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Pinelatinoamericana Editorial

2023 (2): 90-102

Neurobiología del amor

Neurobiologia do amor
90
Neurobiology of love
Andrea Marquez Lopez Mato1.

1-
Médica Psiquiatra.
Posgrado en PNIE y en Estudio y Terapéutica del Dolor.
Miembro honorífico de FLAPNIE (Federación Latinoamericana de Psico Neuro Inmuno Endocrinología)
Fundadora y Directora del Instituto de Psiquiatría Biológica Integral (IPBI), Buenos Aires, Argentina
Correo de contacto: [email protected]

Fecha de Recepción: 2023-07-17 Aceptado: 2023-07-21

CreativeCommons Atribución-NoComercial 4.0

© 2023 Pinelatinoamericana

Resumen
¿Cuándo empezó el amor? ¿En qué momento histórico de la humanidad? ¿Cuándo
el intercambio sexual animal se convirtió en algo más profundo y duradero? ¿Es el
amor solo una prolongación evolutiva para permanecer más tiempo con el
partenaire más apto para la reproducción? Estos interrogantes y otros son los que
interpelan a la autora en este artículo, respondiéndolos desde el enfoque de la
neurobiología del amor entre los seres humanos, sus etapas y características. Se
analizan y se proponen reflexiones en forma particular desde enfoques sicológicos,
conductuales, neuroanatómicos y neuroquímicos según las evidencias de la etología
comparada, el desarrollo evolutivo y los antecedentes históricos.

Palabras Claves: neurobiología del amor; comportamiento femenino y masculino


en el amor.

Resumo
Quando o amor começou? Em que momento histórico da humanidade? Quando a
relação sexual animal se tornou mais profunda e duradoura? O amor é apenas uma
extensão evolutiva para ficar mais tempo com o parceiro mais adequado para a
reprodução? Estas e outras questões são as que desafiam a autora neste artigo,
respondendo-as sob a ótica da neurobiologia do amor entre os seres humanos, suas
fases e características. As reflexões são analisadas e propostas de forma particular
a partir de abordagens psicológicas, comportamentais, neuroanatômicas e
neuroquímicas de acordo com as evidências da etologia comparada,
desenvolvimento evolutivo e os antecedentes históricos.

Palavras chaves: neurobiología do amor; comportamento feminino e masculino no


amor

NEUROBIOLOGÍA DEL AMOR ANDREA MARQUEZ LOPEZ-MATO


Pinelatinoamericana Editorial
2023 (2): 90-102

Abstract
When did love start? At what historical moment of humanity? When did animal
sexual intercourse become into a deepest love and more enduring? Is love just an
evolutionary progression to stay longer with the most suitable partner for 91
reproduction? These questions and others are the ones that self interpellate the
author in this article, answering them from the perspective of the neurobiology of
love between human beings, its stages and characteristics. Several reflections are
proposed and discussed in a particular way from psychological, behavioral,
neuroanatomical and neurochemical approaches according to the evidence of
comparative ethology, evolutionary development and historical antecedents.

Keywords: neurobiology of love; feminine and masculine behavior in love.

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Introducción

El amor es una emoción muy compleja en la que intervienen numerosos tipos de 92


sustancias y moléculas imprescindibles para producir los característicos arrebatos
sentimentales. El amor entra por los sentidos, se interpreta en el cerebro y ocasiona
una avalancha física, químico-hormonal que produce toda una alquimia corporal.
Pero después del cataclismo de la tormenta debe seguir una brisa templada con
apenas algunas lloviznas pasajeras. Quiere decir que después del enamoramiento y
la pasión debe seguir el apego con ternura y diálogo, con algunos pocos desacuerdos
y un acuerdo permanente aunque fluctuante de ideales y proyectos en común.
Al decir de Vieitiez y Bordalejo (2004), el sentimiento amoroso puede
homologarse a un fenómeno bioquímico desencadenado por cualquier droga,
compartiendo con este varias características: 1) la especificidad, ya que es
indiscutible la atracción exclusiva por la persona amada, ignorando al resto, 2) la
desensibilización, que es un fenómeno que ocurre luego de la exposición
permanente al estímulo y que determina que el mismo estímulo no logre el mismo
efecto, 3) la posibilidad de ser desplazado por agonistas más potentes, 4) la
transitoriedad que abona la existencia de una sustancia específica que puede
hacerlo aparecer y desaparecer sin que intervenga la voluntad o su invasión, en el
momento más inoportuno.
En esta editorial se revisarán las sustancias y moléculas específicas que
abonan cada etapa: la atracción y el enamoramiento, el amor propiamente dicho y
el apego o permanencia en pareja.

Historia de las relaciones amorosas

¿Cuándo empezó el amor? ¿En qué momento histórico de la humanidad? ¿Cuándo


el intercambio sexual animal se convirtió en algo más profundo y duradero? ¿Es el
amor solo una prolongación evolutiva para permanecer más tiempo con el
partenaire más apto para la reproducción? Si es así ¿cómo se entienden las parejas
patológicas, las que siguen juntas a pesar de considerarse seres incapaces de
convivir entre ellos?. Y las relaciones sexuales ¿Son sólo pulsionales, al decir del
psicoanálisis? ¿Son equivalentes lúdicos al decir de los nuevos epicúreos como
Onfray? ¿Son sólo expresión de poder según de Foucault? Son sólo gotas del amor
líquido de Baumann?.
Conviene avanzar por partes para intentar contestar al menos algunos de estos
interrogantes. Ya que como siempre se dice, nada en biología tiene sentido excepto
a la luz de la evolución, pues entonces se comienza este artículo por allí.
Para reflexionar cuando comenzó el amor en la pareja humana habría que
situarse en África alrededor de veinte millones de años atrás con los pre-homínidos
(antecesores de simios y humanos). Se cree que los homínidos hacían el amor solo
en etapa de estro de sus parejas féminas. Al entrar en celo, el olor que emana de la
hembra primate cambia y la piel sexual alrededor de sus genitales se inflama,
anunciando así la breve fase de su ciclo reproductivo en el que está ovulando y

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puede ser fertilizada. Comienza entonces a presentarse al macho: ladea las nalgas,
mira sobre el hombro, se pone en cuclillas y retrocede para incitarlo a la cópula. Sin
embargo, cuando su período de celo empieza a desaparecer, las babuinas actuales
rechazan la cópula hasta el mes siguiente. Tampoco copulan mientras están
encintas, ni retoman la actividad sexual regular hasta destetar a la cría. Así se vé 93
cómo el sexo no se lleva a cabo sólo por recreación y raramente está separado de su
función de fertilización. Las hembras solicitan el apareamiento sólo durante estos
días fértiles, y son poco o nada atractivas para los machos en otros días, pues carecen
de las señales excitantes, ya sean olfativas (liberan un olor distintivo), auditivas
(emiten sonidos) o visuale,s pues se metamorfosean para atraer (Cavagna, 2004).
Obviamente, existen marcadas diferencias entre las preferencias sexuales
humanas y los hábitos reproductivos de los mamíferos sociales. Los gorilas siempre
copulan en público, mientras que una importante característica del apareamiento
humano es la privacidad. La monogamia es rara entre los mamíferos porque
genéticamente al macho no le conviene permanecer con una sola hembra cuando
puede copular con varias y traspasar más de sus genes a la posteridad. De modo que
en la mayoría de las especies los machos tratan de formar un harén. No viven en
una familia nuclear macho y hembra emparejados cuidando juntos a su prole. Son
solitarios, por lo menos durante la temporada de cría y se encuentran sólo para
copular (Clarke et al., 2022).
Otra diferencia entre la sexualidad animal superior y la humana consiste en
que la ovulación humana es ocultada y difícil de detectar tanto para el compañero
sexual como para la mayoría de las mujeres. Su receptividad sexual se extiende y
engloba el ciclo menstrual. Los mamíferos hembras difieren de las mujeres de hoy
también en que carecen de una menopausia femenina bien definida. Así, el sexo en
los humanos se realiza en su mayor parte por placer y no solamente con el propósito
de la inseminación y reproducción. Más aún, se continúa practicándolo durante el
embarazo, pudiendo reanudarse la actividad sexual al poco tiempo de tener un hijo,
incluso también después de la menopausia y durante la vejez. Ninguna hembra de
otras especies con reproducción sexual, copula con la misma frecuencia ni acepta
ser copulada sin fines reproductivos como sucede en la hembra humana.
Muchos autores especulan que la sexualidad junto con la postura erguida
(característica de la bipedestación) y el tamaño del cerebro, son los aspectos
decisivos en los que divergieron los ancestros de los humanos y de los grandes
simios. La receptividad sexual permanente de la hembra y la copulación frontal
iniciaron, según la antropóloga Helen Fisher, a quien debemos las más serias
investigaciones sobre el tema, uno de los intercambios fundamentales de la raza
humana, como es el amor (Fisher,1999).
Cavagna explica que la hembra humana, a diferencia de las demás hembras
primates, posee un conducto vaginal orientado hacia delante, diseñado para la
cópula frontal. Su clítoris se halla situado en la parte delantera del cuerpo, y en la
postura frontal recibe durante la cópula el masaje directo de la zona púbica en el
frotamiento con el macho. Además de ser esta posición más placentera para la
hembra, tiene la ventaja de que la pareja puede verse cara a cara, captar matices
expresivos del otro y transmitirlos. Fomenta de este modo la intimidad y la
comunicación. Así, cuando la copula cambia a ésta posición, se mira a la pareja,
aumentando la posibilidad de comunicación verbal y no verbal. Las parejas se

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miran, se hablan, se escuchan, se tocan y se huelen de forma más directa y duradera


(Cavagna, 2004)
En rigor de verdad, Darwin fue el primero en poner la atracción sexual en un
contexto evolutivo. Al formular sus ideas sobre la selección sexual, le intrigaban
los rasgos que aparentemente, no incidían en nada para mejorar las posibilidades de 94
supervivencia del que los poseía. El extravagante plumaje de los machos de muchas
aves y las engorrosas cornamentas de los ciervos los hacen llamativos y vulnerables
a los depredadores. ¿Cómo se explica entonces que hayan evolucionado por medio
de la selección natural? Para Darwin, la respuesta estaba en la atracción sexual. Los
rasgos extravagantes probablemente reducen, en efecto, la tasa de supervivencia de
sus machos poseedores haciéndolos más vulnerables a sus depredadores, pero este
riesgo queda más que compensado por el beneficio de hacerlos más competitivos,
o irresistiblemente atractivos para los miembros del sexo opuesto, lo que les permite
dejar más descendencia, es decir más copias de sus genes. La competición de los
machos por las hembras explica la evolución de armas como colmillos, espolones
y cornamentas, mientras que la elección de machos por parte de las hembras
justifica los ornamentos, por lo demás inútiles, como pluma, carúnculas y perfumes.
De tal modo, la selección sexual se basa en las ganancias en el éxito reproductor
con el axioma de que cuanto más atractivos o competitivos sean los individuos, más
descendientes dejarán (Badinter, 1993).
Como ocurre habitualmente, los resabios ancestrales permanecen en los seres
humanos de hoy. Buss y col. dicen que lo que los hombres encuentran atractivo en
las mujeres es la juventud y la belleza porque todas las características que hacen a
las mujeres bellas, como la piel tersa, el cabello abundante, la figura de curvas
marcadas, etc., son signos de fertilidad. Visto a la luz de la evolución, lo que los
hombres quieren (generalmente de forma inconsciente) es fecundar y tener
descendencia. A su vez, las mujeres escogen a los hombres no tanto en función de
su apariencia como en función de su posición social, recursos y voluntad de
compartir esos recursos, especialmente en su elección de una pareja para mucho
tiempo. Las mujeres necesitan recursos para criar a sus hijos, y en los varones los
recursos, al menos en las variantes de sociedades actuales, suelen ir unidos a la
posición económica y social. Esto se relaciona con el hecho de la cría humana nace
más frágil que las crías de otras especies y por ello la madre humana necesita más
tiempo de un macho que le asegure la supervivencia hasta la maduración de la
descendencia (Buss y Schmitt, 1993; Crosby et al., 2021).

Tiempos del amor

Como se dijo al inicio de este artículo, hay 3 tiempos en el amor: la atracción física
(ansia y libido), el enamoramiento y luego, el apego (vínculo o fidelidad). Cada una
de esas emociones posee sus propios circuitos cerebrales así como sus
correspondientes mediadores químicos (Fisher, 1999; Schäfer y Fisher, 2011). Pero
se puede señalar un novedoso fenómeno actual. Hoy en día, los mencionados
tiempos emocionales han ido independizándose entre sí, fenómeno éste que puede
contribuir a explicar la flexibilidad de las parejas contemporáneas y el amplio rango
de estrategias de apareamiento y reproducción. De acuerdo con ello, este modelo

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evolutivo divergente ayudaría a explicar por qué los seres humanos pueden sentir
simultáneamente apego o vinculación respecto a una persona, enamorarse de otra y
atracción sexual (sin atracción romántica), por otra diferente. Así como enamorarse,
desenamorarse, vincularse, tener sexo, experimentar atracción o involucrarse con
varias personas al mismo tiempo, o sucesivamente. (Gindin, 1987; Gindin,1988). 95

Etapas y componentes del amor

Entonces, si los humanos actuales han evolucionado distinto que los homínidos
primitivos, es porque se produjo un proceso de diferenciación de la genitalidad, de
la sexualidad, del erotismo, del atractivo sexual, del deseo, de hacer el amor, del
enamoramiento, del amor y del cariño, procesos que hay que analizar y definir en
sus particularidades.
Conviene definir la sexualidad. La palabra sexo proviene del latín sexus o
secare, traducible como cortar o dividir. El sexo sería así el conjunto de caracteres
biopsicosociales que caracterizan y diferencian macho y hembra, al hombre y la
mujer. La sexualidad sería un sistema de conductas o comportamientos, de fuente
instintiva e intelectiva, con una finalidad reproductiva (función reproductiva) y
placentera (función erótica), al servicio de la comunicación y la trascendencia, que
se descarga en un objeto sexual a través del coito o sus sustitutos y condicionado en
su expresión por las pautas culturales y morales de cada época y lugar (Cavagna,
2004). Este último aspecto es fundamental cuando se intentan trazar los
condicionantes morales de cada época. En este sentido el análisis histórico de
Foucault, entre otros, viene a nuestra ayuda. Hoy nos acercamos sexualmente por
el goce en sí y no por sus posibles consecuencias, no siempre previstas y no siempre
bienvenidas (Foucault, 2008)
La genitalidad, en cambio, es solo un aspecto de la sexualidad, es la
expresión más madura pero incompleta, que implica la manifestación sexual a
través de los genitales, y que se logra con el desarrollo biológico, psicológico y
cultural del individuo. La genitalidad se adquiere y se aprende con el crecimiento,
pero es un reduccionismo creer que la sexualidad se agota en ella.
El erotismo es la expresión de la sexualidad referida a la excitación y
atracción sexual, relacionado con lo afectivo, lo instintivo, lo lúdico y lo cultural.
La eroticidad es la capacidad de sentir placer y despertarlo en otros. Es bastante
universal aunque haya algunas diferencias culturales para cada tiempo y lugar.
El atractivo sexual, por otra parte, es la suma de señales corporales a las
cuales mujeres y hombres responden en gran medida, inconscientemente. Sin
embargo, las elecciones hacia el otro sexo no son al azar. Cada estrategia sexual
está diseñada consciente o inconscientemente. Ya se señaló que los hombres buscan
asegurarse el éxito reproductivo eligiendo belleza física, juventud, castidad y
fidelidad. Las mujeres eligen a los varones por su capacidad económica, status
social, edad, ambición, estabilidad, inteligencia, tamaño y fuerza. De tal modo
cuando se elige pareja, las personas de ambos géneros sopesan de modo diferente
las características físicas y sociales.
Los estudios etológicos comparados, sugieren que en el coqueteo y flirteo de
las especies coexisten ciertos componentes innatos. A partir de su base evolutiva,
reciben incorporaciones familiares y culturales que los hacen más floridos y

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complejos. Así constituyen señales y canales de comunicación estereotipados que


se ritualizan. Es importante destacar que varones y mujeres han ido incorporando
estilos de cortejo y seducción distintos para cada uno a través de modelos, imágenes
y experiencias culturales que fueron adquiriendo (Sapetti, 2001; Sapetti, 2014;
Autores varios en: Oficial Journal of International Society of 96
Psychoneuroendocrinology, Vol 23 (8), 1998).
El cortejo es una conducta que despierta una actitud sexualmente receptiva y
constituye un elemento importante en la fase del deseo sexual. El juego de la
seducción entre varones y mujeres es una forma de cortejar con estrategias de
ocultamiento y exhibición, aperturas y cierres, acercamientos y distancias.
Habitualmente una mujer en respuesta a la mirada del varón al coquetear, comienza
con un contacto visual, luego una sonrisa, y sigue con una caída de ojos y sonrisa,
agregándose la posición de la cabeza y el cuerpo. De la mirada furtiva pasa a la
directa para evaluar el impacto sensorial y confirmar el interés
El deseo o apetito sexual es un impulso que mueve a varones y mujeres a
buscar, iniciar o responder a la estimulación sexual. La motivación sexual se
encuentra gobernada por un sistema dual de mecanismos de inhibición y atracción
que hacen que la persona se conecte o desconecte del deseo sexual.
Se le denomina hacer el amor al coito. No siempre existe el amor, como en
los casos de sexo recreativo, sexo express, touch and go, de una noche o con una
prostituta. Que exista el amor en la pareja no es garantía de buena sexualidad. Pero
también hay parejas en las que solamente el aspecto sexual es el rescatable. Sin
embargo, el ideal es lograr el máximo placer en una entrega mutua por amor.
El enamoramiento es la construcción del amor romántico, de vínculos más
allá de la atracción o el deseo inicial y con el cariño son las conductas amorosas
más allá de lo sexual e incorporan la amistad, el proyecto común y la ternura. Es el
cariño el que posibilita la continuidad en las relaciones duraderas (Caldiz, 1990;
Flores Colombino, 2003).

Modelos Neurobiológicos

Se describirán a continuación las variaciones neuroanatómicas y neuroquímicas


enunciadas de cada etapa y las diferencias de género entre ellas.

Modelos Neuroanatómicos

Todo el cuerpo es una gran superficie erótica, pero cada persona tiene su particular
mapa erótico (lovemap). Hay zonas del cuerpo de mayor o menor extensión que
están muy conectadas con la genitalidad. Estas áreas son similares entre los
miembros de la misma especie,pero se califican en forma singular en cada persona
de acuerdo a su propia experiencia y a sus vivencias.
Desde un enfoque anatómico, el clítoris en la mujer y el glande en el varón,
pueden resultar muy sensibles, o por el contrario resultar no excitantes y hasta
inhibitorios si la estimulación recibida no es la adecuada, o por llevar a la activación
de procesos físicos o psicológicos traumáticos personales.
Según Master y Johnson, la respuesta sexual humana consta de cuatro fases:
excitación, meseta, orgasmo y resolución (Master et al., 1996). Según Kaplan, por

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otra parte, la respuesta sexual es trifásica: deseo, excitación y orgasmo (Kaplan,


1982; 2014) Sin embargo, algunos sexólogos modernos replantean este concepto
refiriendo que las mujeres pueden invertir las etapas y tener excitación, deseo y
orgasmo, en ese órden. Esta nueva propuesta resalta la importancia del estímulo
adecuado por parte de la pareja para que una mujer luego de ser excitada pueda 97
desear a su compañero (Gindin, 1987; Gindin, 1988; Schäfer y Fisher, 2011).
El orgasmo además de ser una respuesta fisiológica, es una vivencia subjetiva
de placer intenso y diferenciado. Se considera que el orgasmo llega a un clímax a
partir del cual se resuelve la tensión sexual con la descarga física. En el mismo
podemos distinguir dos tipos de placer, que pueden darse unidos o escindidos: el
placer físico, originado por el contacto y frotación de genitales y el placer erótico,
que se puede experimentar a través de los sentidos y las fantasías y la experiencia
indica que éste puede darse, incluso, sin contacto.
Por lo expuesto, el comando central de la sexualidad está en el cerebro. El
cerebro es así el mayor órgano sexual y la piel, el más extenso.

Modelos Neuroquímicos

Respecto a los modelos neuroquímicos, también se secuenciará la explicación


(Autores varios en: Oficial Journal of International Society of
Psychoneuroendocrinology, Vol. 23 (8), 1998). Conviene comenzar con la
atracción, ya que encontrar a la persona que sea atrayente es el primer paso para el
enamoramiento. Pero contrariamente a lo supuesto, la atracción no parece entrar por
los ojos sino por la nariz. Las ferohormonas , descubiertas hace más de un siglo en
las polillas son sustancias volátiles, mensajeros químicos producidos por ciertos
animales destinados a convocar su pareja de sexo contrario y que pueden tener
funciones muy diversas, esenciales para la supervivencia de las especies, entre ellas
las de disposición para la reproducción, la atracción, la existencia de alimento, el
alerta para la defensa o el ataque, mensajes distintos pero siempre necesarios para
la perpetuación de la especie. En particular, se secretan en orina, sudor, saliva,
aliento y secreciones de los órganos genitales (Guevara Guzmán, 2004).
Las ferohormonas son ácidos grasos volátiles que viajan en el aire sin
destruirse. Constantemente los receptores olfativos reciben diferentes feromonas
sin que hagan mella, hasta que el aroma de la persona adecuada comienza a iniciar
un proceso que no se registra racionalmente. Así, “inquietud” nasal, olfativa,
causada por esas moléculas orienta la búsqueda del origen de esa perturbación.
Luego, los ojos chocan con la persona indicada y recién ahí, se produce el contacto
visual y se pasa desde el órgano vomeronasal (ubicado en la base del hueso vómer
y tabique nasal) al cerebro y al cuerpo en su totalidad. Los ojos no se expresan solo
con la mirada, sino también con el aumento o disminución del diámetro pupilar. La
gesticulación de las manos también es un aspecto importante de la comunicación
sexual no verbal. Los movimientos que se hacen con las manos pueden indicar
diferentes cosas y complementar, o contradecir, lo que se comunica con las
palabras.
Luego de la primera fase de atracción, puede venir o no el enamoramiento
o amor romántico. Pero el enamoramiento es básico en la formación de la pareja
humana. Excede la posibilidad reproductiva, instaurándose entonces un ambiente y

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entorno seguro orientado a favorecer el crecimiento y madurez de la pareja y


eventualmente, de la potencial cría. El amor y el apego social son funciones
facilitadoras de la reproducción ya que proveen un sentimiento de seguridad y
reducen los sentimientos de estrés y ansiedad. El fin biológico último del
intercambio en la pareja es la perpetuación de la especie. De este modo, la 98
neurobiología del amor existe en la medida que está relacionada con fenómenos
tales como la reproducción y la homeostasis. En el caso concreto del sentimiento de
enamoramiento, existe una relación directa entre el mismo y el aumento de ciertos
neurotransmisores y mediadores químicos que serían los responsables de la
aparición de los síntomas humanos de atracción y pasión, tales como alborozo,
energía, desasosiego, insomnio o reducción del apetito.
En esta primera fase, la feniletilamina (FEA) orquesta la secreción de
dopamina (DA) y noradrenalina (NA). Primero hay una emoción intensa,
perturbadora, que podría vincularse con el aumento de FEA. Esta amina alifático-
aromática proveniente de la decarboxilación de la fenilalanina, tiene una gran
semejanza estructural con la anfetamina por lo que se comportaría como un
estimulante natural. El incremento de esta anfetamina endógena explicaría el estado
de aceleración y optimismo que tienen los enamorados. Desde el saber popular se
compara el amor con el “comer chocolate” y este alimento es el que más fetilamina
feniletilamina aporta según la tabla nutricional.
A la acción feniletilaminérgica se le debe sumar el efecto causado por la NA
y la DA. La primera se relaciona con la motivación directa, con lo que está
inmediatamente presente. El sistema descripto se activa cuando el individuo se
encuentra interesado por algo, o para permitirle la huída frente al peligro. El exceso
de NA se traduce en hiperreactividad, gran actividad física (incluyendo la sexual) e
irritabilidad. Por su parte, la acción de DA sobre el núcleo accumbens es
considerada importante para el sistema de recompensa y reforzamiento de los lazos
sociales. Conductualmente, la DA se relaciona con la habilidad de comenzar un plan
de acción dejando de lado todos los demás factores de perturbación o distracción.
De este modo, con niveles aumentados de DA, es posible enfrascarse en un único
objetivo o situación, persistiendo dicho estado en una secuencia de acciones o
pensamientos o en una conducta particular. La hiperdopaminérgia de las psicosis
vale de ejemplo en este sentido.
En paralelo, tiene un lugar un proceso neuroendócrino, conocido para los
amantes como la pasión. Esta última puede llevar su tiempo en desatarse,
dependiendo de la biología individual y del tipo de educación que se tenga. En esta
fase se producen también, cambios en la producción de melatonina y disminución
de la serotonina. Por otra parte, aumenta la producción de testosterona que provoca
el impulso sexual. Hay también altos niveles de cortisol que generan un estado de
euestrés positivo, ya que luego de la hipercortisolemia inicial lleva a la homeostasis
adaptativa. Para Fisher esta etapa de enamoramiento o de amor romántico en ambos
sexos dura alrededor de ocho meses, llegando cuando es efectiva al máximo, a tres
años. De no continuar con la fase de apego, toda pareja se separaría (Fisher, 1999;
Quintana et al., 2022).
Para muchos antropólogos, el amor surge como una necesidad de la
conservación de la especie humana para procrear. Transcurridos 3 ó 4 años, cuando
el objetivo de procrear se cumplió (o no), el efecto de euforia o pasión ya no se

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produce. De no haber hijos, el cerebro inhibe las sustancias y se pasaría a la tercera


fase, produciéndose en este cuarto año mayores posibilidades de infidelidad o
separación. Antes se hablaba de la “comezón del séptimo año”, hoy parece que en
este universo de cambios acelerados, también se adelantó este tiempo del séptimo
al cuarto año de convivencia en pareja. 99
Sin embargo, para posibilitar la permanencia con el otro, una vez acabado el
enamoramiento, se activan otros circuitos que diluyen la pasión pero aumentan la
ternura. Con esto, comienza la fase del apego. Así visto, el apego es un estado de
equilibrio cuasi-estable. Es como si, para nivelar el efecto catocolaminérgico de
exaltación que se describió en la etapa anterior, se pone en marcha una segunda fase
neuroquímica que representa la primera instancia del apego o “aquerenciamiento”.
En ella primeramente se liberan endorfinas y encefalinas (opiáceos cerebrales), que
confieren el afecto, la seguridad y la paz entre dos personas. Este sistema cerebral
de opioides fue el primer sistema neuroquímico implicado como regulador de las
conductas de apego en animales (Quintana et al., 2022). La actividad opiácea es
incrementada por la ocitocina. La misma ayuda no solo a la iniciación de las
conductas maternales y de unión hacia el bebé, sino que está involucrada en el
desarrollo de todas las interacciones sociales.
La ocitocina se estimula en las relaciones placenteras. Si bien siempre se
asoció al desencadenamiento del orgasmo, en realidad es el mediador de la ternura.
Es la llamada mediadora de las caricias y se programa tempranamente en la infancia
en respuesta a las relaciones de apego temprano. Conviene recalcar que se ha
conprobado la importancia del apego para el establecimiento de relaciones
amorosas en la vida adulta. Según los estudios realizados aquellos que tienen una
mejor historia de apego es más probable que tengan relaciones amorosas más
satisfactorias y estables en su futuro y confíen más en la pareja. Esta influencia es
justificable, ya que se establece en la relación con la figura de apego primario,
cuando se aprende a tocar y ser tocados, mirar y ser mirados. Es decir, se aprende a
comunicar de manera íntima y lúdica, algo que será esencial en las relaciones
amorosas futuras (Schäfer y Fisher, 2011; Villalón, 2023).
Además de actuar como la hormona del aquerenciamiento, se considera a
dicha hormona como responsable de la socialización y del “pegoteo o engrudo”
sexual. Cientos de artículos muestran su falta en algunos cuadros de autismo y
postulan su probable uso restitutivo en el inicio de estos síndromes. La ocitocina
une, pacifica, favorece la entrega, al actuar como antagonista funcional de la
hiperactividad adrenal lo cual produce tranquilidad después de situaciones que
pueden ser disruptivas. También disminuye el disparo amigdalino ante situaciones
amenazantes (Flores Colombino, 2003; Eckstein et al., 2019)
Por último, se ha calculado que entre las dos fases, la neuroquímicas y la
neuroendocrina pueden transcurrir en promedio de cuatro a siete años.
A continuación se instala progresivamente la fase histaminérgica del amor
que se corresponde, según el saber popular, con la comezón del séptimo año. O bien
se acaba en el cuarto, o se llega al séptimo año con nuevos vaivenes.
A pesar de ello, se ha encontrado en algunos animales un péptido conocido
como la “señal de la fidelidad”, que les permite vivir toda su vida en pareja, como
sucede en los cisnes de cuello negro. Este péptido está relacionado a un gen
específico que codifica para la vasopresina, gen que no abunda en el sexo masculino

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por motivos atávicos que ya se han referido. La vasopresina sería la molécula


encargada de facilitar el inicio de una preferencia por alguien con la finalidad de
formar una pareja. También se ha demostrado que juega un rol en los machos
relacionado con la territorialidad y la conducta de resguardo de la pareja de otros
posibles cortejantes, una actitud importante para mantener los lazos formados. 100

Filosofía del amor

Es a Empedocles (490 AC) a quien se le atribuye las primeras concepciones sobre


la filosofía del amor. Estableció que hay cuatro elementos que conforman todas las
estructuras en el mundo: fuego, aire, agua y tierra. Los cuatro elementos son
simples, eternos e inalterables y sus manifestaciones son la consecuencia de su
mezcla y separación. Por ello, es necesario suponer la existencia de poderes en
movimiento para lograrlo. Los cuatro elementos son eternamente llevados a la
unión, y se separaron eternamente el uno del otro, por dos potencias divinas, el
Amor y la Discordia. El amor explica la atracción de las diferentes formas de la
materia, y la lucha o discordia da cuentas de su separación. Si los elementos son el
contenido del universo, entonces el Amor y Discordia explican su variación y la
armonía.
Es interesante revisar otras antiguas filosofías. El libro hindú de las Leyes de
Manu se refiere a la condición de la mujer. A través de su articulado, desarrolla el
concepto de que la mujer es un ser perverso, a la que le es necesario vigilarle los
menores actos y a la que no hay que dejarle iniciativa, pues Manu le ha dado
solamente el amor a la cama y a la silla, deseo de adornarse, pasión por los hombres,
ira, doblez, aviesa intención y perversidad. A la mujer adúltera le hacían despedazar
por perros, en una plaza donde acudía mucha gente. En China, en la gens más
primitiva, la mujer tenía un papel preponderante con respecto al hombre. Pero
cuando se pasó de la azada al arado y de la domesticación de animales al pastoreo,
el hombre adquirió superioridad sobre la mujer, pues ésta no podía alejarse del
campamento por sus múltiples tareas. Se llegó a sostener como principio que la
ignorancia era la virtud femenina por excelencia. En Egipto había una elevada
condición sobre las costumbres y las leyes que atribuían a la madre. La
descendencia por vía femenina tenía preeminencia sobre la masculina. El Código
de Amasis (554 a.C.), sin embargo, rebaja a la mujer de tal forma que legalmente
carecía de valor como persona y ella misma tenía que venderse en matrimonio.
En casi todas las culturas, la familia patriarcal otorgó permisividad al varón
y represión a la mujer a la que se le exigía virginidad y fidelidad al marido sin
importar su propio placer. En la Edad Media se declara el instinto sexual como
demoníaco, dando origen a la Santa Inquisición. A fines del siglo XV aparecen en
Europa los primeros indicios de enfermedades de transmisión sexual. Eran
consideradas un castigo del cielo. En las otras filosofías judeocristianas el amor se
sobrevalua, condenando, aún hoy, algunas formas de sexualidad. (Martínez de
León, 2010).

NEUROBIOLOGÍA DEL AMOR ANDREA MARQUEZ LOPEZ-MATO


Pinelatinoamericana Editorial
2023 (2): 90-102

Historia de la obscenidad

Martinez de León comenta que mientras el desnudo artístico busca la belleza en la


composición, y concluye en la exaltación del cuerpo, el fin del desnudo erótico es
sugerir sexualidad, invitar al deseo, provocar, estimular. El desnudo pornográfico, 101
por último, exhibe sin restricciones la saturación del hecho. El concepto de
obscenidad es marcadamente significativo en éste último. El desnudo etnográfico,
el nudismo y el desnudo deportivo escapan a las reglas morales que les competen a
los demás por algunas estratagemas que no siempre terminan siendo claras.
En 1857, la palabra pornografía tuvo su primer registro en el Oxford English
Dictionary. Sin embargo ya se había utilizado el término en 1769, en el tratado de
Restif de la Brettone titulado “Le Pornographe”, donde se tratan temas asociados a
la prostitución (Martínez de León, 2010).
La pornografía, en un ensayo de Rachel Weil, presenta un desdoblamiento de
la misma como instrumento de crítica política y social. Se la vé entonces como una
trasgresión al orden social del absolutismo. Según ésta observación el ascenso de la
pornografía coincidió con el apogeo del iluminismo del siglo XVIII. El propio
Diderot fue encarcelado por escribir textos pornográficos. Así, la pornografía es el
lado oscuro del erotismo y tiene una incierta delimitación con las perversiones
(Weil, 1993).

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Limitaciones de responsabilidad:
https://www.sciencedirect.com/journal/psycho
neuroendocrinology/vol/23/issue/8 La responsabilidad de este trabajo es exclusivamente
de la autora.
Kaplan, H. S. (1982). Trastornos del deseo Conflicto de interés:
sexual. Ed Grijalbo. Barcelona.
Ninguno

Kaplan, H. S. (2014). La nueva terapia sexual: Fuentes de apoyo:


tratamiento activo de las disfunciones sexuales La presente investigación no contó con fuentes de
(3 ed.) Alianza financiación.

Originalidad del trabajo:


Martínez de León, H. (2010). Historia de la
obscenidad. Olmo Ediciones. Buenos Aires. Este artículo es original y no ha sido enviado para su
publicación a otro medio en forma completa o parcial.
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Eros. Los mundos de la sexualidad. Ed
La autora de este trabajo cede el derecho de autor a la
Grijalbo. Barcelona,
revista Pinelatinoamericana.

Quintana, G. R., Mac Cionnaith, C. E., & Pfaus, Contribución de los autores:
J. G. (2022). Behavioral, Neural, and Molecular
La autora se hace públicamente responsable del
Mechanisms of Conditioned Mate Preference:
contenido del presente y aprueba su versión final.
The Role of Opioids and First Experiences of
Sexual Reward. International journal of
molecular sciences, 23(16), 8928.
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