Tettigoniidae

familia de insectos

Los saltamontes longicornios, saltamontes hoja o esperanzas (Tettigoniidae) son una familia de ortópteros. Hay más de 6400 especies. En general son de colores crípticos, semejan hojas. Varían en tamaño entre 5 y 130 mm.

Saltamontes longicornios

Tettigonia viridissima, ninfa hembra.
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Insecta
Orden: Orthoptera
Suborden: Ensifera
Familia: Tettigoniidae
Krauss, 1902
Subfamilias

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Sinonimia
Huevos de Tettigonidae en hileras adheridos al tallo de una planta

La mayoría de las especies son de hábitos nocturnos y producen llamadas de apareamiento estridentes. Es común oirlos en las noches de verano y otoño temprano[1]​ y pueden exhibir mimetismo o camuflaje, comúnmente con formas y colores similares a las hojas.[2]

Tienen una generación por año. El macho presenta un regalo de alimento a la hembra. La hembra suele depositar sus huevos al final del verano. Son de distribución mundial, excepto la Antártida. Se alimentan de hojas, flores, semillas, corteza, aunque unos pocos son depredadores (subfamilia Listroscelidinae). Algunos son considerados plagas de la agricultura.[3]

Características

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Taxonómicamente se caracterizan por poseer antenas más largas que el cuerpo, tarsos con cuatro segmentos, órgano productor de sonido en el primer par de alas (tegmina) rugosas, el tegmen izquierdo se superpone al derecho y presenta el peine estridulador, mientras que al tegmen derecho presenta el plectro o rascador (vena engorsada) en el área anal. Las hembras presentan el ovipositor conspicuo y en forma de sable. Los machos producen el canto que los caracteriza al frotar las tegminas y deslizar el peine[4]​ estridulador contra el plectro.

Distribución geográfica

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Los tettigónidos se encuentran en todos los continentes excepto en la Antártida.[5]​ La gran mayoría de las especies de tettigónidos viven en las regiones tropicales del mundo.[6]​ Por ejemplo, la selva tropical de la cuenca del Amazonas alberga más de 2.000 especies de tettigónidos.[6]​ Sin embargo, los tettigónidos también se encuentran en las regiones templadas frías y secas, con unas 255 especies en Norteamérica.

Ecología

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Los miembros de esta familia predominan en zonas tropicales, sin embargo, también habitan regiones templadas, aunque son menos comunes en zonas donde los inviernos son largos y fríos. Son por lo general los insectos de mayor tamaño del bosque tropical; se conocen formas que alcanzan los 15 cm de longitud y 18 cm de extensión alar.

Poseen aparato bucal masticador y metamorfosis incompleta o simple, con tres fases de desarrollo (huevo, ninfa y adulto). En lo referente a hábitos alimenticios, la mayoría de los taxones son fitófagos. No obstante, hay algunas especies depredadoras, ej. miembros del género Neobarrettia Rehn., los cuales se alimentan de otros insectos y arácnidos. Generalmente requieren un dieta rica en proteínas de origen animal o vegetal, de modo que algunas especies cumplen una función ecológica, como polinizadores. Los Tettigoniidae son a su vez una importante fuente de alimentación para vertebrados insectívoros. El comportamiento acústico es importante en la reproducción, cuando los machos están sexualmente maduros para atraer a las hembras y aparearse, en algunas subfamilias (Phaneropterinae) las hembras son capaces de emitir una señal acústica en respuesta al canto del macho. Numerosas características de los Tettigoniidea pueden ser interpretadas como resultados de una competencia evolutiva de una relación presa-depredador. Así como la apariencia críptica de hoja que los protege de los depredadores que se orientan ópticamente.[4]

Comportamiento reproductivo

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Los machos proporcionan un regalo nupcial a las hembras en forma de espermatófilo, un cuerpo adherido al espermatóforo del macho y consumido por la hembra, para distraerla de comer el espermatóforo del macho y aumentar así su paternidad.[7]

Poligamia

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Los Tettigoniidae tienen relaciones polígamas. El primer macho que se aparea tiene garantizada una altísima confianza de paternidad cuando un segundo macho se aparea al terminar la refractariedad sexual de la hembra. Los nutrientes que finalmente reciban las crías aumentarán su aptitud. El segundo macho que se aparea con la hembra al finalizar su periodo refractario suele ser cornudo.[8]

Competencia

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Las relaciones polígamas de los Tettigoniidae conducen a altos niveles de competencia entre machos. La competencia entre machos se debe a la menor disponibilidad de machos capaces de suministrar espermafilamentos nutritivos a las hembras. Las hembras producen más huevos con una dieta de alta calidad; por ello, la hembra busca machos más sanos con un espermatófilo más nutritivo. Las hembras utilizan el sonido creado por el macho para juzgar su aptitud. Cuanto más fuerte y fluido sea el trino, mayor será la aptitud del macho.[9]

Respuesta al estrés

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A menudo, en las especies que producen mayores regalos alimenticios, la hembra busca a los machos para copular. Sin embargo, esto supone un coste para las hembras, ya que se arriesgan a ser depredadas mientras buscan a los machos. Además, existe una relación coste-beneficio en el tamaño del espermatóforo que producen los tettigónidos macho. Cuando los machos poseen un espermatóforo grande, se benefician de una mayor selección por parte de las hembras, pero sólo pueden aparearse una o dos veces a lo largo de su vida. A la inversa, los machos de Tettigoniidae con espermatóforos más pequeños tienen la ventaja de poder aparearse de dos a tres veces por noche, pero tienen menos posibilidades de ser seleccionados por las hembras. Incluso en épocas de estrés nutricional, los machos de Tettigoniidae siguen invirtiendo nutrientes en sus espermatóforos. En algunas especies, el coste de creación del espermatóforo es bajo, pero incluso en aquellas en las que no lo es, sigue sin ser beneficioso reducir la calidad del espermatóforo, ya que conduciría a una menor selección y éxito reproductivo. Este bajo éxito reproductivo se atribuye a algunas especies de Tettigoniidae en las que el espermatóforo que la hembra recibe como regalo alimenticio del macho durante la cópula aumenta el rendimiento reproductivo del intento de reproducción. Sin embargo, en otros casos, la hembra recibe pocos o ningún beneficio.[10]

El comportamiento reproductivo de los grillos de los arbustos ha sido estudiado en gran profundidad. Los estudios han descubierto que el grillo tuberoso de los arbustos (Platycleis affinis) tiene los testículos más grandes en proporción a la masa corporal de cualquier animal registrado. Representan el 14% de la masa corporal del insecto y se cree que permiten una rápida tasa de apareamiento.[11]

Importancia económica

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Pocas especies son reportadas como plagas. Sin embargo, Obolopteryx castanea y Planipollex pollicifer son reportados como plagas en cítricos en el noreste de México. Otras especies reportadas como plagas son Ruspolia spp. y Anabrus simplex.[4]

Subfamilias

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Incluye las siguientes subfamilias:[12]

Referencias

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  1. Rentz, David (15 de julio de 2010). «A guide to the katydids of Australia». Journal of Insect Conservation 14 (6): 579-580. doi:10.1007/s10841-010-9312-4. 
  2. «Cátidos». Encyclopædia Britannica Online. Consultado el 9 de octubre de 2014. 
  3. «Tree of Life project». Consultado el 25 de noviembre de 2013. 
  4. a b c Cibrián, T. D., (2017). Fundamentos de Entomología Forestal. Universidad Autónoma de Chapingo. 260-262
  5. «Bush crickets». BBC Nature. Consultado el 25 de noviembre de 2013. 
  6. a b «Katydid». Encyclopædia Britannica Online. Consultado el 9 de octubre de 2014. 
  7. Vahed, Karim (1998). «The function of nuptial feeding in insects: A review of empirical studies». Biological Reviews 73 (1): 43-78. S2CID 86644963. doi:10.1111/j.1469-185X.1997.tb00025.x. 
  8. Gwynne, G.T. (December 1988). «Courtship feeding in katydids benefits the mating male's offspring». Behavioral Ecology and Sociobiology 23 (6): 373-377. S2CID 28150560. doi:10.1007/bf00303711. 
  9. Gwynne, Darryl T.; Brown, William D. (1994). «Mate feeding, offspring investment, and sexual differences in katydids (Orthoptera: Tettigoniidae)». Behavioral Ecology 5 (3): 267-272. doi:10.1093/beheco/5.3.267. 
  10. Jia, Zhiyun; Jiang, Zhigang; Sakaluk, Scott (2000). «Nutritional condition influences investment by male katydids in nuptial food gifts». Ecological Entomology 25 (1): 115-118. S2CID 85677289. doi:10.1046/j.1365-2311.2000.00239.x. 
  11. Vahed, K.; Parker, D. J.; Gilbert, J. D. J. (2010). «Larger testes are associated with a higher level of polyandry, but a smaller ejaculate volume, across bushcricket species (Tettigoniidae)». Biology Letters 7 (2): 261-4. PMC 3061181. PMID 21068028. doi:10.1098/rsbl.2010.0840. 
  12. Orthoptera Species File (28 mars 2010)

Enlaces externos

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