¿Dónde estamos? 
Soy un transeúnte, une passante... ¿errante? No sé. 
¿Cómo es el camino? ¿Cuánto mide? ¿Mide la dis-
tancia que hay entre un archivo adjunto desolador 
y una respuesta iluminadora en un chat asincróni-
co? (¡ Bang! La investigación arroja que el policía fue 
asesinado por un adolescente para robarle el arma 
de reglamento) ¿¡Bang!? ¿Dónde estamos? ¿En qué 
parte del camino estoy? Entre el típico estudiante 
normalizado que se autoexpresa “iluminado” por 
las palabras del docente y el archivo desolador, ¿qué 
hay? ¿Dónde estamos si no estamos? Entre esos 
dos puntos hay un crisol de posibilidades: dolor, 
soledad, confinamiento, alegría, destreza, astucia, 
golpes, abusos, pobreza, silencio, hambre, desocu-
pación, balas, ¿balas? Ahora me doy cuenta por qué 
mis creativas propuestas virtuales no dan tanto 
resultado. ¿Dónde estamos si no estamos? ¿Cómo 
atajamos las balas? 
“Me gusta fumar al lado del camino, tirando el 
humo mientras todo pasa” - dice una canción. ¿Para 
quién es lo que hago? Para la desolación, para la 
mesa bien tendida... y para las balas. No puede ver 
vínculo pedagógico con el docente transeúnte, con 
9. https://www.teledoce.com/telemundo/policiales/dos-adolescentes-fue-
ron-asesinados-a-balazos-a-la-salida-de-un-cumpleanos-de-15-en-la-teja/
el docente que no le dice buenos días a sus colegas, 
con el docente mesiánico que cree que rompiendo la 
sana asimetría con el estudiante refuerza lo vínculos 
por encima de los contenidos, con el que se queja de 
todo, con el docente yo, yo hice, yo escribí, yo les dije, 
yo hice. Los espacios de coordinación son espacios 
de todos: la dirección pide que se pase por secretaría 
para anotar un horario, un docente toma la palabra 
porque tiene una duda, con su voz desgastada (las 
voces de los docentes lastiman a veces) plantea que 
su duda es que él, su horario, SU problema, SU otro 
trabajo, su, su, su... fin de la coordinación. 
En este mundo donde resignificamos la paradoja, 
las narraciones significativas están en los gestos mí-
nimos, en el sonido de las voces desgastadas, en los 
archivos desoladores, en las balas, en la fugacidad de 
los encuentros, en lo que los pequeños gestos tienen 
para decir, en la dinámica de ser, de estar, revisar las 
prácticas mínimas, revisar nuestro acervo cultural, 
la forma en que decimos buenos días... Allí puede 
haber un nuevo camino para transitar, a mí que me 
interesan los caminos, dado que soy un transeúnte. 
El acto pedagógico dura lo que dura un suspiro, no 
pretendo más... fumar un poco más al costado del 
camino... Menos de mí, más de nosotros, de verdad, 
de verdad en el discurso y en la acción. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
25
Como noveles docentes consideramos de suma 
importancia la reflexión acerca de las prácticas edu-
cativas y la posterior elaboración de relatos que per-
mitan compartir nuestras experiencias con otros do-
centes, ya que contribuye formativamente, no solo 
a quienes lo producen, sino también a los oyentes.10
Como estudiantes de formación inicial conside-
ramos que el momento más anhelado de nuestra 
trayectoria académica es cuando recibimos nuestro 
primer grupo a cargo. Podemos afirmar que la mayo-
ría de nosotros presentamos una combinación agri-
dulce de emociones, donde los miedos, la ansiedad, 
la satisfacción y las expectativas afloran la piel. 
Este año11, las ilusiones que teníamos se trans-
formaron en una mezcla de ansiedad y temor al co-
nocer la declaración de emergencia sanitaria por par-
te de las autoridadesy la consecuente suspensión 
de clases presenciales. 
¿Estaría un docente novel preparado para en-
frentar esta situación?
Es de destacar que a pesar de la pandemia, no nos 
sentíamos preparadas para enfrentar el desafío de te-
ner un grupo a cargo. Consideramos que existe un gran 
vacío desde la formación inicial en preparar a los estu-
diantes para una práctica autónoma, ya que las instan-
cias prácticas en años anteriores son muy escasas, por 
ende, el contacto con los estudiantes también. 
10. Noveles docentes de Rivera. Correos electrónicos: melscanegatti19@gmail.
com [email protected]
11. Año 2020.
Al comenzar las clases presenciales sentíamos que 
no estábamos a la altura de las circunstancias, existían 
muchas inseguridades, la más notable de todas se po-
día visualizar en la forma por la cual nos comunicamos 
con los estudiantes y la postura que adoptamos frente 
a eso. Para empeorar la situación, a los pocos días nos 
encontrábamos trabajando mediante la virtualidad. La 
noticia de la suspensión de clases causó un gran impac-
to emocional, tanto en docentes como en estudiantes. 
Desde nuestro lugar sentíamos que no los conocíamos 
lo suficiente y veíamos lejos la idea de lograrlo a través 
de una pantalla. 
¿Cómo enfrentar esta dificultad te-
niendo en cuenta la poca experiencia 
que poseemos? 
Esto significó un gran desafío para nosotros, de-
bido a la poca motivación que presentaban los estu-
diantes, prefiriendo mantenerse con las cámaras apa-
gadas y manifestándose solamente si el docente lo 
requería. Por ello, tuvimos que buscar otras alternati-
vas que nos permitieran cumplir con nuestro principal 
objetivo: evitar la desvinculación de los estudiantes 
en el curso. Aunque esto nos generó frustraciones, en 
ningún momento los consideramos culpables, ya que 
no conocíamos la situación por la que estaban transi-
tando, tanto familiar, económica y emocional. 
Conjuntamente a la falta de motivación de nues-
tros estudiantes, tuvimos que enfrentar también 
una falta de motivación en nosotras mismas, al ver-
nos privadas de acompañar nuestro último año de 
la carrera de manera presencial, dejando de lado las 
Experiencias que trascienden
la práctica educativa 
Valentina González y Mélani Scanegatti10 
26
instancias prácticas que tanto anhelamos. Es cierto 
que al entrar al aula el primero en estar motivado 
debe ser el docente, solo así podrá lograr lo mismo 
en sus estudiantes. 
¿Cómo planificar con el objetivo de 
que el grupo logre aprender en esta 
situación atípica? 
Los recursos digitales comenzaron a tomar un 
protagonismo mayor en este escenario, pero lo 
cierto es que no todos los docentes teníamos cono-
cimiento sobre cómo manipularlos, ni conocíamos 
la variedad existente dentro de la misma platafor-
ma Ceibal. Nos transformamos en unos “explora-
dores digitales”. Debíamos aprender a utilizarlos 
y a su vez, a seleccionar los más apropiados a las 
propuestas que pensábamos desarrollar dentro del 
espacio virtual. En esta ocasión, el compartir los 
recursos ya conocidos dentro de nuestro grupo de 
didáctica, de forma colectiva, fue de gran ayuda 
para todos. 
Otro desafío para los noveles tuvo lugar al mo-
mento de seleccionar los contenidos a trabajar. De-
bíamos priorizar aquellos más significativos para los 
estudiantes, cuestión que nos costó al comienzo y en 
la cual seguimos trabajando.
¿Qué experiencias pudimos rescatar 
en nuestro primer año de práctica do-
cente?
Dentro de las experiencias que nos tocó vivenciar 
y de las cuales logramos aprender y entendemos que 
pueden servir para la formación de nuestros compa-
ñeros, quienes aún no han pasado por lo mismo, se-
leccionamos dos situaciones particulares que consi-
deramos en su momento como un desafío. 
Además de la situación atípica por la que atrave-
samos este año, se presentó también el gran desafío 
de la atención a la diversidad de estudiantes, especí-
ficamente uno con condición del espectro autista. Si 
bien, ya se habían tratado las dificultades de apren-
dizajes en el transcurso de la carrera, no habíamos 
experimentado desde la práctica una situación simi-
lar y realizado una adecuación curricular. 
La situación no se resume solamente a esto. Se 
presentaron otras situaciones que intervinieron en 
la formación del estudiante, precisamente con su 
madre, quien participaba en los encuentros virtua-
les, situación que en el marco de una clase presen-
cial generalmente no ocurre. Si bien es claro que los 
padres de estudiantes autistas están muy presen-
tes en la formación académica de sus hijos, para 
evitar cualquier frustración en ellos, o contemplar 
que estos se desempeñen correctamente y que el 
autismo no sea un impedimento en este sentido, 
la situación tomó una posición bastante incómoda 
para la docente y negativa para el estudiante. 
Cuando un profesor se prepara para tener un en-
cuentro con sus estudiantes por videoconferencia, 
no se imagina que dentro de esa sala virtual pueda 
encontrarse con la presencia de un padre. Si bien, 
en el marco de las dificultades que transitamos por 
la pandemia, al tener a los estudiantes trabajan-
do desde sus hogares, en reiteradas ocasiones se 
podían escuchar a través de micrófonos encendi-
dos conversaciones de padres, hermanos, ruidos 
de mascotas y otros factores que de cierta forma 
interrumpían el desarrollo normal de la clase. En 
este caso, no se trataba solamente de eso, se po-
día percibir en tiempo real que la mamá impulsa-
da por su exigencia, controlaba la participación del 
adolescente, regulando su actitud frente al curso, 
y también corrigiéndolo en reiteradas ocasiones, 
cuestión que todos los estudiantes, al igual que la 
docente, podían percibir con claridad. 
Esta situación generó cierta angustia y preocu-
pación. En mi corta experiencia sabía que desde mi 
rol debía hacer algo que permitiera llevar a cabo 
una clase en términos “normales” donde ningún 
estudiante se sintiera presionado o incómodo de 
participar. También era consciente de cómo esto 
podía afectar su desempeño y personalidad en un 
futuro. Por ello, las decisiones tomadas debían 
centrarse en ayudar al adolescente a superar estas 
circunstancias, lograr por sí solo la autonomía, pero 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
27
sobre todo el disfrute por aprender y a la mamá a 
reconocer que el estudiante podía participar con in-
dependencia. 
Otra de las situaciones que se presentaron en 
nuestra práctica docente, se puede considerar 
como una consecuencia de la falta de motivación 
por la que atravesaron y aún atraviesan la mayo-
ría de los estudiantes. El día de la primera visita de 
la docente de didáctica, luego de muchas horas de 
ansiedad y de preparación de los recursos para lle-
var a cabo, de la mejor manera posible la secuencia 
didáctica, recibo un mensaje de la adscripta de la 
institución comunicando que esa noche había asis-
tido solamente una estudiante. Si me dijeran esto 
a comienzo del curso, no lo creería, ya que poseía 
casi 40 estudiantes en ese momento y ahora sola-
mente me restaba una. 
En primera instancia, esto fue decepcionante. 
Las expectativas que tenía sobre la clase se des-
moronaron, sentí que las horas de preparación y de 
elaboración de los recursos habían sido en vano. 
De igual modo, la visita se llevaría a cabo, y lue-
go de reflexionar por algunos minutos, llegué a la 
conclusión de que tenía que dar lo mejor posible en 
esa clase, tanto por el esfuerzo que había llevado la 
preparación, como también por la única estudiante 
que había asistido, y que decidió quedarse hasta el 
último momento, sabiendo que iba a ser la única 
alumna presente, y que además asistirían personas 
ajenas al curso. 
La clase fue llevada a cabo, y los resultados fue-
ron totalmente distintos a los esperados. El inte-
rés que demostró la estudiante fue el motor para 
motivarme como docente, y modificó la perspec-
tiva que muchas veces se nos puede presentar: el 
número de estudiantes determina la calidadde la 
clase. De esta manera, se logró derribar esta creen-
cia, y motivó a dar lo mejor en todas las clases, 
independiente de las circunstancias, tratando de 
brindar a los estudiantes una imagen de disfrute 
por lo que se está haciendo y motivación, aumen-
tando las probabilidades de generar lo mismo en 
cada uno de ellos.
¿Qué significado le atribuimos a las 
experiencias compartidas?
Finalizando, consideramos que estas instancias 
nos permiten reflexionar acerca de la realidad por las 
que estamos atravesando y enriquecer nuestra prác-
tica educativa. Por lo tanto, entendemos como ne-
cesario que este tipo de práctica se lleve a cabo con 
mayor frecuencia, sin considerarlas como instancias 
especiales dentro de formación inicial, sino como 
espacios primordiales para la reflexión colectiva, que 
contribuyan directamente en la praxis docente.
Por otro lado, pensamos que no debemos de-
sear o esperar que todo vuelva a la “normalidad” o 
a “como era antes”, sino estar preparados para rein-
ventarnos con nuestro grupo en una realidad “dife-
rente”, pero “nuestra”, y así al finalizar el año poder 
sentirnos orgullosos de que logramos enfrentar es-
tas adversidades, aprender de ellas y compartirlas.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
29
La llegada de la pandemia a nuestro país12 ha 
generado un gran desequilibrio en el sistema edu-
cativo y en nuestras vidas. Esta situación me ha 
provocado mucha incertidumbre y sinceramente, 
siendo recién egresado sentí que no tenía herra-
mientas para afrontar la situación y me preocupa-
ba mucho cómo llevar adelante el desarrollo de los 
programas de forma virtual.
Considero que, toda situación en la vida, tiene 
una razón de ser y siempre debemos encontrar el 
bien que oculta, para rescatar las enseñanzas que 
tiene para nosotros.
Docentes como estudiantes han tenido que 
adaptarse a una nueva forma de aprender y ense-
ñar; los estudiantes debieron aprender a manejar 
una plataforma virtual y a ser más autónomos, 
siendo una oportunidad valiosa para desarrollar 
su metacognición y a construir ellos mismos los 
caminos que los conducirán a los aprendizajes.
Los docentes, en cambio, debimos mantener 
la calma, porque pasamos de un sistema plena-
mente presencial, a uno completamente virtual, 
en menos de 48 horas. Recuerdo la frase de Paulo 
Freire “Quien se atreva a enseñar, nunca debe dejar 
de aprender” , tanto mis colegas como yo debimos 
aprender a llevar un curso a través de plataforma, 
con aciertos y errores, pero siempre pensando en 
lo mejor para nuestros estudiantes. Tuve que leer 
sobre cómo llevar un curso de manera virtual, pre-
12. Novel docente de Física y Ciencias Físicas de Tacuarembó. Correo electrónico: 
[email protected]
guntar a gente con más experiencia y a planificar 
en conjunto.
Tal vez los contenidos curriculares de la asigna-
tura no fueron desarrollados de la mejor manera y 
mucho menos de la forma que me hubiera gustado, 
pero las destrezas y habilidades adquiridas en este 
período, tanto para los docentes como para estu-
diantes, fueron más importantes que los conteni-
dos académicos impartidos.
El contexto de pandemia como 
oportunidad de reflexión 
Freddy Conrado Coitinho Pio12
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
31
Año 2020: la Odisea
en Libertad, San José
Leticia Aldaz13
En marzo con muchas ansias y expectativas se 
inician las13 clases. Pasan dos semanas y se desmo-
rona el mundo, de todos: estudiantes, docentes, la 
sociedad toda. 
Caos. Bombardeo. Incertidumbre. Repensar. Re-
flexión y autorreflexión. Introspección. Reinventarse 
emocional, física y académicamente. Nuevas ansias, 
nuevos desafíos. Heterogeneidad. Diversidad. An-
siedad y estrés. Depresión. Expectativas y frustra-
ciones a montón. Indignación. Motivación extraída a 
pulmón. Reflexión, reflexión y más reflexión. 
Cada vez se vuelve más diverso y complejo ense-
ñar. Nuevos escenarios. Nuevos miedos. Nuevas ex-
periencias: positivas y negativas, otras tantas innu-
merables para mejorar. Enseñanzas y aprendizajes 
varios, múltiples, diversos. 
Poco acceso a Internet. Diferencias en todo nivel 
de la sociedad, entre quién puede y quién no. Re-
pensar y siempre mejorar. Nunca rendirse y siempre 
avanzar. Procesar. Evaluar. Concluir. Y mucha más 
reflexión. 
Nuevas oportunidades. Renovación. Repensar. 
Reflexión, reflexión... más reflexión. 
13. Novel docente de Idioma Español. Correo electrónico: [email protected] 
Presencialidad breve en el centro 
educativo. 
Nuevas expectativas y más incertidumbre. Sin 
embargo, sucede un respiro que alivia la desazón 
que, cada vez, en todo tiempo transcurrido, aumenta 
como una bola de nieve. Reconocer fallos y virtudes. 
Evacuar dudas. Renovar. Recomenzar. Reinventar-
se. Reconstrucción. Hacer catarsis, compartir dudas 
y miedos con otros colegas en el centro educativo. 
Recambio de perspectivas y discursos. Reflexión 
y mucha más reflexión. 
Recompensas varias, múltiples y diversas. Vaivén 
constante entre lo intro y lo extrovertido de cada uno. 
Miedos, angustias e incertidumbre. 
Victimización. Rechazo a la frustración. Enojos. 
Más indignación. Cansancio mental. Mucha nos-
talgia. Justificación y victimización. Recuerdos que 
abruman a todos.
Todo es bastante complejo, incluso aún más que 
antes. 
Agosto. Setiembre. Continúa la lucha durante lo 
que queda del año. Sigue el partido. Pocas luces en 
toda la cancha y la tribuna es muy escasa. 
Todo esto es un volcán a punto de estallar, o en 
caso, si estalló, nos dejó quemados y petrificados. 
Nos volvemos cenizas y resurgimos como el ave fé-
nix que resurge para continuar con su proceso de 
32
evolución. Fénix, Fénix, Fénix…. un llamado a gritos, 
de todos; de complicidad, de empatía, de solidaridad 
de todos, de toda la sociedad. Reflexionar y más, 
más, mucho más reflexionar. Las planificaciones no 
alcanzan, nunca alcanzan los esfuerzos, que se vis-
lumbran en las penumbras. Intentar reinventarse y 
no perderse en el intento. Pocos jugadores presen-
tes. Muchas posibilidades de entrenamiento y de ju-
gar. Mucha desmotivación que se imparte en toda la 
geografía del centro educativo. Es luchar contra un 
gigante. Se materializan simbólicamente los cuen-
tos de Kafka y de Poe. Parece “La historia sin fin”.
En estos momentos, los viajes, las aventuras y las 
fantasías intentan imponerse a un basto océano de 
incertidumbre y melancolía, en el que, al parecer, tie-
ne todas las de ganar la apatía, la injusticia, la desmo-
tivación, la frustración. Todo esto, hace percibir como 
lo que sucedió en La caja de Pandora, en la que sola-
mente nos salva la esperanza de un mejor porvenir, 
en reacción de un organismo microscópico que puede 
destruir al mundo, cambiar las reglas del juego, sin 
nadie saberlas, y el intentar descifrarlas, al igual que 
un código de caja fuerte, genera tensiones, ansiedad, 
estrés y múltiples reacciones en cadena, terminando 
todos como marionetas después de una función, y se 
percibe, se concibe, al final como una utopía. Se vive 
como dentro de un mito, hasta que el mito parece la 
mejor forma de sobrellevar la poca e inevitable exis-
tencia para el conformismo de la sociedad. También, 
como en la Edad Media, la idea de conquistar y de 
colonizar un Nuevo Mundo y de adquirir nuevas cos-
tumbres parece fantasiosa, y el viaje, una Odisea. 
El sentimiento de aventura y de explorar nue-
vos confines se enriquece imperceptiblemente con 
el leve y minucioso porvenir, durante el transcurso 
del tiempo. Todo esto parece ser una ilusión que se 
crea de los saltos abruptos y de las pinceladas de un 
pintor contemporáneo, dejando que lo abstracto y 
psicológico, se fusionen en una espiral sin sentido, 
predominando y dominando la vida. Y a lo lejos el 
impresionismo. Ese ensueño del panorama deso-
lador parece ser un capítulo de Ciencia Ficción: una 
de las tantas novelas de Ray Bradbury, de Isaac Asi-
mov, de Mary Shelley, de George Orwell,de Wells, 
de Huxley, entre otros tantos más. La vigilancia en 
exceso, permanente, constante: el control de todo, 
ubicuidad. El panóptico de Foucault. Lo terrorífico, 
lo catastrófico, lo desafiante y el suspenso son un 
chiste, comparado con los productos de esos auto-
res. Como resultado, el teatro, la poesía y la nove-
la se funden en un solo relato, que no pretende ser 
nada menos que un grano de arena en una inmensa 
playa.
Playa que deja espacio, incluso más para lo que 
denominamos “reflexión”, que imita a un corazón 
desbocado “Reflexión, reflexión, reflexión....” y que 
pide a gritos un respiro eléctrico: “acción”, acción por 
parte de todas las personas, que la negatividad ni 
las malas vibras puedan interferir en los sueños, que 
se apueste a lo bueno y a lo exigido, al querer mejo-
rarse, a la superación, al desarrollo, al proceso, a la 
evolución. 
Entonces la “esperanza” cobrará sentido y se 
compondrá, de este sueño inhóspito en que todos 
estamos viviendo, siendo partícipes gracias al virus 
“Covid-19”, sin poder de elección ni de proyección. 
Cobrará la esperanza más sentido, fuertemente, y 
con ansias a deslumbrar y brillar al mundo. El mundo 
sumergido en tinieblas e incertidumbre y, a la vez, 
sucumbido en ellas. Sin embargo, la resiliencia, la 
astucia, la inteligencia, la voluntad, y la necesidad 
de mejorar y mejorarse parece crecer, desarrollarse 
e integrarse a nuestro vivir y convivir, compartir, dis-
frutar el momento con el fin de avanzar, progresar, 
evolucionar, reinventarse. Buscarle la vuelta, buscar 
la solución, el camino, el sentido a lo que se está ha-
ciendo en este tiempo presente. Conservar lo bueno 
para poder transmitirlo a los demás. Me quedo con 
la idea compartida y expresada por Confucio: “No 
importa la lentitud con la que avances, lo importan-
te es nunca detenerse.” El espíritu de lucha no debe 
decaer en estos momentos. 
Reencuentro, reunión, unión, vínculo, compartir, 
solidaridad, colaboración, comunicación. Avalancha 
que resulta positiva. Valoración y elogio a la lentitud 
de Carl Honoré se vuelven imprescindibles. Extra-
ñar lo bueno, lo meticuloso, lo artesanal, la ternura 
y el cuidado, la calidez humana y el buen trato en 
los vínculos humanos en forma ubicua. La genero-
sidad del sol y la primavera. Las tardes agradables 
y la gente emocionada, deseosa y ansiosa de luz y 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
33
energía, entusiasmo, vacaciones. Más motivación, 
aprendizajes, nuevas enseñanzas, repensar y re-
pensarse críticamente. También buscar salir, abrir, 
abrirse caminos, ser consciente del momento y de la 
realidad. Hacer y hacerse primordialmente y funda-
mentalmente, a pesar del miedo, de lo inevitable, de 
lo rutinario. 
Actualizarse. Redireccionar las metas, los abra-
zos, los besos, el cariño, la delicadeza y la templan-
za. La intuición y la firmeza requeridas como quien 
dirige un barco. Ser capitanes cada día, como lo dice 
la sabiduría tradicional: “ningún mar en calma hizo 
experto a un marinero”. 
Azúcar o edulcorante para todo y en justa medi-
da, porque, si no, es tendiente a problemas. Mate-
máticamente hablando, continúan los problemas, 
varios, diversos, múltiples, con soluciones comple-
jas, con soluciones aparentes, pero irreales, o solu-
ciones complejas y tendientes al infinito: las asínto-
tas, en cualquier dirección y dimensión.
Recrearse. Reinventarse. Renovarse. Mostrar 
nuevos caminos. Considerar lo viejo y lo nuevo. 
Fusión de melodías y de establecer la armonía que 
resulten extrañamente relajantes, como si se estu-
viera en una noche de las tantas de Las mil y una 
noches: mágicas, soñadas, misteriosas, encanta-
das y con encanto, aventureras y emocionantes… 
Vencer obstáculos y obtener experiencia y satis-
facción con todo, con poco, con lo inusitado que 
se realice en estos momentos. Formidable valor 
y tener valor. Valentía. Coraje. Ganas. Construir, 
construirse. Reconstruir, reconstruirse. El cuidar, 
el cuidado y el cuidarse. Avalancha de positivis-
mo y de progreso. Al igual que como son, ágil de 
pensamiento, de pies y hábil de recursos, Odiseo, 
el de las mil tretas desde el mar Egeo y en todo el 
Mediterráneo, y Aladdín en Arabia. El “ingenio” es 
la estrella del firmamento, guía y dirección en este 
barco. Y la “aventura” es el motor de esta travesía 
a otros puertos, otras realidades, otros universos. 
Al filo de la navaja se encuentra la tecnología que 
plantea ser: ¿trampolín de aprendizajes o su anclaje? 
¿Contradicciones o complementos? Por un lado, la 
deshumanización y desvalorización por la tecnología 
y el Internet. Se revive el pensamiento o las emocio-
nes de Kafka en La metamorfosis. Por otro lado, el 
buen uso y mantenimiento de la tecnología y las pla-
taformas virtuales, como Zoom y otras tantas, traen 
consigo el progreso y nuevas perspectivas de aprender 
y aprehender en un centro educativo. Asimismo, se 
pretende revalorizar los vínculos afectivos: ¿El amor, 
la felicidad y el odio, la tristeza y la alegría qué son? 
¿Son importantes? Además, se impone, se implora y 
se enuncia en y por el valor a las relaciones humanas, 
el afecto, el cariño, la delicadeza, el amor y familia. La 
“felicidad”, el “ser felices”. Desde lo académico: ¿La 
pedagogía, la epistemología, la sociología y la psi-
cología en estos tiempos? ¿Son significativos? ¿Son 
redundantes? ¿Son neutros? Desde la incertidumbre: 
el desasosiego. La soledad. La desesperanza. La para-
noia, la sugestión, el temor a la muerte, la conciencia 
de nuestra finitud, porque somos finitos. La fragili-
dad y la vulnerabilidad son un suspiro en un tiempo 
pasado, incluso, según Gardel, “sentir que es un soplo 
la vida”, y para que la esperanza construya, “por una 
cabeza”, “el día que me quieras”, integrando el “vol-
ver”. 
No solo se atiende a la deconstrucción del discur-
so, sino también a la del lenguaje. Lenguaje, herra-
mienta imprescindible para la expresión y comuni-
cación interpersonal y modeladora del pensamiento, 
tanto individual como colectivo, que jamás pasará 
de moda frente a los avatares y recovecos del tiem-
po. Nos estamos dando cuenta que tanto la oralidad 
y la lectura son tan importantes como lo es la escri-
tura. En el inicio, el fuego y en el presente la reunión, 
lo social, la comunicación presencial se revalorizan 
y se llenan de sentido, de chispas, más que nunca.
Más resiliencia, reflexión, templanza, confianza, 
revalorizar los vínculos, reencuentro con lo sencillo, 
disfrutar de lo simple, de la lentitud, el “carpe diem” 
latino: vivir el momento. Y la gratitud, la solidari-
dad, la naturaleza. Priorizar el disfrute, el proceso, el 
“paso a paso”, el sacrificio. Para que el sistema ca-
pitalista no nos robe el goce de elegir qué hacer con 
nuestro preciado y valioso tiempo, ni qué hacer con 
nuestros sueños e ilusiones, ni tampoco nos diga 
cómo gastarlo. El Conde de Montecristo es el esque-
34
leto de lo que se hace, se actúa y se piensa. La ficción 
supera a la realidad, o la realidad es tan solo un mito 
en la ficción. “Crearse una ficción para escapar de la 
realidad”, como dicen los colegas. Tantas frases y di-
chos que son inmortales ahora, y que no alcanzan a 
enumerarlos. Porque, “al fin y al cabo, somos lo que 
hacemos para cambiar lo que somos” del uruguayo 
Galeano, que aún revive. 
Por eso, nuevamente y enfáticamente el disfru-
tar del sol, de las plantas, plantar, de la música, de 
la naturaleza pasan a un primer plano. La preocupa-
ción y la vejez hacen que sean los últimos de la lista, 
el ayer, lo anterior superado. El otro nos “necesita”. 
Tanto la falta de interacción social como la nece-
sidad de compartir, y el vernos frente a frente, son 
acuciantes e imperantes, que no se sabe su alcance 
ni sus efectos colaterales en el futuro próximo y leja-
no. Todo esto vuelve como las olas en el mar. 
Termino con las frases: de Jacinto Benavente: “La 
vida es como un viaje por la mar: hay días de calma y 
días de borrasca; lo importantees ser un buen capitán 
de nuestro barco” y de Mario Benedetti: “No te rindas”. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
35
Este año todos hemos vivido una situación14 su-
mamente particular, inusual e inédita que nos obli-
gó a cambiar nuestra manera de enseñar. Tengo 
pocos años como docente, poca experiencia y sien-
to que este año he aprendido un montón en dife-
rentes ámbitos. De repente las formas de enseñar 
cambiaron, de la noche a la mañana tuvimos que 
repensar la educación, nuestras maneras de ense-
ñar, adaptarnos a nuevas herramientas, comenzar 
a utilizar diferentes tecnologías y amigarnos con el 
mundo virtual. 
Recuerdo que las dos primeras semanas, luego del 
13 de marzo, fueron muy estresantes. Tuvimos que 
cambiar nuestras maneras de enseñar, replanificar, 
aprender a emplear la plataforma, que en lo personal 
nunca la había utilizado; contactar con todos los estu-
diantes y allí enfrentarnos a diferentes situaciones que 
debíamos resolver para no perder el vínculo con ellos. 
Entre todo ese nerviosismo me vi obligada a sentarme 
unos minutos y pensar, cómo llegar a los estudiantes 
en sus distintas situaciones y motivarlos, cómo trans-
mitir los diferentes contenidos a través de una panta-
lla, cómo organizarme, cómo armar los materiales de 
manera digital, cómo plantear las tareas, cómo cam-
biar y adecuar las prácticas pedagógicas para tratar de 
lograr una buena enseñanza y un buen aprendizaje. 
Me apoyé mucho en mis colegas, la comunicación 
es continua desde el principio, tratamos de organi-
zarnos con los contenidos, con las tareas y hacemos 
trabajos integrados. Este año logré confirmar la vital 
importancia que tiene el trabajo en equipo y colabora-
tivo del cuerpo docente, me parece fundamental para 
14. Novel maestra técnica de Diseño e Indumentaria. Correo electrónico: caroli-
[email protected]
generar un buen proceso de aprendizaje. También 
para enfrentar y tratar de resolver las diferentes si-
tuaciones que se presentan a nivel de grupo o a nivel 
individual, que los alumnos se sientan contenidos y 
que trabajen de forma organizada. 
He notado una gran diferencia entre aquellos gru-
pos donde el cuerpo docente trabaja integrado y co-
laborativamente, ante aquellos en los que no hemos 
logrado trabajar de esa manera. Los procesos de apren-
dizaje son mejores, los estudiantes están más motiva-
dos e interesados y los resultados son muy buenos. 
Por otro lado, en estos meses vi que como docen-
tes tuvimos que desarrollar mucho más la empatía, 
la tolerancia, el ponernos en la piel del otro, creo que 
realmente conocimos las diferentes situaciones de 
vida que tienen nuestros estudiantes. Tal vez en 
otros años corrientes, algunas de estas situaciones 
eran invisibles a los ojos, aparte muchos alumnos 
tuvieron que enfrentar diferentes realidades per-
sonales, a efectos de la pandemia. Como docente 
tuve que ser mucho más flexible en un montón de 
cosas, ante la prioridad de no perder al alumno, de 
que continúe, que se sienta motivado, para adaptar-
me a distintas realidades y así dar espacio a nuevas 
formas de enseñar y de llegar al estudiante. Tam-
bién nosotros como docentes nos hemos tenido que 
mostrar desde la intimidad, mostrar nuestra casa, 
nuestros hijos, y hasta por ahí, vernos obligados a 
abrirnos en temas muy personales. Este año utilicé 
diferentes herramientas para poder llegar a los estu-
diantes, brindé mi número de teléfono para trabajar 
por WhatsApp, me he contactado por correo electró-
nico, plataforma CREA y Zoom, según las distintas 
situaciones. 
Un día tuvimos
que reinventarnos 
Carolina Lessa14
36
Soy Maestra Técnica en Diseño e Indumentaria, 
trabajo en el CETP y las asignaturas que dicto son 
más bien prácticas o tienen mucha experimenta-
ción. Esto de dar clases de manera virtual ha sido 
todo un desafío para repensar la enseñanza de de-
terminadas cosas que necesitan mucho de: la de-
mostración, el tacto, la vista, el olfato. Ahora esa 
enseñanza pasa a tener una pantalla de por medio. 
Me encontré con varias limitaciones, por ejemplo, 
cómo realizar las demostraciones de los trabajos 
prácticos, virtualmente, en este caso tuve que ar-
mar mucho material digital con texto e imágenes 
que permitan comprender la técnica, el paso a 
paso, y que el alumno la pueda realizar desde su 
casa. También armé varios videos de manera case-
ra, mostrando el paso a paso de los trabajos a reali-
zar. Por medio de videoconferencias traté de hacer 
mucho énfasis en lo teórico para acompañar esos 
videos y esos materiales digitales, que tal vez en 
la presencialidad nos enfocamos mucho a lo prác-
tico cuando tenemos talleres y en este tiempo me 
di cuenta de la importancia de lo teórico, lo práctico 
deviene de lo teórico y viceversa. 
Por otro lado, tuve que adaptarme a los recursos 
que tenían o que podían acceder los estudiantes, 
muchos de ellos por diferentes situaciones no po-
dían acceder a los materiales para realizar los traba-
jos prácticos. Esto me llevó a desarrollar diferentes 
estrategias de cómo realizar esa tarea con diversos 
recursos y a veces con escasos recursos, en la nor-
malidad suelo llevar materiales para compartir con 
los estudiantes o compramos entre todos para que 
sea más accesible e incluso, algunos de ellos se los 
brinda la institución. En este tiempo de virtualidad 
no tuvimos esas posibilidades y las situaciones eco-
nómicas, así como personales, cambiaron para mu-
chos, lo cual dificultó aún más el acceso a los ma-
teriales, así como a recursos digitales. Los docentes 
tuvimos que adaptarnos, generando diferentes es-
trategias y acciones que permitan un buen proceso 
de aprendizaje. 
Creo que este año nos ha enseñado mucho como 
docentes, seamos noveles o no, son necesarias: la 
actualización constante como educadores, las nue-
vas prácticas pedagógicas y el repensar la educación.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
37
Para comenzar este relato sobre mi15 “odisea en 
plena pandemia 2020”, se me ocurrió elegir esta fra-
se de Trías por muchas razones, pero por sobre todo, 
por lo identificada que me sentí al escucharla. A 
medida que iré contando qué vivencias experimenté 
este año, ustedes entenderán porque la elegí.
Soy una docente joven, con pocos años de expe-
riencia en lo laboral, más allá de eso, mi estilo de 
trabajo ya tenía una “columna vertebral” estableci-
da: una planificación teórica sobre qué, cómo, para 
qué, trabajar con los adolescentes, no solo desde las 
Ciencias Geográficas (mi asignatura), sino en diver-
sos aspectos que surgen a partir de los lineamientos 
que hacemos en las instituciones educativas al co-
menzar el año lectivo.
Pero como cada docente desde sus inicios como 
tal, tuve que afrontar la primera parte del año, que 
tan importante es para cada uno: la elección de ho-
ras. Y este no es un detalle menor en mi posición y 
la realidad que acontece por estos puntos cardinales. 
Es aquí el primer traspié de la realidad que vivimos 
muchos docentes al comienzo del trayecto laboral. No 
poder elegir horas, sin lugar a dudas, ya es un trope-
zón importante y poco motivador para algunos. Así 
comenzó mi año, sin horas de trabajo.
Motivada por el amor a mi profesión, Marzo llegó 
con esperanzas, con pensamientos positivos, con de-
seos de una solución para la posición en la que me 
15. Novel profesora de Ciencias Geográficas de Tacuarembó. Correo electrónico: 
[email protected]
encontraba. El 13 de marzo todo cambió. Algo jamás 
visto por nuestras generaciones: las suspensiones, 
prohibiciones, las transformaciones por una emer-
gencia sanitaria a escala global era algo inimaginable, 
hoy, 6 meses después, es parte de una nueva reali-
dad.
Mientras tanto, sin trabajo y en cuarentena, ro-
deada de un constante bombardeo de información 
confiable o no, uno como ser humano se replantea un 
montón de cuestiones, antes poco valoradas, como 
dijo Alejandro De Barbieri “El covid-19 fue un gran 
terapeuta, nosenseñó que no somos inmortales”. 
Y cuanta razón tiene, los seres humanos no somos 
inmortales. Pero algo sí somos: somos necesarios. 
¡Gracias, entre otras cosas, a nuestras profesiones, 
nuestros desarrollos laborales y nuestras actividades! 
Si será fundamental, en la vida diaria, el docente, es 
decir: el maestro, el profesor, el educador, ya que, ja-
más dejaron de trabajar, a pesar de lo que acontecía a 
nivel nacional y mundial.
Finalmente, allá por junio, durante 15 días (so-
lamente) volví a mi labor educativa, volví a trabajar 
lejos de casa, a tomar unos ómnibus y recorrer cien-
tos de km por día para poder trabajar. No lo dudé ni 
por un instante, me aventuré como años anteriores 
y lo elegí. Y así me fui, cargué en mi mochila toda 
la “teoría y la práctica” que traía conmigo desde el 
inicio de mi carrera. Pero me encontré con un muro, 
nunca había escuchado sobre él. Lo llamaban: ”nue-
va normalidad”. No poder trabajar en el horario del 
aula por razones de reducción de horas en los tur-
nos, trabajar por CREA (ese caballo de batalla que 
Un nuevo camino por recorrer
María Noel da Silva Caballero15
“Las crisis, aunque atemorizan, 
nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra”.
 Eugenio Trías (filósofo español, 1942­2013)
38
tan bien sé que muchos docentes lo usaron), trabajar 
por WhatsApp, correos electrónicos, entre otros re-
cursos didácticos o no, pero que surgieron como he-
rramientas pedagógicas ante las situaciones vividas. 
Surgieron nuevas ideas, la imaginación lo es todo 
aquí, la creatividad, la buena disposición, el siempre 
querer dar lo mejor para sobrellevar los aconteci-
mientos del momento.
Pero faltaba algo: el contacto humano, tan nece-
sario. Las sonrisas, los abrazos, las rondas de juegos, 
de compartir. El mirarnos a los ojos y hablar cara a 
cara. Surgen las limitaciones. El poco compromiso a 
las propuestas planteadas, el desinterés, la poca mo-
tivación. También la falta de preparación para hacer 
frente como docentes ante esta nueva normalidad. 
Pero después de eso, ya no quedó más tiempo, fina-
lizó la suplencia, pero deseé de corazón y de alma, 
que el acompañamiento de esos días les permitiera 
no sentirse solos, de ser una guía más, ante estos 
tiempos de incertidumbre. No solo enseñé, ellos me 
enseñaron a mí. 
Debí aprender que lo establecido por mí misma 
para trabajar los años anteriores ya no servían, de-
bían quedar en el pasado y construir un nuevo pre-
sente. Claro que da miedo, pero de eso se trata nues-
tra profesión, de siempre crecer y nunca rendirse. 
“En los momentos de crisis, solo 
la imaginación es más importan-
te que el conocimiento.” 
Albert Einstein (físico alemán, 
1879-1955)
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
39
Comienzo mi experiencia con una frase16 de un 
gran escritor brasileño, carioca en cada fibra, gran 
narrador de la vida diaria de la gente común y no tan 
común de Río de Janeiro y sus alrededores. ‘Muda’ 
en portugués significa ‘cambia’. Y así fue mi vida 
desde que me recibí hace tres años. 
A veces no me siento parte de los noveles por-
que pude elegir grupos en el año 2018, pero renun-
cié a ellos, a los meses, porque tomé una oportuni-
dad jamás pensada: irme a vivir al exterior. 
Sin saber portugués, me encaminé para Río de 
Janeiro. Todo fue nuevo. Todo fue un cambio. El ape-
llido de mi madre fue mi primer apellido. Las vocales 
fueron distintas, el ritmo del día, el calor todo el año. 
Todo fue lindo y su opuesto también. 
Agradecí y agradezco día a día la formación que 
me ha dado el IPA en lo que a materias de educación 
se refiere y sobre todo a las específicas. No pude tra-
bajar en lo que respecta a la educación pública, pero 
sí en la privada y me llevé varias sorpresas. También 
desafíos y varias tristezas. Estas tristezas me hicie-
ron agradecer la formación que tenemos y la valora-
ción de determinadas cosas que allá no se tienen o 
son diferentes. 
Luego, el Coronavirus “mudó” minha vida. Al 
principio sentí: “me dejó atrapada en Uruguay”, 
“¿ahora qué puedo hacer?”, entre otras interrogan-
16. Novel docente de Inglés de Montevideo. Correo elec-
trónico: [email protected]
tes. Tuve un miedo terrible. Sin trabajo, sin sueños, 
teniendo que empezar de cero. 
Y me largué. Aposté al público y realmente fue 
como en efecto dominó. En junio, llegada la elección 
de horas, encontré grupos en el liceo que, por suer-
te, me quedaban cerca de mi nuevo hogar. Ficha tras 
ficha, poco a poco me voy construyendo (a veces un 
poco frustrada y otras no tanto) con las plataformas 
y las nuevas cosas en la educación pública uruguaya. 
Cuando hay algo nuevo que tenemos que cumplir, 
intento que se pueda alinear con las piezas de este 
dominó que tuve que armar para levantarme otra 
vez. Entonces no mudé de tierra, pero si mudé el 
plan. 
Estoy contenta con los alumnos y creo que res-
ponden lo mejor que pueden o lo mejor que entien-
den. Cuando yo me frustro, me imagino a ellos, a ve-
ces solos frente al computador, a veces ni enfrente a 
un computador, sin guía. 
Fonseca tiene razón, pero me gustaría agregar 
que si bien “mudó” la comunicación y “mudó” la en-
señanza, el deseo es inalterable. Y mi deseo ha sido 
siempre el mismo, hacer lo mejor que pueda para 
los estudiantes. Quizás no recuerden los nutrientes 
de todas las comidas o los géneros del cine, pero sí 
quiero que se lleven cosas que no cambian, que não 
mudam: ser respetuosos con los demás, hacerse 
responsables de sus actos y sobre todo, pedir guía y 
ayuda cuando más lo necesiten.
Pois o belo cambia o saber muda
Ana Llanes16
“Pois o belo muda, o saber muda, a inteligência muda, a medida muda. 
Mas o desejo é inalterável.” 
Rubem Fonseca
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
41
El inicio de cursos del 2020 no hacía prever17 que 
tan pronto, de un modo tan intenso, fuésemos im-
plicados en una pandemia de dimensión global. Al-
cancé a tener dos clases presenciales con el grupo de 
práctica de Didáctica IV, un sexto año de medicina, 
en el Liceo 1 de San José, con el Plan semestral; don-
de, además de la presentación personal propia y de 
los estudiantes, felizmente alcanzaron a completar 
un formulario de drive con sus números de teléfo-
no y otros datos personales y académicos. Gracias a 
ello, pude reanudar enseguida de la declaración de 
la emergencia sanitaria, el contacto con los estu-
diantes a través de un grupo de WhatsApp, paradó-
jicamente, el medio informal de comunicación cobró 
una importancia fundamental, sobre todo en el ini-
cio del inusual momento, para clarificar los modos 
en que seguiríamos el progreso del curso.
El contacto nos llevó a CREA, a encuentros por 
Zoom y a descubrir juntos tantas posibilidades de 
la tecnología para los difíciles días del confinamien-
to. Particularmente, desde la filosofía, buscamos 
despertar la reflexión propia sobre diversos aconte-
cimientos; y allí fuimos encontrando un terreno es-
pecialmente fértil para nuestro cometido. Todos nos 
encontramos ante algo tan extraño como nuevo y 
nuestras reacciones tenían mucha incertidumbre y 
alguna pizca de esperanza, en contados momentos.
Esos pasos aquí compartidos, fueron la forma 
concreta de animar a continuar el proceso de apren-
17. Novel docente de Filosofía, estudiante del IFD (Instituto de Formación do-
cente) de San José. Mentora que lo acompaña: Mag. Silvia Cedrés Lacava. 
Correo electrónico: [email protected]
dizajes en medio de tanta incertidumbre, en defini-
tiva, se trataba de que el derecho a la educación de 
los estudiantes pudiese seguirse concretando a pe-
sar de los pesares. En medio de los novedosos inicios 
de un curso virtual, me tocó varias veces transmitir 
claramente el mensaje de que los pasos dados no 
serían en vano y se validaría el esfuerzo de conec-
tarse, contestar foros, enviar trabajos, hacer llegar 
dudas y todo lo intercambiado en el nuevo proceso. 
Los trabajos del curso se fueron planteando con una 
flexibilidadaterrizada, sabiendo que muchos estu-
diantes tenían ahora más tiempo a sus hijos en casa 
o que la capacidad reflexiva estaba distorsionada 
por preocupaciones como la continuidad laboral o el 
tiempo del seguro de paro. No fueron días sencillos 
para nadie. 
Otra característica. Ha sido tiempo de sentir el 
respaldo de la comunidad educativa; con la dirección 
y las salas generales de docente fuimos definiendo 
juntos los acuerdos, fechas y formas de concretar la 
validación del proceso educativo; escuchar las razo-
nes de los docentes, sus experiencias y el pienso que 
juntos pusimos en medio del camino que íbamos es-
trenando. Los acuerdos definidos y sostenidos como 
comunidad educativa se constituyeron en un gran 
apoyo y una certeza en medio de las incertidumbres. 
Todo esto, mientras juntos aprendíamos a reunir-
nos por Zoom. Los micrófonos quedaban abiertos 
y al cabo de cuarenta minutos, en que finalizaba el 
tiempo de reunión, no sabíamos qué hacer, ahora 
manejamos con bastante más experticia estos re-
cursos. Otra referencia ineludible ha sido la profeso-
ra de didáctica y el grupo de compañeros, también 
Aporte a la narrativa de noveles
Jorge Armas17
42
allí los logros y las dificultades se han puesto sobre 
la mesa, una y otra vez, para pensar juntos sobre 
cómo aportar las mejores respuestas a los desafíos. 
Quisiera destacar la primera pregunta de mi profe de 
didáctica, este año, en el primer contacto telefónico 
personal que tuvimos: - Vos, ¿cómo estás?… 
Encontré en un amplio número de los estudian-
tes del curso un muy buen nivel reflexivo, de estudio 
y dedicación; notaba, en cada trabajo que llegaba, el 
progreso de la reflexión personal relacionado a los di-
ferentes temas del curso. Nunca dejaron de inquietar-
me aquellos estudiantes que no se conectaron, desde 
el equipo de adscriptos se los contactó uno a uno y 
cada uno de ellos dio las explicaciones que entendie-
ron pertinentes, agradeciendo el contacto; con otros 
no se pudo dar la comunicación. 
Al acercarse la conclusión del semestre, alcanza-
mos a encontrarnos presencialmente durante dos 
semanas. En el primer encuentro realicé una dinámi-
ca grupal para que nos ayudara a expresar lo que se 
quisiese sobre el tiempo que veníamos de transitar. 
En el inicio de la propuesta, nos acompañaron dos 
expresiones relativas al tiempo, que nos detuvimos 
a comentar serenamente con profundas reflexiones 
de los estudiantes: “No perdamos nada de nuestro 
tiempo, quizá los hubo más bellos, pero este es el 
nuestro” Jean Paul Sartre y otra expresión pronun-
ciada en la cercanía de su muerte por Isabel I: “Todas 
mis posesiones por un momento más de tiempo”. 
A cada uno le tocó una tarjeta con diferentes 
expresiones, quien deseaba respondía, quien no lo 
deseaba podía anunciar que prefería no hablar... 
Las tarjetas numeradas tenían expresiones como: 
“¿Creaste algo nuevo en este tiempo?”, “¿Leíste 
algo diferente?”, “Expresa con algún tramo de una 
canción o película cómo te has sentido, en general, 
en este tiempo”, “¿Te involucraste en algo nuevo?”, 
“¿Qué vínculos humanos te han costado en este 
tiempo?”, “¿Qué te ha resultado más difícil de este 
tiempo?”, “¿Qué vínculos humanos te han sosteni-
do en este tiempo?”, “Elige un episodio que hayas 
vivido durante este tiempo y que desees compartir”, 
“¿Qué frase podría expresar cómo te has sentido?”…
Fueron meros disparadores para fomentar el 
compartir libre… la profesora de didáctica nos reco-
mendó una clase disruptiva, al inicio del reencuentro 
y ¡qué necesaria era! Después de lo vivido no podía-
mos entrar, sin más, a clarificar conceptos que no 
habían quedado claros durante el período de la vir-
tualidad. Ante todo, era necesario un humano espa-
cio, que permitiese traer al aula lo que las personas 
quisiesen y así fue; de hecho, después de la ronda 
inicial, me solicitaron dos rondas más de expresión, 
con la obvia salvedad de que no se repitieran las tar-
jetas; los temas más lindos y difíciles salieron allí, 
con una confianza típica de personas que han pa-
sado por circunstancias desafiantes y necesitaban 
su espacio de expresión. Me alegra que el sistema 
educativo sea capaz de generar instancias así, hu-
maniza los vínculos, el aula y sin duda, predisponen 
positivamente a la recepción de aprendizajes, por-
que lógicamente, allí fuimos después de esta intro-
ducción.
El valioso tramo final con la presencialidad vo-
luntaria, que fue muy bien aprovechada por los es-
tudiantes, significó un espacio para entrenar el diá-
logo que tanto se extrañaba, para así complejizar las 
perspectivas desde el rigor académico y dispuesto 
siempre a la apertura y sensibilidad propias de la fi-
losofía. Aprendí mucho en esta ocasión, se me gra-
bó fuertemente el valor del encuentro que supone 
el trabajo de aula, el apoyo de la comunidad educa-
tiva y la importancia del diálogo que construye los 
consensos, la explicitación de las dificultades y las 
fortalezas expresadas, lo más claramente posible, 
para mejorar la búsqueda de respuestas. También la 
necesidad de poder decir cuando queremos decir, ya 
que como magistralmente expresa Galeano: “el len-
guaje verdadero, es el que nace de la necesidad de 
decir”. Humildemente dejo estas líneas para com-
partir la experiencia de este 2020.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
43
Era febrero, la ansiedad me sobraba y tenía18 mi 
plan armado y decidido, elegía mi grupo de práctica 
del último año, ya no entraba como invitado a una 
clase, sino que esta sería “mi” clase. Siempre pensé 
que al llegar este momento debía concentrar toda 
mi energía en ello, que sería el “año clave”, que sería 
como sacarle las rueditas a la bicicleta y empezar a 
andar. Ajuste de horario por aquí, reprogramación por 
allá, hasta que marzo llegó con la promesa de regalar-
me aprendizaje, práctica, elaboración de estrategias 
y…seguridad. Volvía al liceo del año anterior, un lugar 
donde me sentía muy cómodo y acompañado, todas 
las condiciones estaban dadas, todo era ideal.
Abrazaba, entonces, la seguridad, aquella que 
buscamos en las planificaciones, en la mirada de los 
compañeros de trabajo, en una conversación de la sala 
de profesores, en las coordinaciones, en el profesor de 
didáctica, en la presencia de los alumnos en el salón; la 
seguridad siempre está cerca y nos tranquiliza. Porque 
lo “normal” es seguro ¿no?, las evidencias lo demues-
tran ¿no?, en fin, siempre se ha hecho así.
Para marzo, por lo pronto, el destino era Libertad y 
el encuentro con veintitrés chiquilines, que recién ha-
bían salido de la escuela. Presentación de por medio, 
la primera secuencia didáctica se centraba en los “dia-
rios de viaje”. Manos a la obra, el primer día de clase 
me proponía embarcar a la mayor cantidad de alum-
nos en un viaje junto a Antonio Pigafetta en la nave 
de Magallanes, ¿desde qué punto de vista escribe este 
señor?, ¿quién era? y ¿qué le interesa mostrar de su 
viaje?, ¿por qué? Disparaba preguntas para “conver-
sar” sobre el texto, para descubrir quiénes eran estos 
niños adolescentes, cómo pensaban, cómo venían.
18. Novel docente de Idioma Español. Correo electrónico: [email protected]
Los chiquilines se motivaban, les interesaba, co-
menzaban a viajar, comenzaba a conocerlos, sus 
caras, sus gestos, sus personalidades, captábamos 
sutilezas en el texto; tengo que mejorar aquí, ajustar 
allá, proponer esto, consultar aquello al profesor de 
didáctica: “nos vemos el lunes chiquilines”. Volvía 
aquel jueves por la ruta totalmente despreocupado, 
inocente, como en la escena de una película donde el 
espectador intenta desesperadamente advertirle al 
protagonista lo que pasará después, y después…so-
brevino el más profundo y abrumador silencio.
16 de marzo de 2020
Se suspenden las clases, ¿y ahora?, ¿y la segu-
ridad?, de pronto se comenzaban a borrar, poco a 
poco, en mi memoria los rostros que había logrado 
bosquejar. Perdí los mil tonos de voz, las miradas 
tímidas, las sonrisas espontáneas.Entonces, en un 
solo fin de semana, la seguridad adoptó el prefijo, 
todo era inseguro, el contacto se volvió distancia, lo 
presencial, virtual, lo “normal” dio paso a la “nueva” 
normalidad; luchábamos, o mejor, resistíamos, ante 
un enemigo invisible. Quienes tenían una solidez 
afianzada por años, a quienes miraba para entender 
qué hacer, tampoco podían responder estas pregun-
tas, tampoco sabían qué hacer, cómo adaptarse tan 
rápido a esto y cómo utilizar, fundamentalmente, 
recursos que en ocasiones subestimábamos o tenía-
mos guardados en un cajón por ahí. 
Nosotros los del “semi”19, somos personas que 
ya conocen los códigos de la virtualidad, navegamos 
por los cursos virtuales hace varios años, vivimos 
19. Algunas carreras docentes, dependientes del CFE, son ofrecidas también, 
desde hace varios años, en modalidad semipresencial como respuesta de 
formación para estudiantes del interior y con condicionamientos laborales y 
familiares. 
Relato de un practicante
Damián Cabrera18
44
siempre con una presión atmosférica llamada “pla-
taforma”, que nos obliga a mirar el pronóstico y ha-
cer algo al respecto todos los días. Por eso encontra-
mos familiar ese formato, nos acostumbramos a la 
presencia y a la ausencia, a la calidez y a la frialdad, 
pero “nosotros” no somos chiquilines y tampoco es-
tamos “obligados” a elegir este formato.
 Y los alumnos, algunos con buenos equipos sal-
vavidas, de a poco volvían al barco, pero esta vez 
volvían a un mar virtual. Volvieron muchos, pero al-
gunos, sin fuerzas ni recursos, apenas podían soste-
nerse, no encontraban sentido a lo que hacían, caían 
sin intentar volver. Gritábamos en todas las direccio-
nes, pero no llegaban nuestras voces, los chiquilines 
estaban a veces acompañados…pero solos.
En medio de aquella incertidumbre, me bom-
bardeaba un ejército cibernético, con recursos, he-
rramientas, programas, estrategias, información, 
información y más información. Un Zoom, una char-
la, una coordinación, una entrevista, todo era inte-
resante y aportaba, todos los espacios prometían 
dar herramientas para este contexto; absorbía infor-
mación al borde de una caída de sistema. ¿A quién 
escuchar primero?, ¿quién tiene la verdad?, el hecho 
es que no hay una verdad, hay una realidad distinta 
y un montón de opciones para trabajar sobre ella.
De pronto, una pequeña señal comenzó a crecer 
y se encendieron las pantallas, eran los mismos ros-
tros de aquel salón, algunos dormidos, asustados, 
tímidos, entrecortados, sin voz, pero poco a poco 
se fue armando una tripulación que quería leer, es-
tudiar y permanecer a pesar de la tormenta. Ahora, 
¿cómo no convertirme en el “Maestro Automático” 
de Isaac Asimov?, aquel que todos los días se en-
cendía a una hora determinada y le hacía un examen 
tras otro a su alumna, aquel que era odiado por frío 
e inhumano, aquel que tenía un código especial; 
por momentos me sentía muy cercano a la ciencia 
ficción, todo esto era extraño. Entonces todos no-
sotros teníamos que aprender a convivir con la pan-
talla, con la incertidumbre, con la inseguridad, tenía-
mos que ser fuertes para ellos, nuestros alumnos; 
teníamos que ser creativos, novedosos y cálidos. 
En mi clase así seguimos, con Pigafetta, luego con 
Charles Darwin, los hermanos Kronfeld. Viajamos, 
paradójicamente, en ese momento en el que era im-
posible hacerlo y lo hicimos leyendo estos “diarios 
de viaje”. En ese tiempo se entrecruzaron los lugares 
personales, con los del quehacer docente. Los espa-
cios en la casa se volvieron escenarios de filmación, 
escenografías que ocultaban un detrás de cámaras 
donde mi familia congelaba sus actividades para dar-
me el salón que no tenía en el liceo. Y el pizarrón fue 
virtual, pero también permitió nuevas funciones, por 
momentos me dije “esto es muy bueno y abre nuevas 
posibilidades”, de a poco iba encontrando recursos 
que me resultaban muy interesantes, de a poco iba 
quitándole los tintes negativos a este período.
Un día, un murmullo de presencialidad comenzó a 
ganar terreno, división de grupos, pocas horas y una 
nueva incertidumbre, un volver a empezar. Íbamos po-
niéndole buen humor al tapabocas, al distanciamien-
to, a la higiene. Nos reencontramos con otros colegas, 
otros pares, referentes en mi caso, estos solidarios 
compañeros que regalan consejos, ideas, que son guías 
en ese edificio tan diverso. Y entonces, aprendimos a 
leer mejor las miradas, aprendimos a interpretar unos 
ojos chinitos de alegría y unos enormes de asombro 
porque detrás de esas máscaras había un alumno que 
quería ver a sus compañeros, que necesitaba la “cerca-
nía” del liceo. Sin embargo, aquellos que no navegaron 
a la par de los demás, volvían perdidos, desmotivados, 
a un paso de bajar los brazos. 
En cuanto a mí, traté de centrarme en la situa-
ción de los alumnos, la incertidumbre en mí pasaba 
a un segundo plano, el fin del año lectivo traerá la 
conclusión de un camino recorrido, lleno de apren-
dizaje, momentos en los que debemos valorizar la 
situación personal como parte de la formación y tra-
tar de no cruzar la delgada línea que nos convierte en 
víctimas de un período especial. Sí, además de for-
marme como docente, también tuve que desarrollar 
estrategias para enfrentar situaciones especiales, 
inéditas, pero es un aprendizaje compartido por to-
dos nosotros, los que elegimos esta profesión.
Creo que nada será igual, nuestro “pin” al salir de 
este extraño tour dirá: “yo eduqué durante la pan-
demia”, pero lo más importante es que este grupo 
de adolescentes que llevamos bajo nuestro cuidado, 
también haya salido fortalecido, también haya lo-
grado aprendizajes importantes y que su pin tam-
bién diga: “yo fui educado durante la pandemia”.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
45
Mi nombre es Anderson de los Santos.20 Estoy 
trabajando como profesor de Ciencias Físicas en el 
liceo N° 2 de Artigas. Compartiré con ustedes un pe-
queño relato sobre cómo fue mi experiencia en este 
año lectivo. 
A fines del año 2019 obtuve el certificado de egre-
so. Fue un momento único, la felicidad y la satisfac-
ción de poder egresar era muy grande. Pero al mis-
mo tiempo pensaba cómo iba a ser mi primer año 
de trabajo como novel docente. Pasé cuatro años de 
mi vida estudiando una profesión que me gusta mu-
cho y ahora estoy lleno de preguntas. ¿Y ahora qué 
hago? ¿Será que voy a conseguir horas para ejercer la 
docencia? ¿Cómo será que me voy a sentir? ¿Y si en 
la práctica veo que no es lo que me gusta? 
Entre tanta incertidumbre surgió la posibilidad 
de cursar en Brasil una maestría en Ciencias de los 
Materiales en la UFP (Universidad Federal de Pelo-
tas), por medio de la UTEC (Universidad Tecnológica 
de Uruguay). Para poder ingresar tenía que presen-
tar un proyecto y luego realizar la defensa. Presenté 
y lo aprobé. 
A la siguiente semana fui a la elección de horas 
y me encontré con muchos profesores conocidos, lo 
cual no me hizo sentir como un recién llegado. Cuan-
do entré a la sala de designación de horas vi que 
podría elegir muchos grupos para trabajar. Fue una 
elección muy difícil, debido a que si elegía muchas 
horas, no sobraría tiempo para poder seguir mis es-
tudios y no quería,como quien dice, “perder el em-
20. Correo electrónico: [email protected]
balaje” del estudio. Tenía la opción de elegir en dos 
liceos de la ciudad y opté por elegir el N°2, porque 
fue el liceo en el que estudié y pensaba que me iba a 
sentir más cómodo y no tan nervioso. En el instante 
en que llegué al liceo pude ver a profesores y ads-
criptos que tuve en ciclo básico y me recibieron de la 
mejor manera. Unas semanas después fue la prime-
ra coordinación y la gran mayoría me decía “Bienve-
nido de nuevo”. En ese momento me sentí muy con-
tento, satisfecho y muchas de las tantas preguntas 
que me hacía al principio fueron desapareciendo. El 
apoyo brindado por la comunidad educativa fue muy 
favorable para mis primeros días en la institución. 
El primerdía de clases se realizó la bienvenida a 
los alumnos de primer año y me preguntaron si no 
quería armar una actividad para presentar. Yo dije 
que sí. La actividad era sencilla, pero me sentí muy 
bien trabajando con todos los estudiantes y me di 
cuenta que en ese liceo, los profesores nuevos en la 
institución, también tienen participación. Luego co-
menzaron las clases, y todo iba bien.
El viernes 13 de Marzo, el presidente anunció me-
didas motivadas por la pandemia que está afectan-
do a todo el mundo y a nuestro país. Las preguntas 
que pensé haber contestado, aún seguían presentes 
junto al pánico y la crisis, debido a la emergencia sa-
nitaria. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo vamos a seguir? 
¿No tendremos más clases hasta fin de año? ¿Cómo 
puedo cursar la maestría si no puedo viajar a Brasil? 
Las instituciones educativas cerraron sus puertas y 
me sentí a la deriva. Volví a la etapa inicial, la etapa 
de incertidumbres. 
La incertidumbre como
un punto de partida 
 Anderson de los Santos20
46
Poco a poco se fue restableciendo el vínculo con al-
gunos docentes. Y por medios propios, buscando ge-
nerar contacto con los estudiantes. Se crearon muchos 
vínculos online, por medio de grupos en Facebook, 
WhatsApp, plataformas educativas, etc. Opté por tra-
bajar y organizar mi curso en la plataforma CREA, por-
que tenía mayor afinidad. La comunidad educativa se 
organizó para poder armar reuniones online y presen-
tar cómo trabajar en la plataforma CREA. Realizar los 
módulos en CREA no me resultó difícil, debido a que mi 
formación académica me brindó muchas herramientas 
y conocimientos sobre recursos educativos digitales, lo 
cual posibilitó una mejor comprensión y manipulación 
de ellos. Ayudé a muchos docentes y ellos me ayuda-
ron. Avanzamos juntos como colectivo. 
Al cabo de un cierto tiempo, empezaron a surgir 
propuestas a seguir por parte del Consejo de Educa-
ción Secundaria e inspecciones de las asignaturas, 
pero los vínculos con la mayoría de los alumnos ya 
estaban restablecidos. Ahora comenzamos a tra-
bajar en el mundo virtual, un mundo que siempre 
estuvo presente, pero nunca fue tan valorado en el 
ámbito educativo como ahora. 
Poco a poco los estudiantes fueron interactuan-
do en la plataforma. Llegó un momento en el que 
tenía muchas actividades para corregir, trabajar en 
casa se me dificultaba, conciliar el tiempo con el 
trabajo, la maestría y la familia era bastante difícil. 
Me sentía muy agotado y sin ganas. Había dejado de 
lado la maestría y no acompañaba los cursos online. 
Opté por sacar un tiempo para mí y mi familia. Lue-
go empecé a ver las cosas diferentes y me adapté. 
Muchas veces es necesario detenerse para poder ver 
la situación que nos rodea y así poder cambiarla o 
mejorarla. Logré ponerme al día con las asignaturas 
del primer semestre del posgrado. También empecé 
a realizar clases virtuales por videoconferencia (VC) 
con los estudiantes y así poder ver sus rostros, escu-
char sus voces, poder interactuar de una forma dife-
rente con ellos. La primera VC fue para reafirmar el 
vínculo y sacar dudas sobre la continuidad del curso 
y sobre los temas trabajados. 
Muchas veces mi gato pasó frente a la panta-
lla y también fue usado como un recurso didáctico 
cuando trabajamos con sistemas materiales. Di un 
par de clases en la cocina, mezclando ingredientes y 
creando sistemas homogéneos y heterogéneos. Fue 
una experiencia única, los estudiantes entraron a mi 
casa, pero no por la puerta, sino que por la cámara 
de la computadora. Después de un cierto tiempo tra-
bajando y estudiando desde la virtualidad, tuve que 
volver a reorganizar mis horarios porque los liceos 
abrieron sus puertas para los estudiantes y se em-
pezaron a dictar clases presenciales nuevamente. 
Una semana iba un subgrupo y a la siguiente otro. 
Empieza la modalidad mixta (virtual y presencial) 
porque los estudiantes se reintegraron de a poco. 
Fue muy difícil evaluar a los estudiantes en tiempos 
de pandemia. Fue fácil evaluar aquellos que cum-
plían con las tareas y participaban de las VC. El liceo 
abarca una población estudiantil muy amplia y mu-
chos alumnos no tienen conexión a internet, ni un 
dispositivo para conectarse. Los primeros días, en la 
modalidad mixta, escuché muchos relatos de los es-
tudiantes, como por ejemplo: “Profe, yo no hice los 
trabajos porque no tenía conexión a internet”, “Pro-
fe, yo no tengo internet en casa”, “Profe, yo hice al-
gunas tareas porque agarraba internet de la escuela, 
pero los días muy fríos mi madre no me dejaba ir”, 
“¿Profe me deja hacer las tareas por WhatsApp? Es 
que en el celular de mamá es gratis”. 
La gran mayoría de los estudiantes no hacían ta-
reas porque no tenían accesibilidad y esa realidad yo 
no la tenía muy clara. Los problemas no estaban en 
entender el contenido y sí, en acceder al contenido. 
Cosas como estas no había pensado a la hora de re-
planificar mis cursos. La mayoría de estos alumnos 
hoy demuestran un desempeño muy satisfactorio 
en las clases presenciales. 
Realicé hace poco un proyecto21 en el cual los es-
tudiantes realizaban dispositivos vinculados a los 
fenómenos de refracción y reflexión de la luz. Los 
resultados fueron muy buenos, lograron construir 
hologramas, periscopios, telescopios y proyectores 
para celular. Estoy motivado y pretendo seguir reali-
21. Los noveles compartieron sus narrativas en el mes de setiembre de 2020, 
para la tertulia. Algunas referencias temporales de sus relatos están asocia-
das a ese momento del año. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
47
zando proyectos. Actualmente presentamos un pro-
yecto en Ceibal junto con otros colegas de trabajo y 
fue aprobado. Me fascina la programación y creo que 
esta experiencia con Microbits va a ser muy buena. 
El centro educativo nos está apoyando mucho y nos 
estamos divirtiendo en esta experiencia junto a los 
estudiantes. 
Puedo decir que la incertidumbre me sirvió como 
un punto de partida para conquistar pequeños lo-
gros y desafíos que se presentaron este año. Un año 
que fue diferente, un año atípico que dejó muchas 
experiencias. Tengo mucho que agradecer a la co-
munidad educativa por dejarme ser parte de ella y 
poder generar un sentido de pertenencia. No sabría 
decir si la incertidumbre ya se fue, pero estoy muy 
seguro de que el año que viene muchas metas se van 
a cumplir. 
¿Qué me espera el año que viene?
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
49
Mi nombre es Jimena Almeda, soy profesora22 de 
Literatura, egresada del CERP del Norte, en 2016. 
Tengo veintiséis años. Soy de Melo, Cerro Largo y tra-
bajo en liceos de este departamento (liceo n.º 4 de 
Melo y liceo de Río Branco). 
Desarrollar nuestro rol de educadores durante 
esta pandemia ha sido todo un desafío. Al inicio, 
uno de los sentimientos que más me dominaba era 
la incertidumbre, con interrogantes como: ¿hasta 
cuándo durará la suspensión de las clases?, ¿hasta 
cuándo trabajaremos de modo virtual? ¿Lo estoy 
haciendo bien?, ¿estoy logrando motivar a mis es-
tudiantes, mantenerlos vinculados? ¿Los formatos 
y recursos que estoy utilizando son los más adecua-
dos? ¿Contenidos curriculares sí o contenidos curri-
culares no? ¿Estoy realmente haciendo foco en las 
competencias? Y muchas preguntas más.
Como forma de responder a esa incertidumbre 
me sumé a muchos cursos y talleres dictados por 
videoconferencia, organizados desde la Inspección 
de mi asignatura, Uruguay Educa, Asociación de 
Profesores de Literatura del Uruguay (APLU), entre 
otros. En general, me fueron muy útiles, resultaron 
prácticos y orientadores en cuanto a cómo trabajar 
desde la virtualidad, aunque también contribuían a 
acentuar una problemática: el tiempo.
El manejo del tiempo fue una dificultad constan-
te. Desde las instituciones se acordaron días de entre-
ga de tareas, de videoconferencias, para no “saturar” 
a los estudiantes, pero era difícil ya no tener un ho-
22. Correo electrónico: [email protected]rario laboral definido y que nuestro hogar se convir-
tiera más que nunca en un lugar de trabajo. Necesi-
tábamos tiempo para planificar (y planificar para una 
nueva realidad), para crear recursos y materiales, para 
subir y corregir tareas en CREA2, para las videocon-
ferencias, para los talleres y cursos docentes, coordi-
naciones, para elaborar informes sobre la vinculación 
de los estudiantes (pedidos por las diferentes institu-
ciones), tiempo para leer e interpretar nuevas orien-
taciones, protocolos que surgían constantemente y 
responder a dudas e inquietudes de los estudiantes 
(que llegaban cualquier día y a cualquier hora). Apren-
der a organizar mejor los tiempos, en medio de una 
situación atípica y a menudo estresante, fue un de-
safío. Al inicio tuve momentos de muchos cambios 
en el estado de ánimo, de altibajos constantes y esto 
hacía que todo costara un poco más, sobre todo cuan-
do nosotros mismo tratábamos de brindar mensajes 
positivos y motivadores a nuestros estudiantes. 
Una de las principales estrategias que me ayu-
dó a orientarme en este período fue el trabajo cola-
borativo con colegas o simplemente el diálogo con 
ellos. Creo que esta fue una de las fortalezas de la 
pandemia, al menos en mi entorno. El trabajo con el 
otro, el compartir dudas, inquietudes, escuchar y ser 
escuchados, saber que todos estábamos pasando 
por lo mismo. El compartir experiencias, intercam-
biar lo que nos estaba o no funcionando, ayudarnos 
con el manejo de las plataformas (siempre alguno 
sabía un detalle que el otro no). En mi caso, ya venía 
trabajando en CREA2 desde hacía unos años, como 
docente y también como participante en cursos y 
talleres, pero siempre hay algo nuevo para aprender 
Educar en pandemia 
Jimena Almeda22
50
de la plataforma. También el coordinar actividades 
fue muy positivo. Desde hace años trabajo colabo-
rativamente con colegas, desarrollando proyecto y 
actividades puntuales, pero este año este apoyo fue 
primordial. 
En este momento, más que nunca, los estu-
diantes tuvieron que adoptar un rol activo y los do-
centes un rol de orientadores, un objetivo clave en 
nuestra educación actual, que en estos momentos 
se volvió imprescindible e ineludible. 
Pese a las dificultades, creo que lo logramos, pudi-
mos continuar con nuestro rol en medio de una situa-
ción atípica, incierta y frustrante muchas veces. Y creo 
que muchos cambios llegaron para quedarse. Aun en 
aquellos docentes que “se cerraban” a lo tecnológi-
co, que debieron utilizarlo, aprender a manejarlo y de 
hecho, ahora están en mejores condiciones de seguir 
aprovechándolo, más allá de la pandemia. 
Fue un año difícil, pero también un año de creci-
miento y de innovación.
 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
51
Pandemia, palabra que ha adquirido un23 uso y 
una frecuencia de pronunciación a nivel mundial de 
forma constante en nuestras vidas. Si hago un repa-
so en la jornada, de cada información, tema o con-
tenido con el que me vinculo, seguro que, al menos 
una vez al día, la palabra pandemia aparece.
Pero ¿qué es la pandemia? Tal vez parezca una 
pregunta sobrevalorada o ya dicha en cada informa-
ción que estamos recibiendo. Pero quería conocer 
e indagar por mi cuenta el significado de este tér-
mino. Palabra de tres sílabas, que aparece en esce-
na a mediados del siglo XVIII en francés y español 
(pandémie) y en el siglo XVI en latín (pandemius). En 
documentos antiguos escritos por Platón y Aristóte-
les, el término pandemia tenía el significado de “lo 
público”, es decir, que le “concierne a toda la gente”. 
Pero es en 1825 que se le otorga el carácter médico, 
como una enfermedad que ataca a los individuos de 
un país o países cercanos, por un virus común.
Analizando el recorrido y el significado que se le 
ha dado a la pandemia, hoy en pleno siglo XXI, creo 
que podemos sumar la globalización y la movilidad 
masiva de las personas a distintos países, como los 
factores principales para que la pandemia provoca-
da por el covid-19 sea mundial.
Como esto afecta en toda actividad humana, pero 
particularmente reflexiono en el impacto en nuestro 
sistema educativo. Comencé a realizarme preguntas 
acerca de ¿cómo continuar garantizando los proce-
sos educativos de los educandos? ¿cómo realizar el 
23. Novel educadora social. Correo electrónico: [email protected]
acto educativo sin un educando en un contexto pre-
sencial? ¿cómo llegar a aquellos estudiantes que no 
tienen conexión o que necesitan un acompañamiento 
individualizado? Estas fueron algunas de las inte-
rrogantes que comenzaron a nacer en mí, pero sobre 
todo apareció una cuestión que hace a mi rol y mi 
función dentro del liceo. ¿Cómo generar una relación 
educativa desde el campo de lo socioeducativo sin es-
tudiantes en el liceo?
Desde la formación de Educación Social, basamos 
nuestras prácticas en la relación educativa que está 
compuesta por el triángulo herbartiano. Esta rela-
ción tiene tres componentes, el/la educador/a, los 
educandos y los contenidos o saberes pedagógicos a 
transmitir. Entendía que como educadora social tenía 
un doble desafío, por un lado, mediar con los actores 
educativos sobre el rol y las funciones que iba a de-
sarrollar en la institución y, por otro lado, ir a la bús-
queda de esos educandos que no están. No porque no 
quieren. Además entiendo que son muchos los facto-
res que afectan a los/las estudiantes, las familias de 
estos y la comunidad en tu totalidad, para poder dar 
apoyo y continuidad en sus procesos educativos.
Los primeros días de trabajo en la institución se 
sintieron extraños, recuerdo el significado y peso 
que tuvo estar en el mes de mayo, coordinando y 
buscando estrategias para llegar a los/las estudian-
tes que aún no habían establecido contacto con ads-
criptos/as, con docentes o por la plataforma CREA.
Estar en esa situación tan particular, atípica 
y sobre todo, fuera de la lógica en la que funciona 
¿Cómo educar sin la presencia? 
¿Cómo estar presente en lo virtual? 
María Eugenia Fernández23
52
nuestro sistema educativo, era al menos un poco 
incómoda. Por el hecho, que como sujetos sociales 
que somos, necesitamos el contacto, la interacción, 
el intercambio con el otro. Lo virtual nos puede dar 
esa cuota de cercanía, de aprender a escuchar, a ver, 
de utilizar otros sentidos, de poner en práctica otras 
formas de enseñar. Pero, ¿Qué sucede cuando no 
hay un proceso para llegar a esa forma de enseñan-
za virtual? ¿Cómo hacer andar el vínculo educativo 
cuando no hay un acceso a internet equitativo? ¿De 
qué manera están aprendiendo los/las estudiantes? 
¿Y aquellos que necesitan acompañamiento y un 
trabajo individualizado, en qué situación quedan?
Interrogantes. Cuestionarme, poner mi rol y que-
hacer educativo en cuestionamiento fue la forma 
que encontré para entender la coyuntura actual y los 
cambios que esta trajo aparejado. Eso es parte del rol 
del/la educadora social, interpelarse, tener una ca-
pacidad de reflexión sobre los contenidos y la forma 
en que transmite esos contenidos. Y en este proceso 
de transmitir saberes, como dice Hannah Arendt ser 
“pasadores” de conocimiento, es que de forma más 
activa tengo que salir al encuentro con los sujetos, 
generar el espacio para que los educandos quieran 
ocupar el lugar de sujeto de la educación.
Tener un sentido profesional y reflexivo me per-
mitió establecer un trabajo colectivo con el resto de 
los actores educativos del centro. Abordar de forma 
conjunta con adscriptas/os, POP24, psicóloga y el 
equipo de dirección, las estrategias y lineamientos 
para llegar a los/as estudiantes fue un eje central, 
que me permitió conocer al universo estudiantil, 
pero además me posibilitó hacer un seguimiento 
singularizado con aquellos/as estudiantes que es-
taban casi desvinculados del sistema educativo.
La lectura de Flavia Terigi sobre las trayectorias 
educativas me ayudó a comprender y darle signifi-
cado a la importancia que tiene otorgarleal térmi-
no trayectorias dos marcos distintos. La autora dice 
que existen las trayectorias teóricas, estas están 
dadas por el currículum, se dan en una línea verti-
cal y operan en la lógica del cumplimiento en tiem-
po, edad y niveles educativos que deben cumplir los 
24. POP. Profesores orientadores pedagógicos. 
educandos. Estas trayectorias están acompasadas 
con las políticas educativas y los lineamientos ins-
titucionales. Pero también existen las trayectorias 
reales, así las plantea Terigi, aquí lo que se pone en 
juego son los tiempos y los procesos de aprendizaje 
de cada sujeto. Romper con lo homogéneo para dar 
lugar a lo particular.
Es apoyada en las trayectorias educativas reales, 
que fui construyendo mi quehacer en el liceo, traba-
jando en el espacio de la biblioteca con los/las estu-
diantes que vieron su tránsito educativo afectado. 
Como educadora social fui estableciendo una relación 
educativa con aquellos estudiantes que no estaban 
teniendo conexión a CREA, donde había algo más 
que un no cumplir con la tarea. Posicionándome en 
un lugar de escucha, de trabajo colectivo, sobre todo 
comprendiendo que cada sujeto tiene su potenciali-
dad y que vienen con un bagaje de conocimiento. Fui 
tomando los intercambios con los/las estudiantes, 
como una herramienta para conocer sus potencialida-
des. Y de esta forma, elaborar estrategias de estudio, 
organización y análisis de las tareas, de manera tal 
que les permita a los/las estudiantes comprender y 
poner en práctica los contenidos educativos.
Comprendí que debía realizar un proyecto que 
resguarde y potencie las trayectorias educativas de 
una forma continua y completa. Pero no solo en el 
marco de la educación formal, sino en un campo so-
cioeducativo, en donde la educación no formal juega 
un papel muy importante en la vida de los sujetos 
destinatarios de esa educación. 
Mi rol como educadora social en el marco de la 
práctica en el CES es importante para abordar otras 
formas y estrategias educativas no formales. Exten-
der las propuestas fuera del liceo, conocer y reco-
nocer el territorio para ofrecer otros lugares, sitios 
por los cuales transitar. Donde también se dan pro-
cesos de aprendizajes, vínculos y participación en la 
cultura, en áreas y temáticas que les interese a los 
educandos y donde pueden ampliar los aprendizajes 
extracurriculares.
Un objetivo que me planteo es poder expandir el 
campo educativo, como una forma de brindar nuevas 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
53
oportunidades y amplitud al acceso cultural y a la par-
ticipación de cada individuo en su proceso educativo. 
Con el trabajo singularizado intento que el sujeto sea 
el protagonista de su aprendizaje, sea crítico, activo 
y sobre todo que tenga una actitud reflexiva. Es una 
tarea que no ha sido fácil, muchas veces he sentido 
que hasta una simple mascarilla oprime, reduce la 
voz al mínimo, no deja dar opiniones. He sentido que 
ha configurado una especie de bozal, pero la insisten-
cia y el trabajo entre educador y educando como dice 
Philippe Meirieu debe de ser codo a codo, teniendo 
claro los roles en la relación educativa, pero entiendo 
que el vínculo debe darse desde un plano horizontal. 
Intercambiando ideas y, sobre todo, el poner en prác-
tica estas nociones me ha permitido situar en primer 
plano los intereses que tiene el educando. 
En este camino que estoy recorriendo, veo que, 
desde la educación social, se puede aportar, en los 
centros de educación media, nuevas formas peda-
gógicas y didácticas para los educandos.
Me quedo con el trabajo y las ganas que cada 
educando está poniendo, volviendo a encontrar el 
eje y los espacios que eran suyos, reencontrándose 
con sus pares, con la institución, con los docentes. 
En fin, volviendo a ocupar los espacios que le per-
tenecen. Haciéndolos suyos, intentando poner una 
mirada positiva y alentadora que les permita moti-
varse.
Está en los adultos construir el deseo por apren-
der, generar propuestas que encanten y generen in-
terés en el otro; tomando al liceo como un espacio 
educativo, pero también social, recreativo y lúdico. 
Porque somos seres sociales, integrales, por lo tan-
to, no podemos caer en la disociación de lo educati-
vo por un lado, y el resto que hace a la vida del suje-
to, por el otro.
Me quedan muchas dudas e interrogantes, so-
bre todo un proceso de análisis sobre los aportes de 
la educación social y en particular, sobre mi rol. Es 
bueno generar preguntas, porque me mantienen en 
la constante búsqueda de comprender que no hay 
una fórmula para la enseñanza, sino que enfrente 
tenemos sujetos que esperan ocupar un espacio, un 
lugar donde los protagonistas de sus trayectorias 
educativas sean ellos y no un número que pasa des-
apercibido, opaco y vacío de contenido.
Poner en común cuáles son las fortalezas y las 
debilidades que el centro tiene, conocer la realidad y 
el contexto de este, hacen al rol del educador social. 
Por estos motivos creo en la necesidad de integrar 
todas las miradas, para generar propuestas reales 
y objetivos que se puedan cumplir en una línea de 
tiempo.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
55
Una espesa y oscura niebla cargada de25 desinfor-
mación y miedo se hizo pesar sobre todo el planeta. 
Un virus mortal y traicionero oscureció la esperanza 
del progreso, y puso en pausa la rutina bajo un velo de 
incertidumbre y temor. 
Los docentes de todo el mundo se enfrentaron a un 
impredecible y fuerte viento que hizo sacudir la cálida 
llama de la docencia. Los ojos de los jóvenes estudiantes 
ocultaron su brillo, y la esperanza y el calor de un afecto, 
de un abrazo, se hicieron distantes a causa del miedo. 
Pero un regreso fue decretado. Y el regreso tenía 
que ser importante. 
Pero como docente uno se cuestiona. ¿Cómo volver 
a encender la luz de la esperanza? ¿Cómo traer una 
sonrisa capaz de traspasar un barbijo con su luz? 
La creatividad y el amor deberían superar la barrera 
de la distancia. Las pandemias no deberían aislar a las 
personas. Tendrían que unirlas cada vez más. 
Así que tomé la decisión. 
Llegó el día del regreso. Los salones estaban desin-
fectados y con pocos lugares disponibles. Estaban va-
cíos. Los estudiantes no habían llegado. Y el escenario 
estaba listo. 
Como un ave rapaz que planifica su ataque, que 
observa su entorno y se enfoca en un objetivo, me en-
foqué en despertar una sonrisa y abrazar a los estu-
diantes con un momento de alegría. La pandemia se 
hizo presente, pero no marcó el fin. Marcó un nuevo 
comienzo. Y la creatividad fue el inicio. 
Me puse la máscara de cuero. El pico de cuervo so-
bresalía de mi figura. 
25. Novel docente de Artigas. Correo electrónico: [email protected]
Oscuro como el miedo y la desazón, mi cuerpo se 
puso detrás de la puerta abierta del salón. Una música 
viral, que tenía un sonido medieval, llenó el ambiente. 
“Dori me, interimo adapare dori me ameno ameno la­
tire latiremo dori me...” 
El timbre toca anunciando el regreso. 
Los estudiantes con sus bocas ocultas entran al 
salón. Aparezco de pronto. Incorporando un personaje 
extraño. Una mezcla de mimo demoníaco con ave me-
tamorfizada. 
Las tinieblas y el miedo se desvanecían entre mis 
dedos mientras los estudiantes entraban. Y la luz de 
la sorpresa, de una sonrisa, de una carcajada, volvían 
a aparecer después de mucho tiempo. Detrás de los 
cristales empañados de la máscara vi ojos que se ilu-
minan con un susto y con una contracción orbicular de 
alegría. Sonrisas y miradas que transpasan el barbijo 
que velaba a las jóvenes caras. La atención constan-
te, la mano de un personaje. La máscara de un médico 
medieval que libraba de la peste, hoy vuelve a curar. 
Saca la oscuridad, la absorbe y la extingue. 
La alegría vuelve a renacer. El calor humano vuelve 
a surgir sustituyendo el aura fría del lugar. Un momen-
to de descontracción, inesperado, grato y bello calma 
el corazón de los gurises. Elmiedo y la angustia se van. 
Y un aire fresco como de una cálida tarde primaveral, 
invade el invierno de angustia que vino del oriente. 
La máscara, el personaje y la música han atrapado 
la oscuridad y la han guardado en una caja. El médico 
de la máscara ha dominado el aula. Y la sonrisa y el 
interés han vuelto a renacer para aprender un día más. 
En esta pandemia ha renacido la docencia. Como 
una mariposa que brota de un capullo gris. 
El regreso
Antony Miguel França Duarte25
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
57
El Sol nació tímidamenteen la 
frontera. 
El niño de bigotes delgados y cuerpo26 escuáli-
do caminó pacientemente cruzando el puente de la 
Concordia desde la ciudad riograndense. Cruzó con 
su paso alegre por las manos de dos ciudades her-
manas que se sostienen contemplando el horizonte. 
El liceo fundado hace dos décadas se levanta con 
su católico edificio, bendecido por San Eugenio del 
Cuareim. 
El niño despeinado, con sueño, pero alegre, salu-
da a sus amigos con un choque de manos. Besa a sus 
amigas, abraza a una profesora, desea un buen día 
para la cantinera y la señora de la limpieza. Espera al 
timbre y entra al salón. 
El día se desarrolla con rapidez. Llega a su ocaso 
y el niño vuelve a su casa. Cruzando el puente hacia 
la otra nación. 
Un nuevo día amanece, pero el puente está cerrado. 
Las manos se han soltado. 
El abrazo de dos ciudades se ha enfriado. 
Invasores invisibles, provenientes del oriente, 
han contaminado gradualmente al mundo. Y han 
llegado al puente. 
26. Novel docente de Artigas. Correo electrónico: [email protected]
La histeria y el miedo ha cancelado en ambas ciu-
dades los besos, los abrazos. Los saludos. Una brisa 
fría y estéril recorre las calles y los parques, como el 
viento gélido que congela los pasillos de un quirófano. 
El calor desaparece y el miedo se presenta ocul-
tando las bocas que sonreían. Trapos y mascarillas 
ocultan la alegría de la gente cordial que ahora teme. 
Y teme. Y teme. 
La televisión chilla con desespero. Y la angustia y 
la desazón se sienten en el gélido aire viral. Las clases 
ya no colman los salones con su alegría y su sonoridad. 
Los pupitres, antes despojados de prolijidad por el 
calor de complicados adolescentes, esperan paciente-
mente oír las risas y los chismes. El pizarrón acostum-
brado a mostrar su pecho tatuado, se siente desnudo 
y avergonzado. Ya no tiene nada por lo que vivir. 
Las computadoras abren su seno materno. Y pre-
maturos salones inexpertos se cubren de códigos bi-
narios para jurar matrimonio con la docencia. 
Todo empieza lento. 
El miedo comienza a decaer. 
Las clases se vuelven frías y el ojo que todo lo ve, 
ya no ve. 
Los profesores acostumbrados a levantar la voz 
y actuar frente a un público activo, debe de actuar 
frente a una diminuta lente de cristal. 
El puente
Antony Miguel França Duarte26
58
Ojos de peces muertos son testigos de las clases 
que se desarrollan, y las sonrisas de los estudiantes 
ya no están. 
El puente sigue cerrado. 
El afecto sigue inexistente. El frío sigue presente. 
El niño que cruzaba el puente para ir a su salón se 
siente triste y olvidado. No entiende cómo seguir, no 
tiene a quién acudir. Su computadora le ha fallado. 
El puente sigue cerrado.
Los meses de angustia pasan. La televisión habla 
con claridad. La frontera ahora se abre y las clases 
vuelven con su grandeza. 
Pero las cosas ya no son normales. Las caras si-
guen ocultas. El aire se sofoca. Pero el niño que cru-
zaba el puente ahora se alegra. 
Se prepara la mochila. Acomoda sus cuadernos, 
lava con ansias su camisa, se ajusta su calzado. Ca-
mina alegre por el puente hacia el edificio sagrado. 
Las nubes del cielo se oscurecen. El aire se con-
densa. Gotas gruesas de agua limpia empiezan a 
caer. 
En el puente. 
El niño delgado y limpio camina rápido bajo la llu-
via. Abraza su mochila y la protege del agua. Esquiva 
con sus cuadernos los chapuzones que salpican bajo 
las ruedas de los autos que cruzan el puente. 
Siente frío. Siente mucho frío. 
Pero está feliz. 
Este niño delgado y mojado llega a la entrada del 
centro sagrado. Llega apurado al salón y entra mojado. 
El profe lo ve. Sus compañeros lo ven. Él sonríe. 
Todos sonríen. Se han vuelto a ver. Ha llovido, pero 
el niño dice con gotas de lluvias en los ojos: - ¡Qué 
lindo que está el liceo, profe! Me mojé, pero llegué. 
Y cuando se sienta sonríe y piensa: qué lindo que 
el puente sigue abierto. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
59
Sueños que se cumplen
Carlos Pintos27 
A finales del año 2015 culminaba mis27 estudios 
en Bachillerato, realizando el tan anhelado sueño, 
fue ahí donde decidí ir por más. 
En marzo del año 2016 concurrí al Instituto de 
Profesores Artigas (IPA), en la ciudad de Montevi-
deo. Con un bagaje de ilusiones y mi saxofón bajo el 
brazo, realicé la prueba de admisión para el ingreso 
a la carrera de Profesor en Educación Musical. Fue 
una jornada intensa y cansadora. Por los pasillos de 
aquel gran edificio se escuchaban y se hacían eco 
los sonidos de distintos instrumentos, porque había 
personas de todo el país, con los mismos sueños que 
yo, los cuales ensayaban su presentación, y con cier-
to nerviosismo, porque de ello dependían sus vidas y 
futuros, de aquí en más.
Luego de mi presentación frente al tribunal y al 
cabo de varias horas de espera, llegó el tan deseado 
¨ADMITIDO¨. En ese momento me invadió la emo-
ción y la alegría, entreveradas con los saludos de 
felicitaciones de los compañeros que allí esperaban 
con ansiedad sus resultados. Solo pensaba en mi 
Familia, la que siempre estuvo a mi lado, apoyán-
dome e incentivando a que realizara mis sueños; no 
veía la hora de darles esa tan hermosa noticia.
Ahí es donde todo se inicia. Después de algunos 
años, comencé a trabajar como docente suplente en 
el liceo N° 2 de la ciudad de Artigas, siendo recibi-
do por el equipo de dirección y por los profesores de 
forma muy cálida. Para mí fue toda una experien-
cia volver a las aulas en donde realicé mis estudios 
de Ciclo Básico, cuando era apenas un adolescente, 
y hoy regresar como docente, con tantas cosas por 
enseñar y aprender de los alumnos. 
27. Novel docente de Artigas. Correo electrónico: [email protected]
Todo estaba tan bien, pero de repente todo cam-
bió, las clases presenciales estuvieron pendientes 
hasta que la situación se normalizara, y yo como 
alumno del profesorado semipresencial de la asig-
natura de Educación Musical, en mi último año de 
la carrera me preguntaba: ¿y ahora qué va a pasar? 
Eran tantas las interrogantes que tenía, que pensa-
ba en la clase de didáctica, que era netamente pre-
sencial y práctica, es decir, que debía estar en un sa-
lón de clases con los alumnos. Pero, como todo tiene 
una solución, y utilizando las herramientas que te-
níamos a mano, gracias a la tecnología pasamos a 
las clases virtuales, lo que también al comienzo fue 
toda una novedad.
Tenía que tener en cuenta que mis alumnos 
contaran con conexión a internet, que tuvieran sus 
computadoras en condiciones para poder trabajar 
en ellas y lo más complejo, que se conectaran y en-
traran a la plataforma para realizar los trabajos. A 
medida que transcurrían los días y continuábamos 
sin la presencialidad, debido a la pandemia, la vir-
tualidad pasó a ser el salón de clases, donde mis 
alumnos fueron acostumbrándose a esa modalidad, 
respondiendo a las propuestas un 80 % de los conec-
tados. Esto facilitó el trabajo, y la práctica didáctica 
pasó a ser una nueva práctica, en la que los alumnos 
trabajaban desde sus casas, así como el profesor. 
Tuve que reordenar mis tiempos para poder cumplir, 
tanto con mis alumnos como con mis clases.
En un año tan particular, estoy a un paso de egre-
sar para pasar a transitar una nueva etapa de mi 
vida, sabiendo que el camino no fue fácil y que estoy 
logrando mi sueño de compartir mis conocimientosy enriquecer las mentes de aquellos que necesitan 
conocer lo profundo del arte de la música. 
 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
61
En el transcurso del mes de abril,28 golpeados por 
una emergencia sanitaria que ha traído con ella una 
serie de cambios y procesos de adaptación hacia una 
nueva normalidad, donde la comunicación y la ense-
ñanza han adquirido una nueva modalidad basada en 
las plataformas digitales y en las conexiones a larga 
distancia, es que tiene lugar esta experiencia.
Nuestro rol de POITE, Profesor Orientador Infor-
mático y Tecnológico, ha adquirido una gran rele-
vancia en este nuevo contexto, brindando apoyo y 
herramientas a las diferentes comunidades educati-
vas en las que estamos inmersos para sobrellevar la 
situación. Ello permitió ver con otros ojos a este rol 
tan importante dentro de los centros, pero que en 
contextos anteriores no tenía la relevancia de ahora, 
debido a que los medios digitales no eran utilizados 
por todos los docentes o eran empleados de forma 
muy esporádica.
 Nosotros somos nuevos en un sistema bastante 
añejo, como los conocimientos sobre informática y 
tecnología, que muchos de nuestros colegas profe-
sores tenían. Pero de algo sí estábamos seguros, la 
presencia de los teléfonos inteligentes en la vida co-
tidiana de todos los individuos.
Ante el distanciamiento y las ganas de estar jun-
tos, necesitábamos como comunidad educativa un 
medio de comunicación estable y de confianza. A su 
vez, en lo que va de nuestra carrera, que son pocos 
años, vimos muchas páginas webs institucionales 
28. Noveles docentes de informática de Salto. Correos electrónicos: eduucan2@
gmail.com [email protected]
en desuso o redes sociales poco actualizadas. En-
tonces, quisimos unir todos esos medios de comu-
nicación en uno solo, y es así como se nos ocurrió 
la idea de hacer una aplicación para celulares. Mu-
chos tienen celular, muchos tienen conectividad y 
muchos tienen conocimientos del trabajo con apli-
caciones móviles. Eso nos motivó y comenzamos a 
trabajar. 
 El principal objetivo de este proyecto fue cen-
tralizar todas las dimensiones de una institución 
educativa dentro de una aplicación nativa para dis-
positivos móviles, ubicando allí: contenidos para la 
comunidad, para las familias, para los docentes y 
para los alumnos. Es así que se comenzó a trabajar 
con diferentes actores de cada institución, por lo que 
se fue generando vínculos muy importantes para el 
desarrollo de la aplicación. Este procedimiento nos 
permitió ubicar, dentro de este medio digital, los in-
tereses de todos los actores del centro. Por ejemplo, 
implementamos la incorporación de botones de lla-
madas directas a números útiles (INAU, EMERGEN-
CIAS, etc.), como también la notificación de entre-
gas de canastas de alimentos para las familias que 
han sido afectadas por las consecuencias económi-
cas de la pandemia, y claro está, que se desarrolló 
todo lo que se refiere a lo académico de cada centro.
 Esta centralización de la información, dentro 
de un único medio, permitió que los estudiantes no 
perdieran el vínculo con la institución de pertenen-
cia, estando conectados a esta “red interna” del cen-
tro. Se corroboró el número de descargas y accesos 
diarios de cada APP y a partir de ello se estimó su 
La solución está en nuestras manos
Eduardo Cantos y Matías Ventura28 
62
alcance: se ha llegado de esta manera a más de 200 
familias por centro.
 Un proyecto que fue creciendo en nuestro en-
torno, donde fue recibido con gran interés por la 
comunidad educativa de los centros y gracias a los 
aportes de los docentes, los equipos de dirección, 
los alumnos y los equipos multidisciplinarios. Esta 
iniciativa nos permitió a nosotros como docentes 
noveles adquirir un nuevo rol dentro de la institu-
ción, recibiendo un gran apoyo de nuestros compa-
ñeros de trabajo.
La aplicación cuenta con diferentes secciones, 
por lo que tuvimos que dialogar, sentarnos a char-
lar con cada uno de los funcionarios del centro, 
realizando entrevistas con el profesor orientador 
pedagógico, con los psicólogos, con la trabajado-
ra social, con los equipos de direcciones y demás 
colegas, para que el contenido de esta tenga una 
verdadera utilidad para la comunidad. 
Cuando la aplicación comenzó a ser utilizada, se 
acercaron colegas, alumnos y funcionarios con el fin 
de colaborar, esto nos permitió generar un vínculo 
con los diferentes actores de las instituciones, co-
nociendo los intereses particulares de los alumnos 
que asisten, interpretando los objetivos de las ins-
tituciones en las que trabajamos y fortaleciendo los 
vínculos con sus funcionarios.
 Los resultados de la utilización de esta aplica-
ción fueron inmediatos y duraderos. Si bien el pro-
yecto surgió tras una situación emergente, tiene 
proyecciones de continuidad en el tiempo, por lo 
que en la actualidad estamos trabajando en la etapa 
de fortalecimiento del hábito cultural del centro en 
la utilización de la APP. Consideramos que era una 
solución que estaba en nuestras manos y que ha 
venido para quedarse, independientemente de los 
actores que la lleven a cabo o del contexto que nos 
encontremos. 
 Luego de esta iniciativa, la cual se ha divulgado 
por medios de comunicación de todo el país, hemos 
visto que ya existen otros centros que están trabajan-
do en el desarrollo de aplicaciones similares, lo cual 
nos enorgullece, que como noveles hayamos aporta-
do a los centros en los que estamos inmersos, pero 
también a las comunidad educativas en general. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
63
Esta frase me la crucé justo en la parte de29 la 
emergencia sanitaria que estábamos trabajando de 
forma virtual y me la guardé para el momento de la 
vuelta al aula, para trabajarla con los estudiantes y 
para analizar cómo nuestras vidas habían cambiado 
repentinamente. Afortunadamente, fue un dispa-
rador provechoso y varias reflexiones muy positivas 
surgieron gracias a ella y dieron lugar al reencuentro. 
Durante este período, tanto el del aislamiento 
como el de la “nueva normalidad”, las sensaciones 
de desamparo, confusión, cansancio y desmotiva-
ción nos han invadido, una y otra vez a todos. Con-
sidero que el cambio siempre tiene una parte que 
asusta y en este, esa parte ha sido muy grande y ha 
durado más de lo que nos gustaría. 
Tanto docentes como estudiantes nos enfrenta-
mos a una situación en la cual las respuestas que 
queremos nadie las tiene, y eso nos despierta más 
inquietudes aún, lo cual aumenta nuestra ansiedad, 
por no saber bien cuál es la forma correcta de actuar. 
Pero no todo ha sido negativo, debemos rescatar 
el hecho de que hemos tenido que reinventarnos en 
nuestra labor, lo cual debería ser una característica 
básica del docente, poder reinventarse continua-
mente para acompañar los distintos estudiantes 
que llegan a nuestras aulas y lograr motivarlos y 
acompañarlos en el proceso de aprendizaje.
29. Novel docente de Geografía de Tacuarembó. Correo 
electrónico: [email protected]
Quizás, mediante la virtualidad no llegue a con-
cretar aprendizajes profundos o significativos, y solo 
pueda dar a conocer ciertos temas, pero para ser la 
primera vez que lo hago, me siento satisfecha con 
mis logros, y más que nada, con los aprendizajes que 
me deja esta experiencia. 
Esta situación tan cambiante la enfrento un día 
a la vez, intentando ser más que nunca comprensiva 
y cercana a los estudiantes, compartiendo con ellos 
la experiencia de que estamos todos juntos en esto, 
cada uno desde el rol que nos tocó jugar, en el mis-
mo equipo y que juntos vamos a salir adelante. 
Continuar 
Alice Gamio da Rosa29
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.” 
Mario Benedetti 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
65
Resulta que este año, tan complejo en sí, 30 tan 
cargado y recargado, tan a “prueba”,nos hizo en-
contrarnos y reencontrarnos, constantemente. Y el 
sistema educativo, nuestro sistema educativo, no 
escapó a ello. Mucho menos quienes lo integran, no-
sotros, sus funcionarios, y ellos: los estudiantes.
En las instituciones educativas, tanto directoras, 
adscriptas, docentes y funcionarios en general, conver-
gen y emergen en un mismo fin: hacer que funcione ese 
sistema tan complejo que es el educativo. Un sistema 
que está formado por otra red de subsistemas, dirigi-
dos por diversos jerarcas, que lograron o al menos in-
tentaron, hacer lo mejor posible ante las adversidades 
que nos impuso esta pandemia (y no es para menos). Y 
así culminar este año lectivo, de la mejor manera. 
Pero además de estos, hay que mencionar los 
principales y aún más sensibles microsistemas, que 
son nuestros estudiantes, nuestros jóvenes impul-
sores y “modernos” que necesitan continuamente 
de “regadío” y “construcción”, para que se formen 
y crezcan, para que a futuro, hagan de nuestro país, 
un lugar mejor y desarrollado.
Pero: ¿Cómo he transitado este año como docente 
novel y más aún, dentro de las instituciones educa-
tivas? ¿Qué enseñanzas y experiencias he transitado 
de las cuales he aprendido de manera hasta “bruta” a 
veces? Puedo decir que como recién egresado, recién 
formado, fresco y optimista, me fue difícil encarar 
este año lectivo para impartir clases. 
30. Novel educador de Historia. Correo electrónico: [email protected]
Fue constante la idea de “motivación”, de “mo-
tivar”, de “retraer”, de “mantener”, dirigida a nues-
tros alumnos, pero que también fue necesaria para 
mí como novel. La motivación emergió en mí, con 
más fuerza, una vez vuelta a la presencialidad, en 
el momento que me sentaba a replanificar activi-
dades, pensando en el regreso presencial con y para 
mis alumnos, pensando también en la evaluación 
(pensar comentarios motivantes). Aquí me sentía 
satisfecho y contento, sumado a los mensajes ner-
viosos e inquietos que me enviaban los alumnos, 
por su sed de saber y responsabilidad. Tampoco hay 
que olvidar a los demás docentes, quienes también 
fueron primerizos en muchos aspectos dentro de 
sus respectivas disciplinas. Puedo identificar, por un 
lado, los que tienen más experiencia dentro de este 
rol y por el otro, a los novatos e ilusos, optimistas 
y eléctricos, que a veces no logran mediar o cana-
lizar sus esfuerzos entre tantos trabajos, pero que 
constantemente pretenden hacer lo mejor posible, 
al igual que yo: un docente “nuevo”. Estos desfasa-
jes los entiendo en muchas oportunidades, pues la 
comunicación virtual fue difícil, limitada, y a veces, 
rebotada, en este año peculiar. 
La experiencia que relato ocurrió una vez finali-
zada las reuniones de evaluación de mis grupos de 
4º año de liceo. En esa instancia decido presentar 
mi proyecto de evaluación final para mi asignatura, 
otorgándole, además, carácter institucional, sugi-
riendo entonces, que colegas de otras asignaturas 
se sumen, con total libertad y autonomía de tomar-
lo también como evaluación final y relacionarlo con 
su materia y contenidos programáticos. Además, 
Proyecto institucional 
¿cooperación o resistencia? 
Roberth García30
66
teniendo en cuenta el interés de los docentes y los 
alumnos, siento que se enriquece más la producción 
de los trabajos finales que espero obtener este año, 
de primer año de bachillerato secundaria.
En principio noté rezago para escucharme, de 
docentes que estaban presentes en la sala, ya que 
muchos se levantaron y se retiraron, pues la reunión 
evaluativa, que era el motivo para estar ahí, ya ha-
bía finalizado. El proyecto que propuse partió de una 
pregunta-problema disparadora: ¿Cómo veo al mun-
do Hoy? Y para ello, tuve en cuenta el contexto ac-
tual que atravesamos y la constante que percibo de 
querer mostrarnos, juntarnos y compartir nuestras 
emociones encontradas en cuarentena, y además, y 
no menos importante, relacionarlo con el programa 
de Historia de 4to año.
Además de la evaluación, y ahí mi interés de hacerlo 
institucional, primó la idea de hacerlo público y divul-
garlo, pues se me ocurrió que los estudiantes exploten, 
aún más, sus manifestaciones y creaciones, a fin de 
exponer sus trabajos a la institución y que compartan 
sus reflexiones, con y para toda la comunidad educati-
va. Y sí, suena un poco ambicioso y hasta utópico, pero 
no imposible; o eso creo. Si bien logré “captar” la aten-
ción de algunos colegas (de escucharme por lo menos) 
y de despertar cierto interés para sumarse al proyecto 
y para aportar desde sus prácticas; después no tuve la 
adhesión, ni siquiera la demostración de interés que 
esperaba. Comprensible siempre, pero frustrado más.
Como profesional de mi asignatura y como do-
cente, me veo siempre en el compromiso ético de 
promover el manejo responsable de los conocimien-
tos históricos y aplicarlo al contexto actual, pues así 
lo aprendí, con todos y cada uno de mis compañeros 
y docentes del CeRP del Norte. Y es aquí, en los do-
centes, en donde me veo en la necesidad de hacer 
mención a dos de ellos; puesto que, en este año (pe-
culiar), ellos han sido las personas a las que más he 
acudido en gritos de auxilio, por ayuda y guía. 
Debo señalar como referentes a mi ex profeso-
ra de Didáctica, la ya jubilada: Rosana Escardó, con 
quien aprendí, en los cuatros años de la carrera, a 
desenvolverme y a “actuar” frente a diversos niveles 
en Educación Media. Y por el otro lado, el tan ilustre 
y “ansioso” por el conocimiento histórico contempo-
ráneo y nacional: Valentín Vera, de quién compren-
dí que debo siempre citar y apoyarme en grandes 
profesionales de producción histórica, para así in-
cluir debates desde diferentes ópticas de un mismo 
acontecimiento o hecho histórico.
Estos “maestros”, aún siguen presentes por medio 
de WhatsApp u otros medios, soportando mis proble-
mas existenciales como docente novel, y pujando a 
este “pollo” que siempre se interesa y acude cuando 
no sabe qué hacer, cómo hacerlo y para qué hacerlo. 
Soy consciente que mi formación es constante, inclu-
so hoy, sin estar más en ese escenario de poder (salón 
de clases); por eso fueron claves desde un principio y 
seguramente lo serán hasta el final, para motivarme a 
llevar a cabo mi tan deseado “proyecto institucional”.
No niego que fue desmotivador desde un prin-
cipio el “rechazo” que sentí de los demás hacia la 
propuesta. Pero debo agregar que fue clave para se-
guir motivado con el proyecto, el apoyo del equipo 
de dirección y el de algunos colegas, que sin duda, 
en base a su grado (meritocráticamente hablando y 
no menos importante) así como su experiencia en 
esto de los “proyectos institucionales” supieron ser 
un sostén al igual que los “maestros” mencionados 
anteriormente. Y además, fue importante “dejarlo 
abierto” a que se sumen aquellos colegas y alumnos 
de otros grupos que así lo quisieran, así como para 
los docentes que “rechazaron” la propuesta en un 
principio. Y así fue como se publicó por toda la insti-
tución a través de carteleras y grupos en WhatsApp. 
La desmotivación intrínseca, la impotencia, entre 
otros sentimientos encontrados, fueron (al menos 
una parte) vencidos. He comprendido esto desde mi 
rol y a la vez en el compromiso que noto en mis es-
tudiantes (al motivarse e ir construyendo su trabajo 
final), en parte por la nota, y en parte porque siento y 
veo que lo comienzan a elaborar con “ganas” porque 
les aporta algo, al menos mínimo y porque quedará 
en su memoria. El apoyo de otras jerarquías dentro 
de la misma institución y sin duda, de otros colegas, 
fue y es suficiente para seguir llevando a cabo el 
proyecto, tomar impulso y continuar, para lograr la 
meta final que me propuse: instrumentar espacios 
de reflexión-acción en el camino de la Historia actual 
desde el pasado al presente en estos tiempos de ex-
cepcionalidad.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
67
INTRODUCCIÓN31
Este relato lo escribí transitando la experienciade enseñar Historia virtualmente, como consecuen-
cia de la suspensión de las clases presenciales, a raíz 
de la pandemia del Covid 19. En este contexto carga-
do de emociones, mi primer reflejo ante el nuevo es-
cenario fue un sentir constante, que se materializó 
en decir: “no puedo”.
Sentimientos como miedo, incertidumbre e inse-
guridad afloraron de un momento a otro. En la medi-
da que pasaron los días asumí el desafío de contra-
rrestar los efectos negativos de la pandemia desde 
el lugar que me tocó y elegí estar: educar.
Educar en la pandemia me implicó salir de mi zona 
de confort, tener que redefinir prioridades pedagógi-
cas, y apoyarme en aquellas fortalezas profesionales 
y de personalidad que me permitieran mermar los 
sentimientos que me paralizaron en un primer mo-
mento, y así recuperar la confianza profesional.
En esta coyuntura fue que me surgió la necesidad 
de compartir la escritura de mi experiencia con otros. 
Experiencia que estuvo en constante diálogo con la 
de mis colegas y con la literatura didáctica que he 
31. Novel docente de Historia, Montevideo, 2020. Esta escritura es profunda-
mente analítica como veremos en el desarrollo; no obstante nos sitúa en el 
texto desde las reflexiones iniciales expuestas en la introducción. En este 
sentido, se constituye en una escritura distinta a la del conjunto, pero igual-
mente sustanciosa en tanto expresa la complejidad de una práctica situada 
y su análisis. Correo electrónico: [email protected]
recogido en mi trayectoria educativa, que me sirvie-
ron para evidenciar y vislumbrar mi práctica docente. 
Los encuentros por videollamadas para el inter-
cambio con docentes fue uno de los mecanismos que 
encontré disponible para poder nutrirme de los conoci-
mientos y perspectivas de otros. En este sentido tuve 
la oportunidad de participar como invitado a distintos 
conversatorios organizados por la APHU (Asociación de 
Profesores de Historia del Uruguay), la Sala de Histo-
ria, la Universidad CLAEH, el Programa Noveles Educa-
dores, entre otros. También he invitado a otros a que 
conocieran mi experiencia desde la perspectiva de la 
disciplina: Tecnología Educativa. Fue a través de diver-
sas ponencias por videoconferencias que pude realizar 
mi humilde aporte, estas se titularon: Sinergias entre 
la Tecnología Educativa y la enseñanza de la Historia 
(junto a la Prof. Mag. Ema Zaffaroni, APHU) Sinergia 
entre la Tecnología Educativa y la didáctica específica 
(Liceo 76, instancia organizada por Andrés Pintos, tu-
tor del Programa Noveles Educadores), Posibles usos 
de las TIC en las nuevas aulas de Historia (coordinado 
por las profesoras de Didáctica Mariana Acosta y Adria-
na Rubio, con diversos grupos de practicantes de His-
toria, en el Instituto de Profesores Artigas).
En estos encuentros “formales” y en aquellas 
conversaciones espontáneas con colegas, fue que 
encontré uno de los pilares para recuperar la con-
fianza para preparar un nuevo proyecto anual adap-
tado y contextualizado a las circunstancias.
Enseñar Historia virtualmente, en 
tiempos de pandemia: desafíos que
se convierten en oportunidades
Brian Lanfranco31
“La educación es una oportunidad para compartir nuestro derecho a la dignidad y una oportunidad 
para luchar contra toda forma de humillación; nuestro derecho a desestabilizar cualquier monopolio y 
expropiación del conocimiento” (Gentilli, 2007, p. 15).
68
Entiendo que escribir sobre mi práctica docente no 
solo significa dar cuenta de las acciones fácticas que 
llevé adelante, sino poder reconocer explícitamente 
aspectos didácticos que las sustentan. La escritura 
de la práctica docente implica, según mi perspectiva, 
una acción de reflexión. Fue una forma de tomar con-
ciencia sobre aquellas decisiones que opté para llevar 
adelante mi enseñanza y me permitió ordenar el pen-
samiento, transitando de manera constante: entre la 
introspección y la extrospección.
Considero que la experiencia que un docente tran-
sita, en un contexto como el mencionado, lo modi-
fica a sí mismo, y el compartir dicha experiencia, en 
mayor o menor medida, genera una modificación en 
el otro, ya sea desde la aceptación o la interpelación.
Adhiero a las palabras de Jay cuando plantea que 
la experiencia personal navega: “...entre el lenguaje 
público y la subjetividad privada, entre los rasgos co-
munes expresables y el carácter inefable de la inte-
rioridad individual” (Jay, 2009, p.20, citado en Sardi, 
2017, p.2).
Contarle a otros la experiencia de uno, a través 
de las mediaciones comunicacionales, da lugar, a 
que el análisis de la práctica esté bajo la mirada crí-
tica de esos otros, colabora para alcanzar un mayor 
nivel de profundización reflexiva.
En el análisis de la experiencia que estoy relatan-
do, comprendo que esta no culmina con su escritura, 
sino que es un punto de partida. Caería en un error 
en el hecho de considerar que una vez puesta en pa-
labras mi teorización, el análisis finaliza. Condenaría 
a que esta se estatice y se convierta en una creencia 
más que en una reflexión, sin que genere en mí la 
necesidad de modificar mi práctica docente.
Por ello, es un instrumento de profesionalización 
del rol docente y reivindica la labor de este, no solo 
como práctico, sino además, como teórico de su prác-
tica. También “...promueve una identidad docente en 
constante construcción, [y] la posibilidad de aprender 
a partir del propio recorrido de la experiencia”. (Sardi, 
2017, p.3).
Análisis de la práctica de la enseñanza 
de la Historia 
 Considero necesario comenzar este desarrollo 
mencionando las principales características de la 
educación virtual y luego analizar algunas de las 
implicancias que significó enseñar para mí, vir-
tualmente, y de manera emergente, durante varios 
meses. Por último, citaré una experiencia que llevé 
adelante en tiempos de cuarentena, se trata de la 
primera unidad de trabajo de un curso de Historia 
de tercer año de liceo.
Este artículo se organiza en los siguientes tres 
apartados que tienen como eje central la educación 
virtual:
Apartado 1, introducción a la temática: “la edu-
cación virtual como modalidad particular”. Intenta 
dar sustento al valor de la enseñanza virtual como 
un posible abordaje, que coexiste con otras moda-
lidades de educación, como son la presencial y se-
mipresencial. 
Apartado 2, contextualización de la unidad 
curricular virtual: “Algunos de los desafíos de la 
enseñanza virtual emergente en “cuarentena”. 
Entiendo que analizar el contexto educativo es ne-
cesario para que se pueda evaluar si las decisiones 
pedagógicas llevadas adelante se adaptan o no, a 
las condiciones que ciñen e influyen en el proceso 
educativo. Su importancia también radica en poder 
evidenciar algunos de los desafíos y oportunidades 
que enfrentó la educación virtual emergente.
Apartado 3, proyección y experiencia educativa: 
“Diseño y praxis de la unidad de trabajo virtual”. En 
este se describen y analizan estrategias, intencio-
nes educativas, metodologías, recursos, selección 
de contenidos y evaluación, que se llevaron a cabo 
en una de las unidades temáticas del curso de His-
toria de tercer año de liceo.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
69
 1. La educación virtual como 
modalidad particular
 1.1. Educación virtual y presencial
La educación virtual y la presencial responden a 
distintas modalidades, teniendo cada una de ellas 
sus particularidades que las fortalecen y le dan valor 
dentro del sistema educativo. Diversas investigacio-
nes demuestran que ninguna de estas son garantía 
de eficiencia o de calidad educativa (García Aretio, 
2017), en tanto, la calidad de la educación depende 
de múltiples factores, entre las que considero impor-
tante mencionar: el sustento pedagógico, su diseño 
y planificación, la formación del profesorado, los re-
cursos con los que se cuentan, la calidad de los ma-
teriales didácticos que se utilizan, los objetivos o in-
tenciones educativas que se proyectan,entre otros.
 La educación virtual ha logrado expandirse por 
todas partes del mundo, abarcando desde las univer-
sidades más prestigiosas hasta instituciones de pro-
cedencia dudosa. La diferencia de calidad educativa 
así como su precariedad, puede verse indiscriminada-
mente en cursos virtuales o presenciales, en institu-
ciones públicas o privadas (García Aretio, 2017). 
Ambas deben reconocerse como dos modelos 
que responden a distintas necesidades, y que en 
muchas ocasiones se complementan. Una mirada 
maniqueísta pone a estas dos formas de educar 
como antagónicas, sin dar lugar a teorizaciones más 
profundas que analicen sus ventajas y desventajas 
como parte del complejo sistema educativo.
Poseen varios aspectos en común, pero uno de 
los que me interesa remarcar es que requieren de 
procesos de mediación para llevar adelante la en-
señanza: en la educación virtual contemporánea se 
utilizan mediaciones de tecnologías digitales como 
EVA (espacios virtuales de aprendizaje) y videocon-
ferencias. A diferencia de lo que se cree popular-
mente, la educación presencial también requiere de 
constantes procesos de mediación. Sobre este as-
pecto Zangara (2009) explica, con un ejemplo claro, 
cómo se produce dicha mediación: “Un docente que 
dé una explicación presencial utilizando la tiza y el 
pizarrón, recursos paradigmáticos de la clase tradi-
cional, está pensando en estrategias de mediación 
(didácticas, comunicacionales y tecnológicas) en su 
conocimiento.” (p. 6).
La educación virtual, como en cualquier otra mo-
dalidad educativa, debe poner especial atención a 
las características del estudiantado. En este sentido 
Peré (2010) sostiene: 
El análisis de sus necesidades y de sus caracte-
rísticas específicas (edad, nivel educativo previo, es-
tatus social, disponibilidad de tiempos de estudio, 
etc.) se convierten en elementos absolutamente 
condicionantes que, en caso de no tenerlos en cuen-
ta, impiden definir cualquier modelo de educación 
a distancia mediado por alguna tecnología. De he-
cho, hay quien objetara que esto podría aplicarse a la 
educación en general, y así es. (Peré, 2010, p. 2)
Al momento de diseñar un curso virtual se debe evi-
tar imitar permanentemente, a la educación presen-
cial. Resulta interesante la apreciación que realiza Peré 
(2010) cuando plantea que a pesar de los intentos que 
ha hecho la educación virtual para simular la clase pre-
sencial, aún se está lejos de lograrlo y nos invita a cues-
tionarnos si debe ser ese el objetivo final. “En realidad, 
el reto de la educación a distancia debiera ser el mismo 
reto de la educación presencial: incrementar el nivel de 
calidad de la formación” (Peré, 2010, p.6).
La educación debe estar desafiada a “desarrollar 
sistemas tecnológicos que permitan elaborar mate-
riales y recursos con altos niveles de interactividad 
en los estudiantes. Recursos los cuales sean posibles 
de convertirlo interesante (...) o de mera información 
en conocimiento” (Sangrá, 2002, p 6). Allí entiendo 
que se genera uno de los saltos cualitativos hacia la 
calidad de la educación virtual.
1.2 Características y oportunidades que ofre-
ce la educación virtual:
La educación virtual aparece como una alternati-
va formativa, respondiendo a necesidades sociales. 
Muchas veces se presenta como un complemento 
de la educación presencial, pero cada vez más viene 
70
ganando terreno como productora de variados am-
bientes de aprendizajes (Sangrá, 2015).
Estos ambientes virtuales se han transforman-
do en “laboratorios” para la innovación en mate-
ria de enseñanza y de aprendizaje. Los docentes 
pueden desarrollar materiales didácticos de gran 
calidad y de interés, pero lo que resulta más impor-
tante, es que los propios alumnos acceden a mate-
riales interactivos y a propuestas que los estimulan 
a ser diseñadores y productores de conocimiento, 
expresándose en variados lenguajes. Esta perspec-
tiva busca erradicar la idea de una educación virtual 
que relegue al alumno como “lector pasivo” de los 
materiales que se “cuelgan” en la plataforma o de 
las videoconferencias expositivas, que no dan es-
pacio para el desarrollo de intercambios dialógicos.
En los hechos, muchas veces sucede que se con-
funde la estimulación hacia la autonomía del alum-
no, con un abandono por parte del docente; en rea-
lidad, lo que se espera es que los estudiantes logren 
autorregular su actividad, tomen decisiones, dentro 
de algunos parámetros formales que se estipulan. 
Aquí se persigue la intención de que el alumno logre 
tomar a futuro, de manera consciente y responsa-
ble, decisiones y acciones que les sean beneficiosas 
ante los desafíos que se les presenta.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que los tiem-
pos que propone la educación virtual, tienden a te-
ner mayor flexibilidad que los de la educación pre-
sencial, en el sentido que el estudiante tiene mayor 
amplitud horaria, lo que le posibilita administrar sus 
tiempos, y de necesitarlo, llevar un ritmo distinto al 
resto de sus compañeros. Por ejemplo, es costum-
bre que los docentes pongamos ejercicios o tareas 
en clases presenciales y los estudiantes tengan un 
tiempo definido, y muchas veces, estrecho para re-
solverlos (por la propia dinámica de las clases pre-
senciales, configuradas, por ejemplo, por el timbre). 
No todos resolvemos las tareas con la misma velo-
cidad, esa condicionante puede dejar en el camino a 
los alumnos que no logran una rápida resolución de 
las tareas o dentro de los desempeños académicos 
esperados. La modalidad virtual puede llegar a ser 
una buena aliada para estos estudiantes.
Por otra parte, la accesibilidad a la educación ha 
sido, y lo sigue siendo, un tema de preocupación. Si 
bien la presencia de la educación a distancia no ga-
rantiza por sí misma acceso para todos, sí logra captar 
parte de un estudiantado que de otra forma no podría 
estudiar. La pandemia fue el ejemplo más claro, por-
que los alumnos, de no haber accedido a los cursos 
virtuales, se les habría interrumpido su posibilidad de 
acceso a la educación por varios meses.
Otros ejemplos son los de los alumnos que tra-
bajan y no tienen tiempo para asistir en los horarios 
habituales disponibles en la educación presencial. 
La virtualidad aparece como una alternativa para se-
guir sus estudios, como es el caso del plan ProCES32; 
o el de los alumnos de las carreras o posgrados uni-
versitarios que se imparten en universidades extran-
jeras, dando la oportunidad de acceder a cursos de 
una alta calidad académica, con docentes con una 
gran formación y experticia en el área.
Pues, es de destacar, que un curso virtual dise-
ñado para la colaboración y cooperación implica una 
dinámica de intercambio entre estudiantes y docen-
tes en una relación de mayor horizontalidad. Los 
estudiantes tienen la posibilidad de compartir sus 
conocimientos, perspectivas y técnicas, venciendo 
las barreras del tiempo y del espacio.
32. Programa para la Culminación de Estudios Secundarios “El programa funcio-
na a partir de Convenios celebrados entre el CES y distintas instituciones pú-
blicas o privadas a efectos de que los trabajadores adultos puedan culminar 
los estudios secundarios en el ámbito laboral”. Disponible en: http://pepces.
weebly.com/proces.html
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
71
1.3. Algunos de los mitos en torno a la educación 
virtual
•	 La educación a distancia es menos exigente 
que la presencial: esta variante dependerá de 
la planificación que haga el docente o la co-
munidad educativa sobre el curso virtual que 
se presenta. Las instancias de evaluación son 
instrumentos donde puede verse reflejada 
parte de dicha exigencia.
•	 Se arma un curso virtual de un momento a 
otro: el diseñar un curso virtual implica que 
se lo organice de acuerdo a las metas de 
aprendizaje, se deben elaborar tareas, crono-
gramas, evaluaciones, entre otros aspectos 
que implican tiempo de pienso y acción. Para 
lograr un buen curso virtual se requiere de 
lainversión de muchas horas, e incluso así, 
siempre debe estar sujeto a su redefinición 
estructural o parcial para mejorarlo.
•	 El profesor debe estar las 24 horas online: 
esto dependerá de los límites que marque el 
docente. Por ejemplo, determinar explícita-
mente que los fines de semana no se respon-
den dudas en los foros. 
•	 Deshumaniza la relación docente­estudiante: 
la relación educativa está mediada por las 
TIC, y dependerá en muchas ocasiones de la 
voluntad de los miembros que participan en 
el ambiente de aprendizaje, si aprovechan las 
distintas instancias de encuentros sincróni-
cos o asincrónicos para construir vínculos y si 
en el curso se crean espacios con estos fines. 
El hecho de estar en un mismo lugar física-
mente no garantiza un vínculo más ”huma-
no” con los estudiantes.
•	 Dificultades en reconocer la autoría de los 
estudiantes en las actividades: este punto 
dependerá de la honestidad intelectual de 
estos. El docente puede crear propuestas 
originales que habiliten la elaboración de 
respuestas que requieran el haber partici-
pado del curso, o que implique una serie de 
etapas en donde el docente podrá ir eva-
luando, viendo la progresión y defensa de lo 
realizado.
El esquema que se visualiza a continuación contiene un conjunto de características que definen a la 
educación virtual:
Fuente: elaboración propia
72
•	 La educación a distancia llega a todos, por eso su 
valor democrático: este aspecto debe ser anali-
zado de acuerdo a la situación nacional, e inclu-
so, local. En tanto las posibilidades de acceso 
pueden variar de una localidad a otra. Si bien la 
educación virtual se presenta como una forma 
alternativa para acceder a la educación, esto no 
implica que llegue a todos. Los impedimentos 
pueden variar desde las condiciones tecnológi-
cas y técnicas que tenga el potencial estudiante, 
hasta la capacidad adquisitiva con la que cuenta 
para matricularse a cursos que son pagos.
1.4. Posible rol docente en la educación virtual
En base a los planteos de Suárez Palma y Palma 
Sánchez (2009): el docente debe ser un colaborador, 
aportando sus conocimientos y experiencias, recep-
cionando con humildad lo que sus alumnos tienen 
para decir, siendo también un constructor de opor-
tunidades para que estos participen en la construc-
ción del conocimiento. Este docente colaborador 
ayuda a los estudiantes a que alcancen sus metas y 
potencien sus cualidades, y de ser necesario, corregir 
aquello que no funciona bien.
Debe actuar como mediador, provocando inte-
racciones sociales entre él y los estudiantes y entre 
estos últimos, para que haya una “interdependen-
cia positiva”, “que proporciona la oportunidad de 
compartir, procesos y resultados del trabajo realiza-
do entre miembros (o equipos) de la sesión, de tal 
manera que unos aprendan de otros, contribuyendo 
a verdaderas comunidades de aprendizaje” (Suárez 
Palma y Palma Sánchez, 2009, p. 9).
Para llevar adelante un curso virtual se requiere 
de un docente planificador, que estipule retos de 
aprendizaje, creando actividades desafiantes inte-
lectualmente, diseñando estrategias para estimular 
a sus alumnos, realizando un abordaje con los que 
tienen dificultades específicas de aprendizaje, entre 
otros aspectos que deben contemplarse al momen-
to de proyectarse un curso educativo. Definir, por 
tanto, qué, para qué y cómo enseñar.
Considero también que el docente debe ser un in-
geniero de ambientes de aprendizajes virtuales, en 
el que los alumnos desarrollen autonomía y vayan 
adquiriendo los conocimientos y las competencias 
proyectadas en la planificación, y más. Dicha auto-
nomía no implica ausencia del docente en los proce-
sos de aprendizaje de sus alumnos, por el contrario, 
se requiere que su presencia sea justa y pertinente 
para potenciarlos.
En síntesis, el docente que propongo y el que 
tomo como modelo en mi propio proceso profesional 
debe poseer las siguientes cualidades: colaborador, 
mediador, productor de oportunidades, estimula-
dor, planificador e ingeniero de ambientes de apren-
dizajes virtuales.
2. Algunos de los desafíos de la 
enseñanza virtual en “cuarentena”
2.1. Nuevo escenario: la pandemia
Es preciso tener presente que se produjeron gran-
des cambios, donde la pandemia del Covid-19 ha im-
pactado en el mundo entero, y Uruguay no ha sido 
la excepción. El 13 de marzo el Ministerio de Salud 
comunicó a la población que el virus llegó al país. Al 
día siguiente, por recomendación de infectólogos, el 
gobierno suspende las clases presenciales de educa-
ción pública y privada, de todos los niveles.
Algunos titulares que se hicieron presentes en la 
prensa escrita digital destacaron: “Coronavirus: una 
oportunidad para replantear la educación” (El Ob-
servador), “Maestros comunitarios, educación a dis-
tancia y uso de televisión abierta serán claves para 
mantener el vínculo y evitar deserción estudiantil” 
(La Diaria), “Juegos y lecciones para sobrevivir sin 
escuelas en una pandemia. El 95% de los alumnos 
en América Latina y el Caribe, unos 150 millones, es-
tán fuera de las aulas a causa del coronavirus”. (El 
País). “Plan Ceibal y “cultura digital”, las ventajas de 
Uruguay en tiempos de coronavirus” (Montevideo 
Portal).
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
73
Los efectos del llamado comúnmente “corona-
virus” produjo crisis en distintos ámbitos, al mejor 
efecto dominó, partiendo de lo sanitario y expan-
diéndose hacia lo económico, social y psicológico. 
Desde un lugar de incertidumbre y problemática es 
que intenté seguir enseñando a distancia, haciéndo-
lo, en su gran mayoría, mediante las TIC (Tecnolo-
gías de la Información y Comunicación).
Ante esta situación como muchos docentes co-
mencé a buscar variadas formas de comunicación 
con mis estudiantes, ensayando de manera emer-
gente, nuevas estrategias para seguir enseñando.
 2.2. El curso de Historia de marzo ya no 
existe
Como enseñante de la asignatura Historia reco-
nozco lo complejo que es poder generar en los es-
tudiantes el interés por la disciplina, despertar la 
inquietud de conocerla, interpretarla, construir el 
relato con otros y pensar históricamente. A esta 
cuestión, debo sumarle hoy, el hecho de tener que 
enseñar historia a distancia, de manera virtual, sin 
que el curso se haya pensado para que así se trabaje.
Realicé un recorte temático y me centré en aspec-
tos claves y relevantes del curso que estaba llevando 
adelante, para que los alumnos preparen bases para 
continuar su vida académica en los próximos años, 
independientemente del valor que tiene por sí mis-
mo aquello que logren aprender del curso concreto.
Desde una mirada de la enseñanza de la historia 
desde la Didáctica Crítica, entiendo que los cursos 
de Historia deben estimular la actitud activa de los 
estudiantes, rompiendo con el esquema tradicional 
que sostiene que el docente es un transmisor de 
conocimiento que “llena” de contenido al alumno 
como que si fuera un recipiente vacío.
La construcción del conocimiento con el alumna-
do es de importancia para que todos participen de 
los recorridos intelectuales para llegar a determina-
do aprendizaje, metodología a la que no quise re-
nunciar a pesar de los obstáculos. Para ello, elaboré 
una apertura de propuestas variadas para que ellos 
pudieran acceder mediante distintas vías al conoci-
miento, que más adelante detallaremos.
 2.3. El rol del Plan Ceibal
Sin mucha preparación, los docentes tuvieron, 
como se dice en términos futbolísticos, “salir a la 
cancha”, aprendiendo el funcionamiento de esta mo-
dalidad digital de enseñanza y familiarizándonos con 
nuevas tecnologías (NT).
La virtualidad requiere de ciertas condiciones bá-
sicas para poder producirse, como es el acceso, por 
ejemplo, a internet. Muchos hogares no tienen wifi, 
no cuentan con datos en sus celulares, o son pocos 
para poder atender con ellos las tareas académicas 
diarias.
A pesar de los desafìos ya mencionados, el Plan 
Ceibal, desde el 200733,ha creado una infraestruc-
tura que permitió llegar a muchos estudiantes, 
pero no a todos como se hubiera deseado.
Destaco como fortaleza del Plan Ceibal la entre-
ga masiva de ceibalitas a estudiantes escolares, de 
liceo y formación docente, y la administración de la 
plataforma educativa Schoology de acceso gratui-
to. También desde hace tiempo hay una presencia 
importante de cursos sobre el uso de la plataforma 
para docentes, ya sean autoasistidos o con tutores 
que orientan el uso técnico e incluso didáctico de di-
cha plataforma.
Sucedió, y aún persiste, que muchos docentes 
tienen la urgencia de poder manipular la platafor-
ma, sin haber tenido un acercamiento previo, y sin 
conocer y reflexionar sobre lo que implica enseñar 
a distancia. El manejo de las NT implica un proceso 
que muchos docentes han tenido que acelerar para 
seguir enseñando en este contexto.
33. Plan Ceibal se presenta de la siguiente manera: “...un plan de inclusión e 
igualdad de oportunidades con el objetivo de apoyar con tecnología las políti-
cas educativas uruguayas. Desde su implementación, cada niño que ingresa 
al sistema educativo público en todo el país accede a una computadora para 
su uso personal con conexión a Internet gratuita desde el centro educativo. 
Además, Plan Ceibal provee un conjunto de programas, recursos educativos 
y capacitación docente que transforma las maneras de enseñar y aprender”. 
Recuperado de: https://www.ceibal.edu.uy/es/institucional
74
No solo usé la plataforma educativa para traba-
jar con los estudiantes, sino que por la necesidad de 
llegar a la mayor cantidad posible de alumnos, puse 
a disposición otros medios como mensajería instan-
tánea (WhatsApp), redes sociales (Instagram y Fa-
cebook), correos (Outlook y Gmail).
 2.4. Hiperconectados: sin espacio y sin 
tiempo
Resulta interesante la idea de espacio que plantea 
Dussel (abril, 2020) en el conversatorio titulado “Dar 
clases en pantuflas”. La autora sostiene que los ho-
gares se han convertido en el nuevo espacio escolar, 
que se ha perdido la regulación del aula, la coreografía 
que hacemos cada vez que entramos a una clase con 
un grupo específico. El espacio de la escuela invade el 
espacio cotidiano del hogar, perdiéndose la discrimina-
ción de la escuela como parte de esos “otros espacios”.
Interpreto que la autora no realizó una crítica a 
los cursos virtuales, sino a esta forma en la que se 
configuraron, de manera improvisada y sin contar 
con las condiciones para enseñar desde sus casas.
En relación al tiempo, esta forma de trabajo im-
plicó la pérdida de límites de los tiempos destinados 
a la labor docente. La hipercomunicación se producía 
cuando alumnos y autoridades utilizaban medios de 
comunicación personales para resolver o acordar as-
pectos pedagógicos, llegándose a recibir llamadas 
o mensajes durante todo el día, invadiendo así los 
tiempos personales.
La nueva escena pedagógica, sostiene Dussel 
(2009), hace que la tarea docente esté con mayor 
fuerza al alcance del panóptico. En el sentido que 
la privacidad del hogar puede quedar al descubier-
to, mis clases pueden ser grabadas y así sacadas de 
contexto. Padres, colegas y autoridades ven eviden-
cias por todos lados de nuestro trabajo, lo cual en al-
guna medida, me hace sentir observado. Se vulnera 
el derecho a la imagen y a la propiedad intelectual. 
Este aspecto no implica una inseguridad profesio-
nal, más bien es saber que está la mirada de ese 
otro, que evalúa e interpela. Se produce una relación 
poco clara, entre lo público y lo privado.
3. Diseño y praxis de la unidad de 
trabajo virtual
Esta unidad de trabajo virtual es la primera den-
tro del curso de Historia de tercer año de Ciclo Bási-
co. La llevé a cabo tras la emergencia sanitaria por la 
pandemia del Covid-19, con alumnos Extra Edad, en 
el liceo 77 de educación pública, que es catalogado 
de contexto “vulnerable” o “socioeconómico crítico”.
3. 1 Planificación de la unidad:
En el siguiente cuadro muestro el contenido te-
mático de la unidad, su fundamentación, crono-
grama, tareas, materiales obligatorios, metas de 
aprendizaje y criterios de logros. Este fue subido a 
la plataforma Schoology CREA para que los estu-
diantes lo visualizaran a priori y conocieran el reco-
rrido que íbamos a hacer, y transitaran el proceso de 
aprendizaje con la mayor conciencia posible. 
Fuente: elaboración propia34
34. Disponible en: https://ibb.co/0GmFHmY 
76
3.2 MEDIOS DE COMUNICACIÓN
 
Fuente: elaboración propia
En la plataforma Schoology CREA habilité los 
mensajes privados. Esta también cuenta con un foro 
de dudas, que en su encabezado explica su funciona-
miento en el marco académico. Habilité también un 
segundo espacio, que es destinado a avisos impor-
tantes, en este aclaro que es unidireccional, es decir, 
para que pueda comunicar aspectos formales como: 
recordatorios, ausencias, entre otros. Ante cualquier 
duda que surgía sobre lo publicado en este espacio, 
debían acudir al foro de dudas antes mencionado.
Inicialmente utilicé la plataforma como espacio 
virtual para la relación pedagógica. Sin embargo, pa-
sadas unas semanas, decidí realizar una apertura de 
los medios de comunicación para lograr mayor es-
timulación y trabajo por parte de los alumnos. Los 
medios que se incorporaron simultáneamente fue-
ron WathsApp y el correo electrónico, sin descuidar, 
en ningún momento, la plataforma, ya que considero 
de gran utilidad la centralización de la información y 
las formas de trabajo en un solo espacio, pensando 
sobre todo en aquellos alumnos que comenzaron a 
trabajar más tarde.
En lo que respecta al uso de la mensajería instan-
tánea, armé un grupo bajo el nombre “Historia ter-
cero EE”. Al crearse este, mandé un mensaje genéri-
co con algunas normas para el espacio y aclaraciones 
vinculadas a la forma de trabajo (horarios, modali-
dad de entrega de trabajos y modo de expresión).
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
77
3.3. Organización y contenidos de la plataforma
Al ingresar al curso se puede visualizar una 
bienvenida para los alumnos. Allí expuse informa-
ción básica (curso, subgrupo, nombre y mi correo). 
A continuación de la bienvenida, aparece la plani-
ficación de la unidad. Resulta importante destacar 
que estipulé las metas de aprendizaje, dejándolas 
a la vista del alumno, para que este supiera hacia 
dónde íbamos con dichos contenidos y qué era lo 
que deseaba de sus aprendizajes.
Para que los alumnos se sientan más seguros y 
orientados, aparecen los criterios de logro según el 
contenido. Esto implicó dejar plasmadas preguntas 
claves para hacerse, y saber cómo va en su proceso 
de aprendizaje.
Con los criterios de logro no busqué definir cuán-
to debe aprender el alumno, porque espero que 
aprenda todo lo que esté a su alcance, pero es un 
posible camino para que él mismo pueda autoeva-
luar una parte de su proceso. Vale aclarar también 
que los criterios de logro no pretenden coartar la 
posibilidad de que los estudiantes construyan y se 
apropien de diversos criterios para autoevaluarse, 
diferentes a los que se les presentan, sino que es 
una guía que responde a lo que he proyectado en 
la planificación. En esta etapa de Ciclo Básico los 
alumnos necesitan de un acompañamiento con ma-
yor presencia que el que se puede prever para niveles 
educativos superiores. No obstante, el uso de técni-
cas como los criterios de logro, da lugar a fomentar 
una mayor autonomía en ellos.
Tanto los materiales como las actividades fueron 
variadas, con la intencionalidad de generar mayores 
accesos al aprendizaje. Los materiales fueron en 
multiformatos: textos, esquemas, audiovisuales e 
imágenes. Hubo ejercicios para realizar individual-
mente y de manera colaborativa. Responder pregun-
tas, realizar trabajos de descentración, esquemas e 
incluso, dibujos.
En este sentido, expongo tres actividades utili-
zando softwares con potencial educativo:
78
•	 Actividad 1: trabajo colaborativo mediantePadlet: En esta actividad, los alumnos, me-
diante el software Padlet, debían compartir 
con sus compañeros algún testimonio que 
encontraran de una fuente fidedigna, vincu-
lada a las condiciones de trabajo del obrero 
durante la primera fase de la revolución in-
dustrial o sobre sus condiciones de vida en 
sus casas y barrios. La fuente debía estar 
acompañada por una pregunta, ya sea de re-
flexión o fáctica. Luego del post, el alumno 
tuvo que responder a una de las preguntas 
propuestas, y de ser posible, generar una in-
tervención dialógica con la respuesta de otro 
compañero.
•	 Actividad 2: Lenguaje del cómic mediante 
Storyboard That o trabajo de descentración 
con Fakebook. En equipos de hasta 3 alum-
nos. Los alumnos tenían dos opciones de 
trabajo para realizar la actividad sobre impe-
rialismo europeo: 1. Crear un cómic median-
te la herramienta digital Storyboard That o 
a mano alzada, donde se refleje el concepto 
de imperialismo, debiendo estar representa-
do el dominador y el dominado, y se vea de 
alguna forma esa relación de desigualdad y 
discriminación. 2. Crear un Fakebook (Falso 
Facebook) de algún personaje histórico den-
tro del proceso del Imperialismo Europeo del 
Siglo XIX.
•	 Actividad 3: Mapa semántico con Cmap. Los 
alumnos tuvieron dos opciones dentro de 
esta actividad: realizar un mapa conceptual 
sobre las causas o las consecuencias de la 
Primera Guerra Mundial. A partir de la herra-
mienta online Cmap.
 3.4. El lugar que ocupó la evaluación en 
esta unidad de trabajo
En lo que respecta a la evaluación, esta nueva 
modalidad de trabajo de educación virtual, me inter-
pela la forma de evaluar, ya desde la propia inspec-
ción de historia se recomendaba que no se calificara 
a los alumnos, pero sí se le diera una devolución de 
sus trabajos (en la primera fase de la suspensión de 
clases presenciales). Esto implicó “abandonar” o al 
menos, postergar la evaluación tradicional focali-
zada en la acreditación de saberes, conocida como 
evaluación sumativa.35
El desafìo se convirtió en una oportunidad. In-
tenté centrarme en lo que quería que los alumnos 
aprendieran y comencé a ver a la evaluación como 
una herramienta que acompaña al alumno en su 
proceso de aprendizaje. La retroalimentación se 
convirtió entonces en evaluación formativa, sin las 
distracciones de valoraciones cuantitativas. La de-
volución cualitativa demandó poner foco en aquello 
que debí “devolverles” de manera dialógica, sobre lo 
que estaban haciendo o hicieron los estudiantes.
Utilicé rúbricas que fueron dadas de antemano. 
Estas fueron una forma más, para que los alumnos 
entiendan qué estaba mirando concretamente den-
tro de su proceso. Elaboré dimensiones, por ejemplo, 
el nivel de comunicación, y determiné las progresio-
nes, que fueron desde bajos niveles de comunica-
ción hasta niveles altos. Cuanto más dimensiones, 
más posibilidades de tener una mirada integral.
Tengo la convicción, que sea cual fuera la forma 
de evaluar, se debe hacer en base a “evidencias” 
del proceso del alumno. Por lo cual este debe hacer 
y mostrar sus producciones, además de disponerse 
a una apertura para aprehender favorablemente de 
las retroalimentaciones.
Consideraciones finales
Como partí del título, algunos desafíos se con-
vierten en oportunidades. Así fue el caso de la pre-
sencia de este virus que revolucionó muchos ámbitos 
de la vida de las personas y la educación no estuvo 
ajena a dichos cambios. Como docente me encontré 
desafiado a tener que adaptar mi curso presencial a 
un curso virtual, de manera emergente para que los 
alumnos pudieran seguir accediendo a la educación. 
En definitiva, comprendí que ese curso de marzo ya 
35. Este tipo de evaluación, hoy puesta en cuestión, merece un análisis más dete-
nido que no podremos profundizar en la presente escritura. Nos queda abierta 
la interrogante: ¿puede una evaluación sumativa generar una retroalimenta-
ción que favorezca al aprendizaje al mismo nivel que la evaluación formativa?
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
79
no existía y debía trazar nuevas estrategias bajo otra 
modalidad de enseñanza.
Fue gracias a la voluntad de muchos docentes, 
pero también ha sido fruto de un camino que viene 
recorriendo el Uruguay, en términos de infraestruc-
tura y recursos tecnológicos, que la educación siguió 
en funcionamiento a pesar del contexto crítico.
En lo personal, me han contribuído también las 
teorizaciones que se vienen desarrollando sobre la 
virtualidad, que la presenta como una alternativa, 
muchas veces necesaria, dentro del sistema edu-
cativo.
El hecho de tener disponibilidad técnica, no ga-
rantiza que la educación virtual sea de calidad, sino 
que depende de varios factores que ya hemos men-
cionado, por ello tomé la decisión de seguir traba-
jando y estudiando en pro de dejar mi mejor versión 
profesional.
No puedo ignorar el contexto en el que se enmar-
ca esta experiencia, pero tampoco puedo dejar de 
lado, la infinidad de experiencias de los docentes y 
los alumnos que vivieron y transitaron este proce-
so con sentires y pensamientos diversos, y muchas 
veces encontrados. El ensayo y error tuvo gran rele-
vancia dentro de mi proceso, así como el del sistema 
educativo todo.
Un recorrido consciente, con un horizonte claro 
hacia dónde dirigirme, me ayudó alcanzar, en esta 
unidad de trabajo virtual, ciertos objetivos que he de-
finido desde el punto de vista pedagógico: mantener 
el vínculo, que los alumnos realicen tareas para que 
generen hábitos de trabajo, interactúen entre ellos, 
se apropien de conceptos históricos fundamentales 
para el nivel y desarrollen procesos en la mejora de su 
comprensión lectora y de las formas de comunicación.
Visualizo que esta nueva realidad que se presen-
tó hizo que muchos docentes se animaran a experi-
mentar nuevas formas de trabajo y que se tomaran el 
tiempo para familiarizarse con cuestiones que consi-
dero elementales como es el manejo de una platafor-
ma educativa.
Es soberbia decir que como docente he aprendido 
todo lo necesario para abordar un curso virtual, sin 
embargo, sí ha sido un comienzo para poner sobre 
la mesa qué espero como docente y como parte de 
un colectivo, para poder reconocer qué aporta esta 
modalidad de educación virtual a la educación.
Sostengo con convicción que dichos aportes de-
ben ser fruto de la producción intelectual de toda 
la comunidad educativa que evalúe los verdaderos 
resultados y alcances de estas experiencias.
En este escrito decidí poner en palabras mi ex-
periencia y recoger el valor del hecho de que como 
docente tengo la responsabilidad de teorizar sobre 
mi práctica para mejorarla. Como dicen Suárez y 
Metzdorff (2018): 
Se trata, en definitiva, de poner en el 
centro del escenario escolar y curri-
cular a los docentes, sus experiencias 
de enseñanza, su saber de experien-
cia y sus narraciones pedagógicas. 
Esta iniciativa significa, entre otras 
cosas, revalorizar el papel de los 
maestros y profesores en la innova-
ción de la enseñanza y dejar atrás las 
modalidades de capacitación idea-
das desde el supuesto del déficit de 
cualificación. A través de la disposi-
ción de redes pedagógicas de docen-
tes y escuelas es posible constituir, en 
el mediano plazo, una comunidad de 
docentes narradores de experiencias 
pedagógicas que potencien entre sí 
su propio desarrollo profesional; una 
comunidad de enseñantes que habi-
lite otras formas de “alfabetización 
docente” a través de un lenguaje 
propio, entre ellos. (p. 4)
Cierro con las palabras de estos autores, ya que 
fundamentan en el sentido que me interesa aportar. 
80
Referencias bibliográficas:
Dussel, I. (12/03/2020) La clase en pantuflas. Reflexiones 
a partir de la excepcionalidad (conversatorio). Recupe-
rado de:
 https://www.youtube.com/watch?v=6xKvCtBC3Vs
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Suárez, A. y Metzdorff, V. (2018). Narrar la experiencia 
educativa como formación. La documentación narra-
tiva y el desarrollo profesional de los docentes .Espa-
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Rivera, B. (2005). Mitos a distancia. HETS. Recuperado 
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Zangara, Al. (2009). Conceptos básicos de educación a 
distancia o...las cosas por su nombre. Universidad del 
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Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
81
RELATOS EN 
PRIMERA PERSONA...
TUTORES Y MENTORES
82
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
83
Fue la primera vez que me sentí en un36 desier-
to, momentáneamente, cuando escuché37 la noticia: 
“se suspenden las clases hasta próximo aviso”. Duró 
poco ese sentir, ya que casi en pocas horas se dio 
rápidamente el acompañamiento del equipo de ges-
tión de mi liceo N°8 de Montevideo y de inmediato 
puse en los grupos de WhatsApp que debíamos rea-
lizar un saludo a la comunidad educativa. Ese video 
fue en primera persona, realizado entre todos y en el 
que colaboraron algunos profesores noveles. Desde 
el vamos, entonces- allá por el 13 de marzo de 2020- 
me sentí acompañada y logré que los docentes no-
veles sintieran que habitaban el mismo territorio, 
ahora fuera del liceo como espacio físico, pero rear-
mando el liceo en un espacio distinto, el virtual. Nos 
pusimos la camiseta: el liceo al hombro. 
La primera semana fue sumamente estresante, 
pero cálida y reconfortante, porque logré unir en un solo 
grupo de WhatsApp a los docentes noveles. Algunos de 
ellos con un gran empuje, con ideas muy nuevas acerca 
de cómo continuar manteniendo el vínculo pedagógi-
co con los alumnos. En mi caso nunca bajé la guardia. 
Sentí que era un gran desafío y hoy me siento que la 
tarea fue cumplida. Algunos de los noveles han termi-
nado sus prácticas docentes con buenas calificaciones, 
otros (los ya recibidos) se han sentido reconfortados de 
trabajar en equipo y de lograr acuerdos comunes acerca 
de las modalidades de trabajo y el acompañamiento en 
CREA, ZOOM y WhatsApp. Con ellos aprendí también, 
36. Texto disparador que formó parte de la Convocatoria: “Noveles en primera 
persona: relatos en tiempos de excepcionalidad”. 
37. POP y tutora de Noveles en el liceo N°8 de Montevideo, 2020. POP, Profe-
sores orientadores pedagógico, rol que se desempeña en algunos centros de 
Educación Media dependientes del Consejo de Educación Secundaria (CES). 
Correo electrónico: [email protected]
que ese preconcepto, que poseemos por momentos, 
de que los más jóvenes, quizás, tienen mucho cono-
cimiento virtual y por lo tanto, pueden enseguida co-
menzar sin problemas a conectarse con los estudian-
tes, en realidad, muchas veces, no es tan así. Ellos y yo 
-diferencia de edad y de experiencia- en algún punto, 
nos asemejábamos.
Sin embargo, quiero mencionar mi experiencia 
con Fernando, profesor de Matemática. Al inicio 
busqué entablar conversación con él porque me lle-
gaban ciertos reclamos de adscriptas y directoras 
acerca de su desvinculación con los estudiantes. 
Me llamó la atención que Fernando siendo un do-
cente novel muy capaz, no lograra vincularse ni por 
CREA, PAM ni GOOGLE CLASROOM (como sí lo ve-
nían realizando los demás, según mi rápido sondeo). 
Fernando mantuvo largas charlas conmigo sobre el 
COVID-19, los problemas que aparejaba, el temor al 
contagio, las investigaciones que iba desarrollando 
él junto a sus amigos de la Facultad de Ingeniería 
sobre la progresión aritmética de los casos. Pero en 
el fondo, Fernando estaba en crisis. A mí me preocu-
paba mucho que esto sucediera. Pensé que esto me 
podría haber pasado a mí, si siendo novel atravesaba 
una pandemia. Fue difícil armar el liceo nuevo, me 
sentí – a veces-con pocas fuerzas, pero logré acom-
pañar a los estudiantes que de a poco iban apare-
ciendo como seres en el éter. Y, Fernando, también 
iba apareciendo como los estudiantes, iba cobrando 
forma y se iba animando a ser más docente.
 ¡Qué tiempos difíciles fueron los meses de mar-
zo y abril! Tiempos de aprendizaje y de incertidum-
En tiempos de crisis, la oportunidad 
del intercambio
Había una vez, en un país en común, un relato que habitar y que sentir…36
Silvia Sosa de Souza37
84
bre, tiempos de acompañar y de no poder dar certe-
zas. Fernando, el profesor de Matemática fue dando 
paso a paso su inserción a PAM, comenzó los Zoom 
y se fue vinculando con los estudiantes. Fue raro 
para él, como para mí, como para todos. Fernando 
manifestó su crisis, otros la fueron llevando como 
pudieron, todos fuimos trabajando y aprendiendo a 
manejar todas las plataformas desde cero. ¿Cómo 
pude levantar el ánimo de algunos profesores, en 
este caso de Fernando? Además de profesora ads-
criptora, POP, adscripta a veces, acompañante pe-
dagógica también, estuve presente en un acompa-
ñamiento psicoemocional de los noveles, sobre todo 
en este caso más puntual.
Sentí que era mi deber como colega sacarlo de 
esa crisis, manteniendo muchas charlas con el com-
pañero por WhatsApp. A la vuelta a la semipresen-
cialidad, en otra de las charlas, Fernando me agra-
deció el hecho de haberlo sacado de esa situación 
de stand­by, de no saber qué hacer, de no poder 
manejar las plataformas porque sentía que esto lo 
sobrepasaba. Me di cuenta de que la cuarentena me 
hizo revisar mi profesión, tuve que reinventarme en 
todo o en casi todo e incluso como persona se dieron 
cambios. Empecé a darme cuenta de que hay más 
gente que necesita ayuda, que no estás sola en un 
desierto. Todos nos dábamos la mano y entretejía-
mos un telar lleno de afectos y experiencias. Me re-
troalimenté también con mis noveles. Actualmente, 
Fernando da clases brillantes y se siente muy bien 
en ellas; viendo ahora todo desde la perspectiva que 
te marca el tiempo, noto que crecí, que me nutrí de 
ellos y ellos de mí. Más allá de la resiliencia que uno 
tiene de otros tiempos de crisis en el país y que tam-
bién reinventábamos nuestras prácticas. Esta tarea 
de ser tutora la pude disfrutar más en este año de 
la pandemia. En momentos de crisis se dan esas 
oportunidades de crecimiento. Habitar espacios que 
nunca habité, contar historias que nunca viví antes. 
Ser tutor en pandemia es aprender a habitar un te-
rritorio nuevo, ahora más certero, aunque también 
con miras inciertas, pero que entre todos podemos 
darle forma y nuevos aprendizajes.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
85
Marzo 2020, agenda pronta, un nuevo año38 lec-
tivo comienza, un nuevo camino para recorrer, los 
nervios y la ansiedad ahí presentes; aparecen las 
preguntas. Las clases y los grupos: ¿cómo serán? Y 
la gran interrogante en este 2020: ¿Cómo empezar a 
transitar el nuevo rol como “tutora de noveles edu-
cadores”?
Tranquila, lo tenemos pensado y planificado. Pri-
mero: presentartey contar sobre tu nuevo rol en el 
liceo, segundo: averiguar con el equipo de dirección, 
buscar los datos de los profes y finalmente; concre-
tar las instancias de encuentro: una conversación, 
una entrevista personal con cada uno de ellos, de-
finir intereses y líneas de trabajo. Hablar sobre sus 
miedos, sus inquietudes y desafíos. En fin, trazar 
nuestra hoja de ruta para comenzar el viaje… Todo 
tiene que salir bien…
Viernes 13 de marzo –aparecen, en Uruguay, los 
primeros casos de COVID-19 y la incertidumbre se 
convierte en la reina de la tarde; en el liceo, la pre-
gunta: ¿y ahora qué pasará? las miradas preocupa-
das y la falta de respuestas… En la escuela, cuan-
do voy a buscar a mi hijo, lo mismo: padres, niños, 
maestras, todos conmocionados con la noticia, la 
pandemia que parecía tan lejana a nosotros, llegaba 
y estaba ahí, un gran signo de pregunta cerraba la 
jornada de viernes. 
La noche caía, la tele y el informativo tendrían la 
respuesta: las clases se suspenden por 15 días. Fin 
38. Tutora del Liceo de Libertad (San José), 2020. 
 Correo electrónico: [email protected] 
de semana atípico: muchas interrogantes, hipótesis, 
supuestos y miles de mensajes en celulares que “ex-
plotaban”, tratando de encontrar respuestas y ver 
cómo seguimos…
Lunes 16 de marzo: más que nunca recalculando… 
sí, recalculando cual si fuéramos un GPS, la pande-
mia nos ponía frente a nuevos desafíos: comunicar-
nos de otra manera: la virtualidad se apoderaba de 
esos días. Otras respuestas, otras consignas, otros 
espacios para el contacto y el intercambio y así el 
correo, Whatsapp y CREA pasaron a dominar la es-
cena. Comunicarme con la Directora y la Secretaria 
fueron mi propósito esos días, me faltaban muchos 
datos, muchos profesores que aún no había llegado 
ni siquiera a anotar en “mi” lista de noveles, así que 
tenía que llegar a ellos como fuera y entonces em-
pezó mi “navegación” en esos espacios, pensando, 
planificando. Y confieso que me encontré ocupando 
gran parte de mi tiempo en ello, porque también allí, 
detrás de las pantallas estaban o estarían mis alum-
nos, esos que casi no conocí… ¿cómo conectarme 
y conectarlos? ¿cómo construir estrategias para el 
vínculo, en esa nueva aula virtual?... Y en medio, mi 
familia, mi chiquito que tenía que “entrar” a CREA, 
las notificaciones, “esas campanitas”, muchos de-
beres, tareas y llantos… y mi hija adolescente que 
dos semanas atrás había empezado la etapa liceal y 
hoy se encontraba en casa en medio de una pande-
mia y preguntando: 
-Mamá- papá, ¿Ahora cómo hago?
-¿Todo va a estar en CREA? 
Recalculando 
Silca Álvarez38
86
-¿Me avisarán? 
Preguntas y más preguntas, INCERTIDUMBRE, 
con mayúscula.
Recalculando una vez más, logré por esos días 
contactarme y empezar a enviar mensajes y un for-
mulario de Drive a los primeros noveles de los que 
pude conseguir datos. Alegría, entonces, porque mi 
trabajo estaba haciéndose y “arrancando” poco a 
poco…
En medio, el curso de tutores39 comenzaba, y allí 
quería estar con todo mi entusiasmo y mis ganas, 
tratando de que mi cabeza estuviera allí para dejar 
lo mejor. Confieso: no fue fácil, hubo momentos en 
que caía y por qué no decirlo, una que otra lágrima 
aparecía, pero allí estaba mi soporte incondicional: 
mi familia y también mi articuladora40 alentándome 
a seguir…
Los meses fueron pasando…Con algunos nove-
les trabajamos por videollamadas con el portafolio 
docente, con otros fue CREA el motivo de nuestro 
contacto, con otros resolvimos problemas de do-
cumentación, compartimos invitaciones a cursos, 
talleres, charlas y un sinfín de actividades que se 
realizaban por esos días. Otro protagonista salía a 
escena: Zoom. Otra vez había que aprender rápido, 
descargar, ver sus oportunidades y herramientas y 
ahí estar… Cuánto aprendizaje y cuán rápido todo.
Ya en junio comenzaba otra nueva etapa, otro 
comienzo (sí, si algo tuvo este año fueron varios co-
mienzos) la “nueva normalidad”, rara ella, y la pala-
bra… pero no por ello menos incierta.
Viernes 10 de agosto, llegaba por fin mi primer 
encuentro con los noveles, la presencialidad ya era 
un hecho, pero encontrarnos en el liceo aún no era 
una posibilidad: Libertad estaba en medio de un bro-
te de COVID-19; conmoción, nervios, preocupación y 
lo peor: un liceo nuevamente vacío. Esta situación 
39. En el primer semestre del año 2020 se realizó desde el Programa una nueva 
edición del curso de Formación de Tutores de Educación Media para el acom-
pañamiento de noveles educadores.
40. El programa de noveles cuenta con un equipo articulador que acompaña a los 
tutores en su desempeño y formación para el rol.
hacía más necesario el encuentro. Nos encontramos, 
entonces, en la “sala de Zoom” conversamos, nos 
escuchamos, compartimos vivencias, percepciones 
y las estrategias que veníamos llevando a la prácti-
ca en estos tiempos de tanta excepcionalidad. Lin-
do momento, felicidad y emoción, por fin estaba en 
“contacto”, aunque fuera virtual, pero más cercano 
con los noveles.
Y luego vinieron los otros encuentros, ya un 
poco más tranquila porque había pasado la prueba 
de fuego. El año siguió su rumbo y a toda velocidad 
(pues no sé si es solo mi impresión, pero se pasó 
volando frente a nosotros, paralizados e inciertos), 
pero acá vamos conduciendo por nuevos “caminos” 
y por qué no decirlo, siempre repensando, reflexio-
nando y recalculando, porque si algo nos ha ense-
ñado este tiempo ha sido eso: sacarnos de nuestra 
zona de confort y ponernos en permanente desa-
fío. Aprendimos mucho de las experiencias vividas, 
los errores, los aciertos, potenciamos el trabajo en 
equipo y la unión entre colegas, la capacidad de es-
cucharnos, de acompañarnos y apoyarnos.
Seguro que de todo ello, salimos fortalecidos y 
con muchas ideas para nuestra formación personal, 
profesional y principalmente, para el aprendizaje de 
nuestros estudiantes. Termino este relato ponien-
do de nuevo el GPS para otro año lectivo, otro nuevo 
viaje y un mismo destino: la educación; pero sabien-
do que las rutas hacia él pueden ser muchas, con 
bajadas y subidas, con cortadas y atajos y siempre 
con la posibilidad de recalcular y volvernos a pensar 
y reinventar como docentes.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
87
Empezó como algo lejano, pero llegó para41 que 
todos sepamos de su existencia. Ya pasaron más de 
seis meses. Suspendieron las clases presenciales, 
mucho que no se sabía, pero también mucho para 
aprender. Como dice el dicho: “tomamos el toro por 
las astas”. Inseguridad, bombardeo de preguntas, 
pero había que seguir. Así que empezó un nuevo ca-
mino, en casa, poco contacto con la gente, a no ser 
virtualmente; algo que no es de mi agrado, prefiero 
ver la cara de frente y en presencia. 
Aprendí de CREA, PLATAFORMAS, CORREOS, 
AUDIOS, VIDEOS, me costó, pero era necesario, un 
día pregunté a mi familia: ¿qué día es? Y ¿Por qué 
cuento esto? porque es parte de lo vivido, levan-
tarme y trabajar como siempre y con más ganas 
aún, los alumnos se comunicaban para poder saber 
cómo hacían las tareas propuestas por los docen-
tes, los colegas con dudas como yo. Mis posicio-
nes: Adscripta y profesora de Astronomía, y algo 
personal, a no descuidar, tenía que hacer el curso42 
para Tutora de Noveles. Mucha lectura, conferen-
cias, tareas para mis alumnos… Eran las 23 horas 
y un estudiante me avisó que no siempre tenía co-
nexión y otro que no sabía trabajar en CREA. 
Eran las 7:30 y ya el teléfono estaba lleno de men-
sajes, me sentaba frente a la computadora y pasaban 
las horas, días, semanas y los meses. Esa etapa supe-
rada. Mucha tristeza, descubrimos mundos especia-
41. Tutora del Liceo N°3 de Tacuarembó, 2020. Correo electrónico: estela.9395@
hotmail.es
42. En el primer semestre del año 2020 se realizó desde el Programa una nueva 
edición del curso de Formación de Tutores de Educación Media para el acom-
pañamiento de noveles educadores.
les, hogares pobres, alumnoscarentes, sí, carentes, 
pero con ganas y pensando que pronto se terminaba. 
Una visita a un hogar me hizo entender que quedar-
se en el camino, quejarse, no era la solución, con frío, 
poca ropa, en una casa de madera precaria, salió fe-
liz a recibir materiales para las tareas y los alimentos 
que se le llevaba. Hablando de aprendizajes con este 
testimonio… ¿cómo no seguir? 
Seguimos en la lucha, otra lucha, con otra “HOJA 
DE RUTA” (necesaria y urgente, ya que necesitamos 
otra forma de encarar nuestro rol y como ciudadana 
común) diferente, pero con los mismos actores, des-
de mi lugar, con mi familia, como docente, tutora, 
con colegas, por y para mis alumnos.
Desde muy temprano en mi vida aprendí a vivir 
y soportar, no caer y seguir adelante. Hoy me quedo 
con la enseñanza del COVID, de ese alumno que me 
llamó tarde en la noche, de aquel que me dijo: “no sé 
entrar en CREA, ayúdeme”, de aquel que a pesar de 
las dificultades hacia las láminas de Dibujo, de ese 
alumno que al preguntarle ¿cómo se encuentra? me 
contesta que el vaso de leche que le brindamos en el 
liceo: ¡es lo mejor de la Pandemia!
Son tiempos de reconocer lo que puedo aportar 
y de lo que se puede aprender a través de las expe-
riencias de los noveles – practicantes, dudas, mie-
dos, conflictos, situaciones que muchas veces era 
solo plantearlas, pero faltaba la confianza, que fue 
surgiendo. Noté timidez al momento de preguntar, 
de iniciar el acompañamiento, ya que el involucra-
miento en el proyecto según manifestaban muchos 
Vivir, aprender acompañados y pensar 
que el mañana será mejor 
Había una vez, en un país en común, un relato que habitar…
Mónica Bordagorry41
88
significaba más compromiso y no sabían si iban a 
poder cumplir, pero con comunicación, hoy logramos 
el fruto, preguntas con respuestas satisfechas, da-
tos ofrecidos, recursos a disposición, intercambio, 
una comunidad liceal abierta a los futuros docentes.
Estoy enriquecida por el intercambio con todos, 
por el afecto requerido y brindado día a día, por el 
valor que recuperé en cosas perdidas, de disfrutar 
esa planta al lado de mi silla de trabajo, cómplice y 
testimonio de mi esfuerzo, de lo que hice durante el 
encierro y el trabajo a la distancia.
Considero esto como otro mojón, hito, evento, 
en mi trayectoria profesional, que la superaremos 
a pesar de los retos, desafíos, situaciones proble-
mas, que con mucho esfuerzo y agradecida con los 
compañeros de ruta, sabremos superar.
Estos tiempos de incertidumbres, de nuevas nor-
mas, me hizo entender y comprender aspectos de 
la vida que nunca imaginé que pasaría, algo mun-
dialmente que cambió todo, hasta la libertad…, pero 
siendo más fuerte, creciendo, aprendiendo y fortale-
ciéndome como persona, para convivir en esta vida, 
como ya mencioné anteriormente como mujer, ma-
dre, ciudadana y docente referente.
De todo lo feo, me quedo con lo positivo, aunque 
sean tiempos duros, aprendí a revertir lo malo y em-
prender a partir de cambios, por mí y por los demás.
Me quedo con los mensajes de esta canción de 
Patricia Sosa, que me ayudó en otros momentos, 
trabajando en situaciones desafiantes: acompañar, 
aprendiendo, en la pandemia, poniendo amor, cora-
je, soñando, que esto pasará.
Aprender a volar
Duro es el camino y sé que no es fácil,
No sé si habrá tiempo para descansar
En esta aventura de amor y coraje.
Solo hay que cerrar los ojos y echarse a volar,
Y cuando el corazón galopa fuerte, déjalo salir.
No existe la razón que venga la pasión, las ganas de reír. 
Puedes creer, puedes soñar, 
Abre tus alas, aquí está tu libertad, 
Y no pierdas el tiempo, escucha el viento, 
Canta por lo que vendrá, 
No es tan difícil que aprendas a volar.
No pierdas la fe, no pierdas la calma,
Aunque a veces este mundo no pida perdón,
grita aunque te duela, llora si hace falta,
limpia las heridas, que cura el amor.
Y no apures el camino, al final todo llegará, 
Cada luz, cada mañana, todo espera en su hogar.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
89
Empezaremos con el significado etimológico de 
esta palabra que hemos escogido como título para 
esta narrativa.4344
 Del lat. Mod. Nostalgia, y este del gr. 
 nóstos ‹regreso› y - -algía 
‹-algia›. f. Tristeza melancólica originada 
por el recuerdo de una dicha perdida.45
La nostalgia nos ha marcado, en este año tan 
particular. Si a algo nos tuvimos que acostumbrar, 
fue a perder, pero no queremos asociarlo con triste-
za, sino con adaptación y aprendizaje. Aprender una 
nueva forma de enseñar, de vincularnos, de comuni-
carnos, de crear e innovar.
También nostalgia de los pasillos llenos de jóve-
nes, de los cuadernos circulando de mano en mano, 
de los trabajos en equipo, de las exposiciones de 
proyectos, de las reuniones, de los abrazos…
Cerramos los ojos y conmemorando aquellas pe-
lículas de Ciencia Ficción que marcaron nuestra in-
fancia imaginamos subir a una cápsula del tiempo, la 
cual nos permite viajar a través de varias estaciones, 
así, fijamos nuestro destino: 4 de marzo de 2020, 
nuestros hogares. Dejamos que la audición y el olfato, 
esos sentidos que sucumben al reinado de la visión, 
guíen nuestro viaje. Los despertadores piden a gritos 
que comencemos nuestro día, los pasos agitados de 
43. Tutora del Liceo 1 de San Carlos (Maldonado), 2019-2020. Correo electrónico: 
[email protected]
44. Tutora del Liceo 2 de Maldonado, 2019-2020. Correo electrónico: profepaula-
[email protected]
45. Diccionario RAE (Real Academia Española).
los chicos en las escaleras, la cafetera, el microondas, 
nos detenemos un minuto queriendo atesorar y va-
lorar ese momento. Con pocos deseos de abandonar 
esa escena, proponemos un nuevo destino: misma 
fecha, el liceo, nuestro lugar de trabajo. El timbre 
que suena, las risas, los gritos, los pasos, cual tropilla 
descarriada que suben y bajan las escaleras, los abra-
zos, los saludos después de los meses de vacaciones. 
El viaje debe continuar, fecha de destino 11 de mayo, 
el living de nuestros hogares se ha transformado en 
un salón de clases, la computadora en nuestra ami-
ga, casi nuestra cómplice, el internet nuestro aliado 
o nuestro mayor obstáculo. Casi sin saber, nos en-
volvieron la ausencia, el profundo silencio… las voces 
se apagaron...los pasos y risas se transformaron en 
ríos secos donde la incertidumbre es quien reina. Po-
demos revivir nuestros sentimientos, la inseguridad, 
la duda, la pregunta constante que repiquetea en 
nuestros oídos ¿estaremos haciendo las cosas bien? 
Un mar de inseguridades, de temores, un desacople o 
desajuste total entre las expectativas para este año 
y la realidad. ¿Cómo acompañar el proceso de inser-
ción laboral de los docentes noveles?¿Cómo evocar la 
respuesta cuando nos sentimos habitando ese mis-
mo espacio?¿Cómo no sentir empatía con ese fluir 
de inseguridades que nos abrazan a todos? Así como 
ellos, nos envuelve la duda y una insistente interpe-
lación a la fragilidad del devenir de lo incierto. En este 
escenario, nos descubrimos conscientes de que los 
noveles somos todos. Comenzamos a ser docente en 
esta nueva realidad que nos ha sacudido duramente. 
¿Cómo lograr rescatar el vínculo pedagógico con los 
estudiantes? Acuden a nuestro auxilio las palabras 
de Carlos Skliar: 
Nostalgia 
 
Beatriz Baliño43 y Paula Delfino44
90
Tomamos consciencia que sentir, pensar y con-
mover podrían ser seguramente la clave para esca-
par de esta realidad que nos azota, la brújula que 
fije nuestro destino y la forma de salvaguardar el tan 
preciado vínculo pedagógico. La respuesta para esta 
realidad está en pensarla como una oportunidad 
para flexibilizar nuestras propuestas educativas.
Tratamos de recuperar lo positivo en esto que 
nos está sucediendo y como en la escena de la pe-
lícula MATRIX los sucesos de nuestra vida pasan 
en cámara lenta cual fragmentos estáticos. Todo a 
nuestro alrededor se ha detenido y nuevamente vie-
nen a nuestro rescate las palabras de Skliar cuando 
hace referenciaa las características de esta época 
de: aceleración, conectividad, emprendedurismo, 
autorrealización, rendimiento y la necesidad de pen-
sar en una educación que cuide a los chicos de estos 
atributos de la época. Tal vez, solo tal vez lo que he-
mos pasado sirva para repensarnos, para reflexionar 
sobre nuestras prácticas, reinventarnos y repensar el 
proceso de acompañamiento a aquellos colegas que 
“comienzan a ser docentes hoy”.
“Educar es conmover. 
Educar es donar. Educar es sentir 
y pensar no apenas la
 identidad, sino otras formas 
posibles de vivir y convivir. 
Si ello no ocurriera 
en las escuelas, probablemente 
el desierto, el páramo, 
la sequía ocuparían 
todo el paisaje de los 
tiempos por venir”.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
91
Mi experiencia como tutora de noveles docentes 
la viví por un lado, con mucha expectativa, pero otra 
cosa muy distinta fue lo que nos tocó vivir.46
Expectativas, referidas a lo que significó para 
mí haberme formado47 para ello, haber sido acom-
pañada por docentes especializados en la temá-
tica, haber planeado diferentes acciones a tomar 
y recorridos a transitar, estudio de por medio. La 
realidad se hizo sentir cuando de repente, todo 
pareció venirse abajo, esfumarse y desconcertar-
nos por completo.
Pandemia
La realidad mostraba, que en cuestión de horas, 
todo se detenía a nivel global. 
Quisiera poder expresar mediante la palabra los 
sentimientos provocados por la incertidumbre, el 
desconcierto y la pérdida de control de aquello que 
creemos seguro, y que de un momento a otro, cam-
bia. Como todo cambio brusco, es rechazado y toma-
do como algo negativo por donde se mire.
Fue durante los meses de marzo, abril del co-
rriente año que comencé a percibir y a asumir con 
gran resistencia el hecho de que nuestro mundo ya 
no sería igual. 
46. Tutora del Liceo N°4 de Melo (Cerro Largo), 2020. Correo electrónico: alicia-
[email protected].
47. En el primer semestre del año 2020 se realizó desde el Programa una nueva 
edición del curso de Formación de Tutores de Educación Media para el acom-
pañamiento de noveles educadores.
“Alicia: ¿ Cuánto tiempo es para siempre? Conejo 
Blanco: A veces, solo un segundo”. Recordé palabras 
de una de mis historias favoritas.48
Parecía que iba a ser para siempre, parecía que 
en un segundo se nos había sacudido la vida tan 
fuertemente que se habían deshecho todas nues-
tras creencias, ideas, modos de ser, hacer y sentir. Y 
así fue, pero para nuestra sorpresa, nuestra creativi-
dad se hizo presente tomando formas impensadas, 
variadas maneras de comunicación y acción, que si 
bien no fueron tan visibles, pasaron a formar parte 
de lo cotidiano. 
No todo fue tan malo al final, cuyo mismísimo 
final, aún no se visualiza.
Fue en medio de ese torbellino que nos fuimos 
conociendo con Gimena, Valentina, Elisa, Johana, 
Hans y Favio. Comenzó nuestro diálogo y acompa-
ñamiento desde nuestros hogares, sin pausa, así 
como también nuestro trabajo en conjunto: ¿cómo 
hacerlo?, ¿cómo lo abordamos?, ¿será útil? Más 
interrogantes que respuestas, pero poco a poco se 
fueron encontrando modos. 
El acompañamiento tuvo tintes de todos los ma-
tices: en tecnología fui alumna magistral de los no-
veles docentes, y mi intervención animando al grupo 
me sorprendió en gran medida, llegando a contagiar 
las ganas de crecer como profesionales, como nun-
ca antes en situaciones más sencillas. Logramos el 
48. Carroll, L. (1865). Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Londres: 
Macmillan.
A veces, solo un segundo
Alicia Mazzei Spera46
92
acercamiento como compañeros a pesar de las nue-
vas modalidades, donde se extrañó el contacto, el 
intercambio de ser humano con ser humano, es de-
cir, nuestra naturaleza misma como seres gregarios.
Fue posible crecer como grupo, sobreponerse a 
la adversidad, crecer en lo personal y en lo profesio-
nal, llegando a la resolución de problemas que ya 
no habrían de ser problemas, sino parte de nuestra 
normalidad. Fuimos conformando un equipo que 
contagió el deseo de aprender nuevas formas de 
relacionarse con el conocimiento, con los alumnos, 
con la institución y cumpliendo con los primeros pa-
sos del plan de acción pautado, transformando así 
nuestras prácticas y las de los demás.
Una vez más en mi vida experimenté la resiliencia, 
y el saber que al final del túnel siempre está la luz.
Lo volvería a vivir en cualquier situación porque 
sé que con trabajo de equipo y apertura, se logra lo 
imposible y se aprende a lidiar con lo inesperado.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
93
Cuando volvimos al espacio del liceo, luego de 
cuatro meses, no solo no conocía a los chiquilines 
porque crecieron mucho desde diciembre pasado y 
usan tapabocas, sino que no conocía a muchos com-
pañeros, que ingresaron luego de marzo. Fue una 
sensación que aumentó mi incertidumbre, porque 
buena parte de49 mi trabajo como tutora y POP50 es 
recibir a los que llegan, estudiantes y profesores. Y 
en ese contexto sentía que no podía acompañar “ser 
hospitalaria”, elementos que yo veo como una de las 
razones de ser de mi tarea. 
Entre los que no conocía estaba un señor, al que 
vi en el pasillos y di por descontado que era profe-
sor de didáctica o “grado 7”51, es más, le adjudiqué 
asignatura por el tipo de vestimenta que usaba. Es-
tábamos regresando y organizándonos así que en la 
primera semana no me acerqué para presentarme, 
no supe quién era. 
Hasta que lo volví a ver y escuché que hacía una 
consulta a la Directora sobre aspectos administra-
tivos. Y allí mismo en el patio, mientras me acer-
caba a la conversación, la Directora me hacía lugar 
con un gesto, y me presenté, invitando al profesor a 
sentarse a conversar. Resultó que “este señor” era 
estudiante de Didáctica III52, que recibió con mucho 
agrado los aportes que desde el espacio de tutoría le 
49. Tutora en el Liceo N°71 de Montevideo, 2019-2020. Correo electrónico: car-
[email protected]
50. POP, Profesor orientador pedagógico, rol que se desempeña en algunos cen-
tros de Educación Media, dependientes del Consejo de Educación Secundaria 
(CES).
51. Es el mayor grado en el escalafón docente de efectivos, por antigüedad, en el 
Consejo de Educación Secundaria.
52. Estudiante de cuarto año de profesorado, con grupo a cargo. Plan 2008, for-
mación docente.
ofrecíamos; que se sigue acercando muchas veces, 
formulando interrogantes, buscando conocer las he-
rramientas con que contamos para la inclusión de 
sus estudiantes. Sus consultas facilitan el encuen-
tro con otros docentes y sirven para pensar posibles 
intervenciones. 
Antes de acercarme a él, y de que con su pre-
gunta y el gesto de la Directora yo me dispusiera a 
escucharlo, no creía que esa persona necesitara ser 
acompañada; sobre todo no pensaba que tuviera 
algo para aportarle. 
Así que cuando pudimos coincidir en el espacio 
del patio, desde la presencia y desde la apertura de 
ambos, se generó la posibilidad del encuentro. Y allí 
me acordé de algo que había leído de Carlos Skliar, 
y su propuesta de estar siempre atentos para per-
mitirnos el conocimiento de los otros, habilitando 
el encuentro, sin demasiadas ideas preconcebidas. 
Dice este autor (con el que no pudimos encontrar-
nos en los espacios de formación por la pandemia)53: 
“¿No será que tanta previsión y tanta planificación, 
que tantos motes de designación nos hacen perder 
lo infinitamente atractivo que resulta iniciar una 
conversación inédita con alguien desconocido?” 
(Skliar, 2018, p. 60) 
El profe no era un desconocido y yo me iba a acer-
car a él cuando lo viera nuevamente, pero ese primer 
encuentro me hizo pensar cómo en ocasiones, más 
53. En el 2020, desde el Programa de Noveles se tenía previsto un encuentro 
presencial con Carlos Skliar que no se pudo realizar como consecuencia de la 
emergencia sanitaria COVID-19.
Aquí: recuperando espacios
Carmen Del Valle49
94
allá delos discursos, no nos damos la oportunidad 
de acercarnos a los otros o de creer que tenemos 
algo para aportarles y aprender de ellos. Y gracias a 
ese y otros encuentros fui recuperando ese gusto por 
recibir a gurises y compañeros que es parte de la ra-
zón de ser de mi trabajo. 
Por cierto, había acertado con la asignatura. 
Referencia bibliográfica: 
Skliar, C. (2018). ¿Se puede enseñar a vivir? La educación 
como comunidad y conversación? Montevideo: Camus 
Ediciones.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
95
Allá, donde casi no alcanza la vista, entre árboles 
y empedrados, hay una escuelita rural perdida en el 
paisaje. Es la escuela N° 86 de Paso Morlán, ubica-
da a unos 60 kilómetros de Colonia del Sacramento. 
Hasta allí llegamos un grupo de profesoras a acom-
pañar a una docente novel que daba sus primeros 
pasos en la docencia como maestra directora de una 
escuela rural.54
El paisaje tranquilo y conmovedor, el camino de 
pedregullo, los animales al costado de la ruta y el 
sonido casi mágico de los pájaros, creaba una at-
54. Mentora del IFD de Rosario, Colonia. Correo electrónico: mariteayala522@
gmail.com
mósfera irreal, casi como si fuera el portal a otro 
mundo, alejado del bullicio y la velocidad.
En estos lugares, parece que el tiempo se detuvo. 
El remanso cromático de los diferentes tonos de verde 
de los campos y el cielo impoluto de un color celeste, 
apenas salpicado por algunas nubes, nos hizo respirar 
un aire nuevo, llenar los pulmones del silencio del lu-
gar, apenas interrumpido por el sonido de los anima-
les y la marcha casi imperceptible del automóvil.
Nos esperaban con las ansias de quien espera 
visitas, sobre el portón de la escuela. Una maestra 
y tres niños nos daban la bienvenida. Las túnicas 
Un verde que deja huellas… 
palabras que se hacen poesía 
María Teresa Ayala54
“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, 
sino de corazón a corazón.” Howard G. Hendricks
96
blancas, las moñas azules y las mejillas rosadas 
nos saludaban como si nos conocieran de siem-
pre, con sonrisas amplias y miradas dulces. Como 
si fuera una gallina con sus pollitos, la maestra, 
rodeada por sus alumnos, nos brindaba una bella 
postal del paisaje.
- ¡Qué alegría que vinieron! - Nos expresó la 
maestra, una joven de no más de 25 años. 
- Es bueno recibir visitas de vez en cuando.- Con-
tinuó: - En este lugar se está muy solo.
Nos invitaron a pasar, orgullosos por mostrarnos 
su lugar. Ese día la maestra estaba sola, ya que la 
cocinera debía hacerse un estudio médico, de ma-
nera que apenas llegó, debió comenzar a preparar la 
comida. Un olor delicioso inundaba el lugar. 
- Les estoy haciendo milanesas al horno con 
puré. Siempre tenemos la precaución de que coman 
variado y saludable. Primaria manda una partida 
de alimentación mensual para dar de comer a diez 
niños, pero están viniendo cinco, de manera que 
cuando hago el surtido compro muchos alimentos 
no perecederos y congelados. Comen generosamen-
te y de manera variada. No faltan las frutas ni las 
verduras ni tampoco los postres. Nunca creí, dijo sol-
tando una carcajada, que cocinaría a niños. Casi no 
cocino en casa y no tengo hijos. Continuó: - Vivo con 
mis padres, y pensar la comida para cinco niños, así 
como el surtido semanal es toda una aventura.
La mañana era fría, pero soleada. Una hermosa 
mañana de mayo. 
Ingresamos al salón, próximo a la cocina. Por la 
gran ventana entraba un sol mezclado con el perfume 
de las plantas que entibiaba el lugar.
El mobiliario era escaso, un par de mesas con tres 
sillas cada una, el escritorio de la maestra y una al-
fombra que daba lugar a un rincón de juegos. Sobre la 
pared de la ventana, un par de muebles y una repisa. 
-He estado comprando libros de didáctica y peda-
gogía.- Nos contó:- Para que la maestra que venga 
después de mí, tenga libros actuales para estudiar, a 
mí me han ayudado mucho. 
En una atmósfera doméstica y cálida, mientras 
ponía tareas diferentes a sus tres alumnos, una de 5, 
otro de 7 y uno de 11, nos dijo que habían faltado dos. 
Uno de ellos estaba enfermo, faltaba bastante porque 
sufría broncoespasmos y el frío no colaboraba con su 
salud. La otra niña, de 4 años, venía muy poco, sus pa-
dres eran peones rurales y la mayoría de las veces no 
podían llevarla, ya que no tenían locomoción propia.
-Eso me preocupa.- Nos dijo.
-Hablé con la inspectora y me dijo que convocara 
a los papás, el problema es que los papás no pue-
den traerla y no hay ningún vecino que venga de ese 
lado. Me siento muy impotente.- Culminó.
 - Aunque tiene 4 años, sería bueno que asistiera.
Una de las profesoras que iba conmigo, llevaba 
un microscopio para compartir con los niños diferen-
tes observaciones. La alegría y la sorpresa se apo-
deró de los rostros de los niños, que mezclados con 
nerviosismo, se acercaban de a uno a observar. 
La maestra era para ellos el referente, represen-
taba la seguridad, se acercaban a ella y se pegaban 
a su túnica esperando la aprobación, y ella, con la 
sonrisa y los ademanes casi maternales les daba 
protección y cuidado.
-Me enamoré del lugar.- Nos dijo.
- Pero a veces me da miedo. La soledad es muy 
grande. Vengo en ómnibus hasta el kilómetro 149 de 
la ruta dos, ahí busco la moto que dejo en la casa de 
un vecino y hago ocho kilómetros para llegar. Vieron 
ustedes que el camino no está muy lindo, así que los 
días de lluvia me trae mi padre y cuando salgo muy 
de noche, por los beneficios, me viene a buscar.
Se paró y nos invitó a conocer otra habitación. 
-Este es el dormitorio destinado a la maestra.- 
Nos dijo. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
97
-Está precioso, pero yo no me animo a quedar-
me sola. La noche acá es tremenda y la soledad muy 
grande. Prefiero viajar. Cuando hago los surtidos 
voy con la cocinera y cuando tengo que ir al banco 
a depositar el dinero recaudado por la comisión de 
fomento, dos padres van conmigo. Las tareas admi-
nistrativas y los beneficios son totalmente nuevos 
para mí, la Inspectora me ayuda cada vez que ten-
go alguna duda, la debo tener cansada.- Comentó 
mientras esbozaba una sonrisa nerviosa.
 - Yo tuve un mes de Práctica rural en el Institu-
to, pero nunca nos hablaron de temas administrati-
vos. Sin embargo, a estas escuelas rurales nadie las 
quiere, debe ser por la distancia. La maestra titular 
está con licencia por embarazo, y no va a volver en 
todo el año, aún así, si el próximo año puedo, elijo 
escuela urbana. Voy a extrañarlos mucho.- Dijo con 
la voz casi quebrada.
- Son muchas horas juntos, los ves crecer, te lle-
nan de besos y dibujos, son divinos.- Culminó con un 
brillo en los ojos. 
Nos contó que la conectividad no es muy buena, 
que a veces no pueden usar las computadoras, que si 
bien hay una estufa a leña, ella no la usa, porque tie-
ne miedo de que al estar tan cerca de la alfombra, una 
chispa queme algo o los lastime. Igualmente la cale-
facción natural del sol no hacía tan necesario su uso.
Luego de terminar la tarea y de mirar en los mi-
croscopios, nos invitaron a ir afuera. Recorrimos el 
predio, alrededor de la escuela y llegamos a un lugar 
en donde unas parcelas de tierra dejaban ver tími-
damente algunos brotes. Los ojitos de los niños bri-
llaron de emoción y con la desesperación de quien 
quiere contarlo todo, mostrarlo todo, se agolpaban 
con gestos y palabras para decirnos que esas parce-
las de tierra eran sus huertas.
Ellos sabían a la perfección lo que habían plan-
tado y mostraban con orgullo los brotes que asoma-
ban de la tierra.
- Nunca había hecho una huerta.- Dijo la maes-
tra. - Ni mucho menos dado vuelta tierra. No conoz-
co nada de las épocas para sembrar ni para cosechar. 
Tuve que investigar y preguntar. Ellos me impulsan 
constantemente con su entusiasmo, disfrutan mu-
cho de la tierra y el aire libre.
La inmensidad del silencio, verde y perfumado del 
campo se inunda con las palabras y las risasde los 
niños. La maestra los mira con cariño y admiración. La 
frescura y la inocencia de los niños despierta en ella 
un cariño inexplicable.
- Acá hubo una guerra. - Dijo el niño más pequeño. 
- No fue acá. - Corrigió uno más grande.- Fue la 
batalla de Morlán.
Para ellos ese acontecimiento era digno de con-
tar, sus pensamientos infantiles se remontaban a 
los hombres que hace muchísimos años habían mar-
cado la historia.
-Cuando trabajamos la historia, siempre nos 
detenemos en este episodio, dice la maestra. Es 
una forma de valorar la historia local. Mientras ca-
minábamos por el terreno empedrado de los alre-
dedores de la escuela, la maestra nos contaba el 
orgullo que sienten los pobladores de vivir en un 
lugar con una historia tan fuerte. 
Mientras nosotros esquivábamos piedras, los ni-
ños las saltaban. 
- Es increíble todo lo que se puede trabajar a par-
tir de la tierra y de sus ciclos. Siempre hay algún pa-
dre dispuesto a colaborar. - Nos contó la maestra. 
- La escuela en estos parajes es una Institución muy 
respetada que agrupa a la comunidad. Muchos pi-
den disculpas por no saber hablar bien, me tratan de 
usted y a mí me llama la atención , porque algunos 
padres son bastante más grandes que yo. 
“Mire maestra, usted nos dice qué precisa y no-
sotros la ayudamos”, “Si lo tiene que poner en pe-
nitencia lo pone nomás, mire que es muy bandido”. 
Frases como estas son cotidianas para ella.
Se acerca el mediodía y la visita va llegando a su fin. 
98
-¿Por qué no se quedan a comer?- Nos preguntó 
cariñosamente.
- Hice bastante comida para el almuerzo. 
Todas nos disculpamos, pero debíamos volver 
a las actividades cotidianas. En el campo, parece 
que el tiempo se detuviera, los ritmos son más len-
tos, pero debíamos volver, unas cuantas tareas nos 
aguardaban.
Los niños parecían disfrutar de la visita y con el 
paso del tiempo se mostraban más desenvueltos. Era 
hermoso verlos disfrutar del paisaje, jugar y aprender 
sin prisas, colaborar entre ellos y con la maestra. 
Notamos entonces que la importancia de la Escue-
la rural es muy grande aún y que pese a que en algu-
nos lugares está bastante despoblada, sigue forjando 
las raíces de niños y familias que hacen del campo su 
lugar. Vimos también la preocupación de la maestra 
por enseñar a esos niños de una manera significativa, 
rediseñando actividades y construyendo tareas para 
mantenerlos motivados y enamorados del lugar. 
En un mundo en donde la velocidad y la imagen, 
la rapidez y la vorágine parece tenernos a todos en-
redados; el campo y la escuela siguen representan-
do el remanso de paz y silencio, donde los pensa-
mientos tienen tiempo para transcurrir y donde los 
vínculos tienen tiempo para consolidarse.
Los dejamos atrás, poco a poco se fueron con-
virtiendo en pequeñas manchas incrustadas en el 
paisaje. Las manos levantadas y las bocas sonrien-
tes, fueron las últimas imágenes que atesoraremos 
en la memoria. 
-Vuelvan cuando quieran- dijo la maestra al 
despedirse.
Sentimos que habíamos estado como en casa, 
que había valido la pena visitarlos y en el silencio 
del auto, al regreso, aunque no lo dijimos, creo que 
las tres sentimos lo mismo…sin dudas, fue mayor 
nuestro aprendizaje, que lo que pudimos enseñar-
les a ellos.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
99
Hace unos años comencé a trabajar en los cen-
tros educativos del CETP como docente de Literatu-
ra. Confieso que amé desde el primer momento esta 
profesión. Las Escuelas Técnicas del Uruguay son 
centros educativos que presentan características de 
politécnicos, un submundo de talleres y actividades 
interdisciplinarias pueblan sus aulas. El estudiante 
se apropia del conocimiento a través de una currícula 
integrada, desde el primer contacto con los talleres, 
ya sea en aula-taller o talleres optativos curriculares, 
integrando los contenidos en las diferentes asigna-
turas, tanto en CBT, Rumbo, FPB o en los cursos de 
nivel II de dos o tres años (EMP o EMT). Comprendí 
y me apropié de un sinfín de siglas presentes en los 
diferentes programas de las escuelas técnicas.55
 Antaño, cuando inicié el profesorado llegué con 
las expectativas de una docente novata que pre-
tende cambiar el mundo a través de la educación, 
consolidando en equipo diferentes propuestas in-
tegradas con docentes de otras áreas. Y trabajé por 
muchos años siempre con esta impronta como es-
tandarte. El objetivo central era apostar a formar 
lectores críticos, reflexivos que se apropiaran de las 
obras literarias y estas fueran un medio para lograr 
el fin de crear otras nuevas, desde otros puntos de 
vista, que reflejaran sus expectativas adolescentes 
y sus vivencias como estudiantes.
 En la actualidad, con veinte jóvenes años de tra-
bajo docente, mi conocimiento sobre el aula de Lite-
ratura es diferente y se apagó como una pantalla al 
55. Tutora de noveles educadores en la Escuela Técnica Superior de Las Piedras. 
Correo electrónico: [email protected]
llegar la pandemia. El café literario, el intercambio 
del aula con nuestros estudiantes, el contacto con el 
libro, la sonrisa y el encuentro quedaron en una mera 
pantalla congelada al mejor estilo de un cuento de 
“ciencia ficción”. Pensé que estaba viviendo en “La 
pradera” de Ray Bradbury. La otredad, la visión del 
otro parcializada o mediatizada por un simple cristal 
de distancia se instaló. Fue una vivencia fracciona-
da, de una realidad cambiante, que acechaba nues-
tro quehacer educativo enciclopedista. El encuentro 
con las páginas de un libro pasó a ser el desencuen-
tro con la vida, amenazado por un virus que poblaba 
sus páginas al tocarlo. Imposible pensar que en una 
clase de Literatura pudiéramos usar papel, qué pa-
radoja de la vida, cuando la imprenta nos permitió 
expandir la cultura literaria al mundo. Espeluznan-
te para un docente que ama la sensibilidad del en-
cuentro en el aula, el placer estético de saborear la 
lectura de un cuento, haciendo circular el libro como 
objeto artístico por las manos y el corazón de nues-
tros estudiantes, olfatear el relato que esconde en 
sus página, el río anhelante de “Continuidad de los 
parques”, escrito por Cortázar. 
Ese terror pobló nuestras aulas. Cómo sobrevi-
vir a tanta incertidumbre literaria que imponía esta 
pandemia al mejor estilo novelesco de “El nombre de 
la Rosa”. Eco se hizo eco en nuestras instituciones y 
el vacío se instaló como el grito en un acantilado. La 
pandemia nos prohibió este encuentro con el otro. 
Un simple artículo de papelería o el préstamo de los 
útiles, atentaba contra nuestra humanidad, contra 
nuestra propia vida, contra nuestra aula tradicional. 
Pensé morir frente a esta incertidumbre didáctica 
Relatoría en tiempos de noveles, 
pandemia 2020 
Silvana Satorno55
100
y una ansiedad desgarradora se apropió de mí. Era 
imposible imaginar un retorno a un aula tan disrup-
tiva, donde todo pasara por una mera pantalla y ser 
docente se vivenciara como un mero hecho teatral, 
en vez de una transposición didáctica real. La pan-
demia se hizo carne en mí, generando miedos para 
reinventarme a nivel profesional. Ya no me imagina-
ba más en mi quehacer docente, con su cotidianidad 
característica. 
La pandemia, a nivel del país, se apoderó, tomó 
los centros educativos e implicó reinventar el oficio 
docente. Muchos formatos virtuales fueron testigos 
del sostenimiento de una matrícula a distancia. Los 
intercambios con nuestros colegas, con nuestros 
noveles docentes, con nuestros estudiantes, sobre 
esta nueva modalidad de trabajo, colmaban nues-
tros escritorios con nuevas incertidumbres que se 
acumulaban como notas dejadas en la heladera. 
Y acepté este nuevo desafío que implicaba la 
vida misma, porque tenía muchas ganas de apren-
der. Mis expectativas colmaban mi espíritu. Fue por 
eso que me puse a estudiar sobre diferentes cosas y 
a observar la dinámica institucional que había ins-
taurado el virus. Intentar ejercer la docencia supone 
ser un facilitadorde procesos porque en este rol se 
es: sujeto, actor y observador participante, recor-
dando palabras de Blejmar (2006, p.33). Repensarse 
en este nuevo rol, con tiempos pandémicos, supone 
situarse como un líder pedagógico que guía, motiva, 
involucra y rinde cuentas a la comunidad educativa.
Desde nuestro rol docente, considero que organi-
zarnos en plena pandemia exige el desafío de: “cons-
truir, desear, inventar y hacer en nuestras institucio-
nes educativas” (Suárez, Ochoa, Dávila y Maddoni, 
2005); aunar criterios comunes, buscar soluciones 
viables a los contextos reales. De esta manera, nos 
contactamos con los colegas preocupados por tender 
el puente de encuentro con nosotros y los otros acto-
res de la comunidad educativa. Todos fuimos noveles 
docentes en estos tiempos pandémicos. Replanifica-
mos a partir del intercambio con los colegas en el gru-
po de WhatsApp, en el mail, en la cartelera de Schoo-
logy, en las plataformas de CREA, en los cursos online 
con Gustavo Rey, interesado por construir discursos 
motivantes a través de una pantalla, en diferentes 
capacitaciones didácticas con TIC. 
Confieso que el agotamiento superó el descon-
cierto y la incertidumbre. La motivación de reinven-
tarnos y encontrarnos en el acto pedagógico con 
otros amplió los temas abordados en diferentes ter-
tulias con colegas uruguayos y del extranjero. Juntos, 
a nivel virtual, logramos enriquecernos y fortalecer 
nuestras prácticas. Si la desesperanza nos había 
desconcertado al inicio, la resiliencia pudo más, 
junto con la motivación del encuentro, reencuentro 
con el preciado lugar utópico común, “el dorado” de 
Voltaire. Candidez humana de creernos invencibles 
frente a la pantalla, de descubrir la pólvora de la in-
vención educativa. Este quehacer docente se apropió 
de nuestras prácticas e intentó volverse cotidiano. 
Pero al retorno a la presencialidad descubrimos que 
ese acto pedagógico mágico que se instala en el aula 
sigue intacto, cándido, constante e inquebrantable. 
El primer día al retornar a la presencialidad, una 
única estudiante concurría a clase. Retomé el curso e 
insistí en la adscripción para que se contactaran con 
el resto de los estudiantes. Luego retornaron como 
gotas que caen en un estanque solitario, al igual que 
el personaje del cuento de Felisberto Hernández el 
día de “Mi primer concierto”. Frente a lo desconocido, 
el silencio poblaba el centro educativo. Una tristeza 
honda los acercaba, apenas hablaban en clase. Escu-
ché sus vivencias en cuarentena, sus expectativas, su 
desarraigo del aula en plataforma. 
Aposté a una nueva modalidad de trabajo, to-
mando los recaudos establecidos en el protocolo de 
salud. Estresante fue retornar con miedos, sabien-
do que “nosotros los de entonces, ya no somos los 
mismos” según Poldy Bird, narradora argentina de 
literatura juvenil. Los docentes esperábamos reco-
nocer lo que siempre habíamos conocido de nuestra 
población estudiantil. Nuestros estudiantes seguían 
siendo los adolescentes de siempre, con su energía, 
su rebeldía y su humanidad. Pero parecían haber 
sido raptados en un vuelo a otra galaxia, retornando 
ahora: sumisos y obedientes. Simplemente estaban 
silenciados en su humanidad, en lo que los hace per-
sonas, seres singulares, con nombre y rasgos distin-
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
101
tivos. Masificados a través de un tapabocas, que los 
homogeneizaba, escondiendo su singularidad y su 
subjetividad. Sin embargo, se las ingeniaron y retor-
naron con sus sonrisas estampadas en el barbijo o 
con su decoración floral, musical, en una tela rein-
ventada creativamente. 
El relevamiento de su desconectividad dejó en-
trever su desinterés por las plataformas, no amiga-
bles según ellos. Soñaban el encuentro y al princi-
pio lo padecieron por la vivencia rara de este nuevo 
tiempo. Algunos destacaron esa tranquilidad al 
retornar a macro escuelas que se encontraban en 
silencio, despobladas. Consideraron que el trabajo 
en aula, reducida en número, fue positiva para po-
tenciar sus aprendizajes. 
A través de diferentes propuestas narrativas, uti-
lizando como textos desencadenantes fragmentos 
escritos por noveles educadores56 de todo el país o 
escritores latinoamericanos, los estudiantes elabo-
raron relatos o textos epistolares, crearon nuevos 
personajes, empatizando con la “carpintería litera-
ria” del autor e intercambiando ideas a nivel colec-
tivo de sus propias vivencias, apropiándose de los 
textos puestos en debate. 
Nuevas perspectivas se abrieron al aula, al pla-
nificar un proyecto integrado con el novel docen-
te de Teatro. Una de las estrategias de aula fue la 
elaboración como recurso didáctico, de un libreto 
teatral con fragmentos de noveles educadores y de 
autores clásicos, llevando a puesta en escena la pro-
blematización de lo vivido, transformado por la tra-
ma narrativa. Luego coordinamos pautas de trabajo 
para cambiar los puntos de vista del docente novel 
al estudiante de nivel I, en una nueva propuesta de 
reescritura. En otra instancia se potenció el juego 
teatral, realizando la puesta en escena de las ten-
siones que se vislumbran a través de los relatos y 
que imponen los diferentes ambientes del cuento. 
La vivencia de lo fantasmagórico, del terror, de lo 
nuevo, lo desconocido que irrumpe como un micro-
relato, en el macrorelato. Se analizaron imágenes 
56. En esta propuesta se emplearon fragmentos de las narrativas elaboradas por 
los noveles educadores a instancias de la Tertulia Narrativa de setiembre de 
2020. Varios de estos textos conforman esta publicación.
poéticas en “Los heraldos negros” escrito por Vallejo 
y se estableció un estudio comparativo con lo vivido 
en la pandemia, la reflexión humana sobre los “gol-
pes de la vida”, el registro coloquial en poesía con 
intención estética, incluso el monólogo interior del 
cuento y la vinculación con el “monólogo de un per-
sonaje como Indalecia” en la obra de teatro titulada 
“El desalojo”57.
 Con el equipo de dirección se concretó una en-
trevista y se establecieron pautas para construir el 
espacio de los noveles docentes (espacio virtual de 
encuentro y escucha), para potenciar los aprendiza-
jes, tanto de los noveles docentes como de los estu-
diantes. Otras pautas se establecieron por parte de la 
Dirección para regular nuestro accionar en el “espa-
cio taller literario-teatral en tiempos de Covid-19”. Se 
concretó un plan de acción con cronograma de activi-
dades a desarrollar de manera virtual y presencial. En 
este se destacó: la centralidad en los aprendizajes, la 
revitalización del espacio de coordinación58: a) coordi-
nación con los noveles docentes, motivando a su pro-
fesionalización constante y al aporte a la comunidad 
educativa, tanto en el intercambio en el grupo virtual 
o en la plataforma del Programa Noveles; b) coordi-
nación con nuestros colegas de nivel I, diagramando 
propuestas con otras asignaturas para que los estu-
diantes se apropien de los contenidos integrados. 
 En cuanto a la dimensión administrativa, se de-
sarrollaron puntos claves para el conocimiento del 
funcionamiento del centro educativo. Se difunde in-
formación para los noveles y los estudiantes, sobre 
la nueva normativa del centro educativo. También 
se atienden otras variables desde el rol de tutora, 
como los conflictos y las crisis que vivenciamos to-
dos los docentes en tiempos de pandemia, acom-
pañando y buscando estrategias para mejorar la si-
tuación problema que se nos presentó, difundiendo 
capacitaciones del Programa. Este tipo de gestión de 
acompañamiento se enmarca en las políticas nacio-
nales del ENIA59 (Cardozo, 2010). En función a esto 
repensamos las diferentes jornadas de integración 
con la dirección y algunos integrantes del colectivo 
57. Del dramaturgo uruguayo: Florencio Sánchez.
58. La coordinación como lugar de formación e intercambio profesional.
59. ENIA (Estrategia Nacional para la infancia y la adolescencia): Política Educa-
tiva Nacional.102
de noveles que se animaron a participar de las salas 
de retorno a la presencialidad. Se apostó a la difu-
sión del programa con una presentación en sala do-
cente y fichas elaboradas al respecto en modalidad 
de taller; además de la concientización del cuidado 
de todos en la escuela, con un folleto explicativo ela-
borado por los noveles sobre el Covid-19; se trató de 
reforzar la mediación e intervención para el apoyo y 
seguimiento del estudiante adolescente y del do-
cente novel, que es interpelado por la cotidianeidad 
de la vida en la escuela técnica, por el modo en que 
“habita”60 el centro escolar.
 La dificultad para comprender y teorizar sobre 
la institución radica en que “las reglas y secretos del 
oficio” (Butelman et al. 1996, p.127) no se terminan 
de aprender. El conocimiento que se tiene de esta es 
complejo, ya que pasa a ser el propio objeto con el que 
se trabaja y del que se investiga. La institución es un 
“sombreado laberinto” (Butelman et al., 1996, p.127). 
Pensar nuestros roles en el centro educativo implica 
reflexionar sobre esta complejidad, potenciada aún 
más en tiempos de pandemia 2020.
Para organizar el año lectivo los directivos del 
centro planificaron las salas anuales al retorno y 
nos dieron la posibilidad de participar en ese espa-
cio con el Programa Noveles. Además conformaron 
equipos de docentes desde los diferentes progra-
mas existentes en el centro (Compromiso Educa-
tivo, Aprender todos, Noveles), esto implicaba un 
transitar hacia una cultura colaborativa. La consigna 
era establecer criterios comunes para “vivir el centro 
escolar con una nueva perspectiva de toma de con-
ciencia del cuidado entre todos”. Para estimular el 
aprendizaje se pensó en los programas existentes 
en la escuela y los nuevos espacios, en desarrollar 
un trabajo cooperativo-colaborativo, poner el cono-
cimiento al servicio de todos.
En ese proceso fuimos retomando los vínculos 
interpersonales para retornar a las clases presen-
ciales, creando nuevos espacios de intercambio que 
nacieron de los colectivos docentes en planificación 
60. Habitar supone una apropiación del centro al transitar el espacio diariamen-
te, logrando la empatía con el otro. ( Arts. 76 y 77 de la Ley de Educación 
18437)
conjunta con el equipo directivo, tomando como eje 
temático la participación61 regulada por el protoco-
lo. Fueron diferentes los docentes que participaron 
en la construcción de la comunidad educativa en 
estos “nuevos tiempos”. Varias fueron las activi-
dades realizadas desde los diferentes programas: 
Mural de reglas ortográficas, carteleras difundien-
do vidas de escritores, instalación en patio interno 
para concientizar sobre violencia de género, video 
presentándose como novel docente de asignatura 
para el recibimiento de los estudiantes al retorno, 
entrevistas a noveles sobre sus vivencias, estrate-
gias didácticas elaboradas por el colectivo docente. 
El objetivo central consistió en generar conciencia 
y motivar a toda la comunidad educativa para que 
se apropiara de la escuela técnica como su lugar62.
 Como profesora de Literatura y tutora de 
noveles educadores seguí apostando a potenciar y 
profundizar en lo cultural, a través de la investiga-
ción artística y la apertura del centro educativo con 
los diferentes puntos de vista de sus actores, por 
sus vivencias en tiempos pandémicos; la finalidad 
era sentirse parte de la comunidad y participar. Así 
se concretó un espacio cultural áulico, de intercam-
bio de las producciones de los estudiantes y de los 
noveles docentes- como artistas del centro escolar-, 
además de difundir la producción nacional de la na-
rrativa de noveles como parte de la identidad esco-
lar. La extensión a la comunidad se produjo: al co-
lectivizar el trabajo realizado, tanto con los noveles 
como con los estudiantes de nivel I, en otro centro 
educativo de la zona, como lo es la Escuela Técnica 
de la Paz; en sala de profesores del propio centro y 
en el juego de intercambio de lecturas realizado en la 
actividad de cierre del Programa Noveles Educado-
res en el IPES. La elaboración del libreto teatral con 
fragmentos de narraciones elaboradas por los nove-
les fue una excusa para aprender jugando a vivir en 
comunidad, a empatizar con las vivencias del otro e 
intercambiar puntos de vista a través del género tes-
timonial como recurso literario- didáctico. 
61. La participación como principio básico a promover en los diferentes ámbitos 
y niveles educativos (Arts. 46 de la Ley 18437).
62. Centro educativo: espacio de aprendizaje social; de construcción colectiva e 
integración; de convivencia social y cívica, de respeto y promoción de los De-
rechos Humanos (art. 41, Ley 18437).
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
103
Años anteriores habíamos concretado con estu-
diantes del IFD Canelones y la novel Laura Reyes, un 
video empleando el lenguaje de señas, el cual fue rea-
lizado para su práctica docente. El programa “Nove-
les” me permitió reencontrarme con ella en la Escuela 
Técnica Superior “Las Piedras” en el 2020. Fue así que 
colectivizamos nuevamente esta experiencia con los 
colegas en el espacio de noveles. Fue otra acción rea-
lizada a nivel pedagógico para motivarlos.
 Esta modalidad de trabajo nos permitió ir ge-
nerando una escuela nueva de puertas abiertas. Me 
embargaron sentimientos felices de todo lo que se 
puede construir cooperando entre pares. Me fui despo-
jando poco a poco de la incertidumbre inicial en tiem-
pos pandémicos y empoderándome en este nuevo rol 
como tutora. Aprendí a ver con ojos nuevos las otras 
dimensiones que confluyen. La imagen que selecciono 
del poema “Asedio a la Ternura”63 permite ilustrar lo 
vivido: “me fui despojando poco a poco de la hojarasca 
que se me había adherido con el tiempo” al transitar 
por la institución gobernada por el silencio. 
En el quehacer educativo siempre hay nuevos de-
safíos a concretar. La creatividad es una aliada frente 
a las vicisitudes diarias y el relato de nuestras expe-
riencias habilitó nuestra memoria pedagógica, nos 
permitió reconstruir nuestra identidad. Fuimos con-
quistando espacios desacralizados por la angustia, 
la incertidumbre y el miedo; el miedo del retorno a lo 
desconocido de esta nueva aula. Se apeló al encuen-
tro, al soporte vincular afectivo a distancia. El impac-
to del “burnout”64 a nivel docente era brutal. El colega 
se sentía desautorizado en su rol. El desdibujamiento 
de la valoración de este sector social- los maestros y 
profesores- era constante en medios de comunica-
ción o en los diálogos entre padres. Los docentes es-
taban “resquebrajados” en su quehacer de aula por el 
atiborramiento de las tecnologías, que los diluyeron 
con sus imágenes seductoras. Estos profesionales 
eran la metáfora de la “hojarasca”, título de la novela 
de Gabriel García Márquez. A este sentir se sumaba 
la sospecha creciente sobre la legitimidad del oficio 
de enseñar (Antelo, 1999). Menuda tarea la de moti-
63. Poema de la escritora uruguaya Silvia Prida.
64. Se aplica el término ” burnout” para referir el desgaste o la sobrecarga pro-
fesional (Devalle y Vega, 2001, La diversidad educativa, Aique, Buenos Aires, 
p.167).
var en tiempos sin tiempo, en tiempos de pandemia, 
una tarea quijotesca. Este fue un desafío diario como 
educadores.
El colectivo docente fue aportando un pequeño 
granito de arena, que permitió la construcción de la 
playa, es decir, la apropiación del espacio físico65, de 
lo edilicio, luego de la vivencia virtual, como lugar de 
encuentros y desencuentros. Se intentó desde una 
impronta personal: “producir un sujeto que aprende, 
retroalimentar el oficio de ser estudiante y no transi-
tar la escuela sin ser nunca un escolar” (Antelo, 1999). 
Esto hizo que todos se sintieran protagonistas cen-
trales, primero en la virtualidad y luego, al empoderar-
se de su voz con el intercambio en espacios virtuales, 
en talleres de lectura. Así aprendieron a escuchar la 
voz del otro,del nativo digital66, del aula que se vivía 
antes con extrañeza. Se repensó el estilo institucional 
de antaño y se logró una nueva resonancia: el sentido 
del colectivo del centro estaba ahora en su praxis, en 
su accionar. El clima institucional transforma la ex-
periencia humana, la frase: “UTU transforma” pasa a 
dar lugar a un nuevo lema: “sentite UTU67”. Y así fui-
mos transitando estos tiempos.
 La construcción colectiva, a través de las panta-
llas, se transformó en el entusiasmo del reencuentro 
presencial, inundado de nuevas imágenes, de nue-
vos habitantes, de nuevos sonidos, impregnada de 
colores reales. Aprendimos que la pedagogía y la ar-
quitectura escolar contribuyen al encuentro. Traba-
jamos para pensar el acompañamiento y el papel de 
la escuela en su cotidianeidad nueva: cohabitar los 
espacios a través de la creación colectiva. Los nove-
les docentes se percataron de sus propias biografías 
y las intercambiaron a través del mail. El grupo per-
mitió el encuentro con los diferentes actores institu-
cionales y los noveles. Pensando con otros, fuimos 
adquiriendo respuestas que se iban generando y re-
construyendo diariamente la memoria pedagógica, 
a través del testimonio y la acción del colectivo.
De pronto, comenzaron a involucrarse otros cole-
gas, apostando a un clima de trabajo interdisciplina-
65. Se presenta la denominada Pedagogía de los espacios como orientación edu-
cativa (Muñoz, José, Revista Portuguesa de Pedagogía, Año 43-1, 2009, p.5).
66. Expresión que en el último tiempo se ha visto interpelada.
67. CETP.
104
rio e interinstitucional. Al abordaje informativo del 
folleto se sumó el literario, el narrativo y el teatral. El 
grupo se transformó en un lugar de intercambio para 
escuchar y testimoniar historias. 
En un mundo que apuesta a la individualidad 
alienante, se intentó profundizar en redes afectivas 
reales. El objetivo al intercambiar narrativas, tanto 
de noveles como de estudiantes, fue conocer, enri-
quecer el vocabulario, disfrutar de la lectura y formar 
lectores críticos. Se produjo el encuentro como ejerci-
cio interpersonal que requiere del otro, del respeto a su 
otredad. Estas experiencias pedagógicas significativas 
forman parte del acervo cultural realizado desde el rol 
de acompañamiento. Son las prácticas humanizantes 
las que contribuyen a transformar nuestro mundo pro-
pio, a través del conglomerado interpersonal.
Como tutora de noveles siempre me interesó gene-
rar esa retroalimentación; esa profesionalización de to-
dos los actores, intentando diferentes compromisos a 
nivel institucional. Ese pensar colectivamente, nos lle-
vó a centrarnos en una nueva manera de evaluar nues-
tro quehacer en aulas intermitentes de presencialidad. 
Esto implicó detener la mirada en un tema nuevo: la 
evaluación. “La evaluación en los centros escolares, 
pasa a ser una carga si se realiza con un formato68 pres-
cripto” (Devalle y Vega, 2006, p. 185). 
68. Los documentos para evaluar, producidos en escritorios, formalizan accio-
nes, pero no motivan la apropiación de los protagonistas.
Cuando la herramienta se construye dentro, la 
ponderación deja de ser ajena a la lógica escolar. Los 
materiales construidos y contextualizados son ini-
gualables y nos permiten conocer lo que hace, cómo 
piensa y qué siente el que habita la escuela, qué 
evalúa y cuáles son las variables destacadas en su 
praxis. Esta focalización de la mirada, atañe a nues-
tro rol como tutores al acompañar al novel de terce-
ro y cuarto año de formación docente. Al incursionar 
sobre su práctica, el testimonio brindado por los no-
veles de los distintos centros o subsistemas, “deja 
ver un saber construido desde su experiencia”.69 
Finalizo el periplo como Ulises en la Odisea. Re-
greso a Ítaca. Introspectivamente pienso mi nuevo 
rol. Recuerdo: “la formación histórica de las escue-
las que afirma que fue creada para escolarizar a las 
masas” (Butelman et al.1996, p.127). Hoy esto ha 
cambiado porque a la escuela concurre un crisol de 
biografías humanas. Como tutora de noveles inten-
toconstruir con otros nuevas estrategias que nos 
permitan continuar profesionalizándonos. En nues-
tra praxis se destaca: el rol pedagógico de la acción, 
el rol de los otros y la ética profesional70, que en este 
mundo escolar cambiante, implica según Cullen: 
“resistir con inteligencia responsable”. 
69. “Son materiales documentales densamente significativos que incitan a la 
reflexión, la conversación informada, la interpretación, el intercambio, la dis-
cusión horizontal entre colegas” (Suárez, Ochoa, Dávila y Maddoni, 2005).
70. Cullen enuncia: “ Ni enciclopedia, ni tecnocracia, ni mera competencia; en-
señemos saberes socialmente productivos, políticamente emancipadores y 
culturalmente inclusivos”.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
105
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neral%20la,vida%2C%20facilitando%20la%20conti-
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Suárez, D., Ochoa, L., Dávila, P. y Maddonni, P. (2005). 
La documentación narrativa de experiencias pedagó-
gicas, una estrategia para formar docentes. Buenos 
Aires: AICD-Ministerio de Educación, Ciencia y Tecno-
logía de Argentina.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
107
Sujata Bhatt71
71. Sujata Bhatt nació en Ahmedabad, India, en 1956.Creció en Pune, India y Estados Unidos. Recibió su maestría en Bellas Artes del Taller de Escritores de la Universidad 
de Iowa . Ha recibido varios premios, entre ellos el Commonwealth Poetry Prize (Asia) y el Cholmondeley Award. Recuperado el 11 de diciembre de 2020, de: https://
literature.britishcouncil.org/writer/sujata-bhatt
RESONANCIA... 
Sonido producido por la repercusión de otro.
RAE, 2020
En busca de mi lengua
Me preguntas lo que quiero decir cuando digo que he perdido mi lengua.
Pregunto, qué harías si tuvieras dos lenguas en tu boca, 
y hubieras perdido la primera, la lengua materna,
y no podrías realmente saber en verdad la otra, la lengua extranjera.
No podrías usarlas juntas incluso si pensaras de ese modo.
Y si vivieras en un lugar en el que tuvieras que hablar 
una lengua extranjera, tu lengua materna se pudriría, se pudriría y moriría 
en tu boca hasta que tengas que escupirla.
Yo pensé que la había escupido, pero de noche, mientras sueño, 
crece nuevamente ,como una flecha que atraviesa el corazón de un árbol
crece más, crece húmeda, crece con venas fuertes, 
anuda la otra lengua, el capullo se abre, 
el capullo se abre en mi boca, empuja la otra lengua a un lado.
Cada vez que pienso que he olvidado, pienso que he perdido
la lengua materna, ella florece de mi boca. 
108
Buscando nuestras voces, reconociéndo-
nos en las primeras palabras de la acción 
educativa: todos somos noveles: al princi-
pio, durante y al final de la profesión.
 
Conversaciones entre educadores a partir de 
relatos compartidos 
Martes 29 de setiembre de 2020 - 14.30 a 17.00 hs 
La convocatoria de esta instancia que llamamos 
Tertulia Narrativa puso la centralidad en pensar las 
narrativas en términos de documentación narrati-
va. Partimos de preguntarnosqué sucedería en las 
prácticas educativas, si además de las tradicionales 
modalidades de registro en las que prima el lenguaje 
instrumental, resultante de la incorporación de cierto 
acervo de conocimiento académico y de las prescrip-
ciones administrativas, se establecieran otros dispo-
sitivos de documentación que adoptaran la modali-
dad narrativa para dar cuenta de los procesos de toma 
de decisiones y de construcción del saber profesional, 
en primera persona (Suárez y Metzdorff, 2018).
Arriesgamos a hipotetizar que de esta manera, 
los educadores podríamos habilitarnos una posi-
ción receptiva, consistente en buscar explicaciones 
o teorías que antecedan y predigan la acción. De ella 
podría asumirse una posición protagónica y autoral 
que permitiría nombrar e interpretar lo que nos pasa 
para expresar y problematizar nuestro saber de ex-
periencia (Suárez y Metzdorff, 2018). 
Esto explica de manera contundente las diferen-
cias entre el modo de documentación tradicional y la 
modalidad narrativa como oportunidad para que los 
protagonistas comuniquen sus experiencias a partir 
de un posicionamiento mucho más activo, compro-
metido y respetuoso de su lenguaje y su quehacer 
profesional. Y a su vez, como dice Carlos Skliar: “No, 
no es dar voz. Es escucharla allí donde ya hablaba.” 
(Skliar, 2019, p.174). Nuestra voz como docentes ya 
habla en nuestras prácticas, en nuestras experiencias 
e intercambios; el asunto es escucharla en donde se 
produce, en su singularidad y modo de acción; y abrir 
a la serie de resonancias que puedan emerger. 
En este sentido, tomar la palabra, escuchar, de-
cir y decirse al otro y con el otro, es abrir un espa-
cio de transformación que oficie como mediación 
de formación profesional. Dice Souto: “formarse es 
transformarse en el contacto con la realidad social y 
profesional a la vez que transformar esa realidad y 
en el transcurso de la formación, volverse capaz de 
administrar uno mismo su formación trazando su 
trayecto formativo en el andar” (Souto, 2016, p.19). 
Trabajamos en torno a los relatos recibidos en 
sus diferentes formatos, y las resonancias que ellas 
provocaron en nosotras; afirmamos en el encuentro, 
la singularidad y la diversidad en las producciones. 
La palabra novel abarca para nosotras una gran di­
versidad de formaciones y experiencias a la vez. 
Para nosotras, trabajar con narrativas implica 
también: resonancia y diálogo: conectar, expandir y 
desafiar72. La propuesta buscó generar esto a través 
de distintos canales de comunicación, pero a su vez 
implicó un largo proceso que no se agotó en ningu-
72. Los participantes debieron seleccionar uno de los fragmentos leídos de las 
producciones compartidas y orientar su diálogo en subgrupos a partir de una 
de las siguientes interrogantes: a) Conectar, con la pregunta guía: ¿Cómo el 
fragmento seleccionado se conecta con algo que ya conocen? b) Expandir: con 
la pregunta guía: ¿Qué idea o impresión amplía lo expresado en el fragmento 
escogido? c) Desafiar: con la pregunta guía: ¿Qué pregunta le harían al novel 
que tomó la palabra en ese fragmento? Esta propuesta la hemos tomado de 
un encuentro de formación sobre práctica reflexiva, a cargo≤de Rebeca Ani-
jovich y Graciela Cappelletti, realizado en el 2020, organizado por Instituto de 
Formación en Servicio (IFS), modalidad virtual.
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
109
na instancia en particular. La intención principal fue 
hacer visible a los sujetos de las prácticas, con las di-
versas formas de expresión: que tenga sentido para 
quien relata, y que a partir de esa producción com-
prenda o entienda algo nuevo de sí, llevando ade-
lante la práctica de la enseñanza. En este sentido 
tomamos la noción de la psicopedagoga argentina 
Alicia Fenández (2002) quien define la autoría al re-
ferir a la obra no como producto, sino refiriendo que 
ella le muestra al autor, algo nuevo de sí. 
¿Cómo llevamos adelante este gran desafío? 
Partimos de la lectura en voz alta de fragmentos 
encadenados de las producciones de los noveles 
participantes. Sí, nos interesó trabajar solamente 
con textos noveles. Como intención principal ma-
nejamos la idea de que el uso de narrativas sólo se 
justifica cuando permiten a la persona que narra, 
comprender la historicidad de sus aprendizajes, las 
lecciones de su experiencia para reconstruir una 
imagen de sí misma como un sujeto histórico, situa-
do en su tiempo y espacio, actuando y sufriendo en 
el recorrido de su historia (Passeggi en Murillo, 2015, 
p.78). 
A continuación compartimos algunos de los in-
tercambios, de las reflexiones y las escrituras que se 
generaron y que constituyen las experiencias enlaza-
das en las narrativas individuales y singulares de la si-
guiente sección. 
110
Entre palabras y escrituras:
Acto 1: Partimos del texto de Nelson y su re-
sonancia para nosotras
Nelson decía en su relato: 
A lo que más le temo a este nuevo tiempo es a 
un tipo de contagio. Le temo al campo semántico 
que trajo el virus así como el mar trae mensajes y los 
deja en la orilla: distanciamiento, cuarentena, confi­
namiento, distancia social y sostenida, aislamiento, 
hisopado, pandemia, peste escuché una vez, desinfec­
tante, congratulación de la ausencia, hisopado, test, 
control de la presencia, soledad, temor al otro, peligro 
del otro, protocolo, abandono de los viejos, barbijo, 
tapaboca, guantes de látex, máscaras transparentes, 
teletrabajo, tapar los gestos, más aislamiento, infec­
tólogos, emergencia sanitaria, educación obligatoria, 
no estar, quedate en tu casa, no dar cuenta, no mo­
vilizarte, no juntarte, no asistir a velorios, morir solo, 
nacer solo, morir sin que te abracen, nacer sin que te 
toquen, sobre todo no abrazos, no besos. En el mundo 
de las transacciones cambiamos prevención y salud 
física por muerte espiritual, muerte de los vínculos, 
muerte del otro. Ese que necesitamos para estable­
cer también un acto pedagógico, nada que decir. Me 
preocupa los niños que nacen sin abrazos, me preocu­
pa el abrazo. Pienso en un mundo distópico donde la 
única forma de salvarse y cuidarse sea abrazando a 
otro, un mundo donde la única inmunidad posible se 
logre leyendo libros... Me callo.
... Abro un archivo. El vacío de la página es desolador. 
En el margen superior izquierdo, con una letra pequeña, 
muy pequeña una pequeña frase sin mayúsculas, sin 
puntuación, escrita de corrido y como de apuro: “profe 
no se como hacerlo” Desolador... yo tampoco – pensé. 
Y eso está bien. ¿Por qué tenemos que saber hacerlo? 
¿Por qué para contar una historia tengo que tener algo 
para contar? ¿Algo que valga la pena para quién? No sé 
qué hacer. Le escribo un texto enorme que nunca va a 
leer. Yo; un fugitivo de la enseñanza, un passante... él 
pidiendo ayuda en un rapto de conexión. (Nelson 2020) 
Nuestro mail le dice: 
Cuando terminamos de leer comprendimos con 
claridad que se necesitan más relatos así. Cada pá­
rrafo, frase, imagen o palabra nos interpela pro­
fundamente como docentes, como sociedad, como 
sujetos. Es un texto que abre muchísimas líneas de 
pensamiento y por qué no, de acciones, de construc­
ción de sentido de nuestras prácticas. (Solange y Ma-
riana, 2020).
Acto 2. Dialogamos en la tertulia
En el espacio de la Tertulia del 20 de setiembre, 
comenzamos con un intercambio de situaciones per-
sonales e individuales a partir de los relatos escritos 
que llamamos resonancias. Leímos y lo dejamos fluir 
en el espacio grupal de aquel martes. Cada grupo inte-
grado con educadores de todo el país y de diferentes 
subsistemas comenzaron a generar un intercambio 
riquísimo. Para ejemplificar esta experiencia que no 
 Resonancias en actos
 
 
“estas son narrativas que sitúan la propia escritura en otras partes 
de la vida propia” (Richardson y St. Pierre, 2012, p.139)
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
111
se cerró en la tertulia, compartimos el diálogo entre 
Nelson, Ana, Johnatan (de EducaciónSecundaria), y 
Eliana y Natalia (de Educación Primaria).73 
La resonancia que surgió refirió al tema de la co-
nectividad y el grupo de colegas indicó: Nos sentimos 
muy reflejados y conectados con ambos párrafos, 
pero enfocamos nuestra atención en el segundo. Pen­
samos en ese alumno enviando el mensaje de auxilio. 
La percepción de dicho mensaje: ¿está necesitando mi 
ayuda? ¿Realmente quiere hacer el trabajo? ¿Alguien 
puede ayudarlo? ¿Cómo puedo ayudarlo?
 Y agregan: También en las diferentes situaciones de 
nuestros estudiantes, algo tan simple como el calenda­
rio para realizar tareas y, cómo en la escuela, son los pa­
dres quienes están a cargo de controlar y ayudar a sus 
hijos a cumplir con los trabajos y plazos. Todo esto es 
diferente en cada alumno, dependiendo de su contexto 
socio­cultural­ familiar. Natalia destacó que, no solo 
la conectividad y el acceso fueron diferentes sino que 
también: la idea, importancia y valor que la educación 
tiene, varía en cada familia y cada estudiante. 
El grupo agregó: 
Dentro de nuestro grupo compartimos diferentes 
perspectivas de esta idea, y diferentes frustraciones y 
filosofías de lo que Enseñar, Aprender, La virtualidad, y 
las filosofías de la educación también lograron aferrar­
se. Dialogando sobre la expansión, todo lo que Nelson 
describe, sobre todo en el primer párrafo, nos pasó a 
todos dentro y fuera de la docencia. Una cadena inter­
minable de sinónimos, de etapas, de vocabulario que se 
repite en el mismo volcán. Cada palabra nueva o refe­
rencia nueva, encendía la lava de este volcán, de esta 
gran idea, contagiosa, aferrada en nosotros, bombar­
deados por los medios, la gente a nuestro alrededor, en 
el encierro. Esa idea: EL MIEDO. Nelson nos entregó una 
visión en letras de lo que sentimos todos: MIEDO.
Otras voces: 
Johnatan, profesor y estudiante en la UTU de Arti-
gas, destacó un haz de esperanza al final del segundo 
párrafo que es el de salvarse con abrazos y libros.
73. De forma virtual y asincrónica.
Eliana como estudiante y docente señaló el valor 
que lo sensitivo tiene al enseñarle a los más pequeños. 
Natalia compartió una experiencia personal que 
bajo su mismo techo no pudo por mucho tiempo be-
sar ni abrazar a sus padres. 
En esa situación difícil, Ana le dice a Natalia 
que, más allá de cuidarse ella, continúa cuidán-
dose y limitando sus salidas para poder proteger a 
sus padres y, que esto, es un acto solidario. Y que 
es algo que hemos podido notar a lo largo de es-
tos meses: la gran solidaridad que nos ha rodeado 
como bien uruguayos que somos.
Acto 3. Preguntas para Nelson…vía correo 
electrónico
¿Tu primer párrafo surgió de una reflexión per-
sonal y luego fue combinada con el segundo párrafo 
para entregar este trabajo? 
Sí, pero no. Lamento la respuesta ambigua, pero 
me adhiero a la paradoja como la figura que pue­
de “iluminar” comprensivamente este periodo. Mi 
reflexión personal comienza con lo que se terminó 
llamando “docente transeúnte”. Es mi reflexión per­
sonal como “persona docente”, de hecho, después de 
leerlos y volverme a leer, creo que ahí hay un fallo. 
¿Cómo hubiera sido salir a buscar el vínculo con los 
estudiantes con un docente afincado en el contexto? 
¿Cómo se hubiera transitado esa incertidumbre que 
planteaba la distancia? ¿Cómo se mira si se vive y no 
si se visita? Eso es para mí lo importante.
El primer párrafo, sin duda, pertenece a una reflexión 
personal con respecto a la pandemia y cómo la viví de 
esa forma paradójica. Dolor por la distancia, placer por el 
reforzamiento de mis vínculos próximos. Mi pareja y mi 
perrito conocen más mi trabajo y lo valoran distinto. El 
segundo párrafo fue casi como una obligación a cumplir 
con la consigna con la resonancia de la charla con la do­
cente argentina que enfatizó demasiado la idea de que 
quién narra debe tener algo significativo para contar. No 
estoy de acuerdo con esa idea y lo que hice fue buscar 
en mi memoria dos momentos insignificantes, sobras, 
restos y trabajar desde ahí. Los dos momentos que elegí 
son fragmentos, intentos de hacer intenso lo particular 
112
(Arnheim), dos momentos que quizá no valieran lo sufi­
ciente para ser contados a alguien que solicita significar, 
crear sentido. La llamada nueva narrativa del siglo XX 
ha demostrado que lo aparentemente insignificante, lo 
desprovisto de la carcasa del sentido, puede alzar la voz y 
hablar. De ahí la primera persona, el fluir de la conciencia 
como materia narrativa. Yo entendí que la invitación iba 
por ahí por eso el énfasis sobre lo significativo me hizo 
ruido. Mucho ruido. 
Resumiendo, el primer párrafo es una reflexión 
personal sí, pero quizá no es lo que yo hubiera elegi­
do para trabajar. El segundo párrafo fue combinado 
desde esa discrepancia. ¿Qué es narrar? ¿Cuál es el 
valor de narrar buscando significar? ¿Cómo, con qué 
herramientas se produce sentido, se agrega conoci­
miento al ya existente? (Nelson, 2020) 
Dijiste que no sabes para quién la escribes. En-
tonces, ¿por qué lo hiciste?
Me interesa el fluir de la conciencia, la primera 
persona. Me interesa también cómo utilizar esa for­
ma narrativa alejada de la purga catártica, de una 
pseudo “terapia de la palabra” para que se produzca 
una reflexión interesante. Participar de esto para de­
cir que sentí incertidumbre me resulta escaso. Escri­
bir esto para bucear sensorialmente sobre esa sensa­
ción me parece más nutritivo. Lo intenté, no sé si lo 
logré. Indudablemente lo escribí para mí. 
No pudimos saber si formaste parte de esta 
tertulia, pero, ¿tendrías algún cambio en esta re-
flexión? ¿La viste otra vez y ha cambiado algo en ti? 
Sí, trabajaría mejor la idea de crisol. Ese arco de 
diversidad que atendemos los docentes que va de la 
página en blanco (tabula rasa) al estudiante que res­
ponde lo que queremos escuchar. Me di cuenta leyen­
do los demás fragmentos que el fallo de la educación 
a distancia es la imposibilidad de atender el contexto. 
Me di cuenta mientras me capacitaba (lo menciono 
con ironía en el trabajo, reconozco) Aprendí buenas 
estrategias para dinamizar la herramienta y hacerla 
más atractivas, intenté ponerlas todas en práctica, 
pero el resultado fue el mismo: cero o casi cero. Por 
ejemplo; hice una presentación sobre el “Decálogo 
del perfecto cuentista” de Horacio Quiroga que me 
quedó divino, donde los estudiantes leían informa­
ción combinada con imágenes, prácticamente una 
clase virtual de teoría literaria y después tenían que 
ir hurgando sobre el material, recogiendo las consig­
nas y realizando el trabajo. Yo quedé muy conforme. 
Fue el trabajo que menos realizaron. Eso me alertó. 
Noveles en primera persona. Relatos en tiempos de excepcionalidad
113
Saqué al menos varias conclusiones:
* No conocemos tanto a los adolescentes y ellos 
son mucho más evanescentes de lo que creemos.
* No son tan ciertas las cosas que hemos aprendido 
estos años como el nativo digital, el millenial, etc. Ellos 
a veces son tan ignorantes tecnológicos como nosotros.
* No podemos hablar de una educación a distan-
cia porque no permite atender el contexto. Es una 
vuelta a un tipo de educación que uniformiza que 
“homogeiniza” Los talleres que tomé al respecto 
piensan estrategias para un “estudiante implícito 
que entiende de qué se trata” y no es así.
*No hallo a los colectivos docentes preparados 
para discutir una educación de raíz menos política y 
más vincular. Implica repensar las prácticas combi-
nando la acción y la reflexión y el sistema educativo 
no está pensado para eso ni lo desea. (Nelson, 2020) 
¿Qué idea, (más poderosa que el miedo, llámese 
amor, esperanza) persiste en ti más fuerte que tu 
primer párrafo? ¿Qué palabra le hace guerra al mie-
do y a todos esos sinónimos?
Quiero aclarar que el miedo o temor no es a la 
pandemia en sí. El miedo es a la naturalización a tra­
vés del lenguaje (soy profesor de literatura y el len­
guaje me ocupa) de una especie de biopolítica que 
ni el mismísimo Foucault hubiera imaginado.Una 
especie de control sobre los cuerpos (una compañera 
lo narra muy bien en uno de los fragmentos).
De todas maneras la idea más poderosa es la 
CREATIVIDAD. Pero es un término que debemos pen­
sar también para no cristalizarlo. Entiendo creativi­
dad como la asunción de un problema. Ir en busca del 
problema, que el problema me provoque, no que me 
aísle. Ser creativo es resolver problemas pero es tam­
bién elegirlos. ¿Cuáles son los problemas en los que 
yo me quiero meter? ¿Cómo resuelvo el hecho de tra­
bajar la otredad y el vínculo cuando solo cuento con 
40 minutos por semana y soy uno de trece o catorce 
que pasan por el aula, por ejemplo? ¿Cómo atravieso 
“lo que hay”?
Otro elemento importante de la creatividad es su 
dosis de violencia. Es “fracasar con total éxito” como 
decía un profesor que tuve. De ahí que entiendo que 
los hallazgos son minúsculos y que solo entrenán-
donos en la percepción del gesto podemos encontrar 
un camino. 
Crear es incertidumbre, miedo, incerteza, des­
tronamiento del prejuicio, cuestionamiento perma­
nente de lo ya sabido, provisoriedad. Nada amable. 
Hay que integrar esos elementos al trabajo de forma 
saludable. Para mí la llave es el problema (sea cual 
sea) salir a buscarlo. No acumular soluciones. Acumu­
lar preguntas. (Nelson, 2020) 
Acto 4: Volver a pasar por la experiencia…
Al final, volver a pasar por la experiencia significó 
llevar a una nueva escritura lo ya escrito: las vivencias y 
sus significaciones.
114
Referencias bibliográficas: 
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