Evangelio de Marcos

Evangelio canónico del Nuevo Testamento

El Evangelio según Marcos o Evangelio de Marcos (en griego, κατὰ Μᾶρκον εὐαγγέλιον; abreviado, Mc) es el segundo libro del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. Narra la vida de Jesús de Nazaret desde su bautismo por Juan el Bautista hasta el momento de su resurrección. El relato final de las apariciones de Jesús resucitado es objeto de debate entre los estudiosos. Aunque la mayoría de los manuscritos antiguos incluyen estos versículos, presentan variantes textuales. Esto ha llevado a que algunos expertos consideren que podrían ser un añadido posterior.[1]

Evangelio de Marcos
de Marcos el Evangelista y anónimo Ver y modificar los datos en Wikidata
Género Evangelio Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Griego Ver y modificar los datos en Wikidata
Publicado en Biblia Ver y modificar los datos en Wikidata
Texto en español Evangelio según San Marcos en Wikisource
Nuevo Testamento
Evangelio de Marcos
Comienzo del Evangelio de Marcos en el Libro de Durrow

Es el más breve de los cuatro evangelios canónicos y también el más antiguo según la opinión mayoritaria de los expertos bíblicos.[2][3]​ Existe un amplio consenso en datar el Evangelio de Marcos a finales de los años 60 del siglo I d. C., o poco después del año 70 d. C.[4]

Autoría

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El texto del Evangelio de Marcos no proporciona ninguna indicación explícita sobre su autoría. La tradición cristiana temprana[5]​atribuye la redacción a Marcos, un discípulo mencionado en otros pasajes del Nuevo Testamento, basándose en testimonios históricos[6]​. Sin embargo, no existen pruebas definitivas que confirmen esta hipótesis. Algunos historiadores contemporáneos consideran plausible la posibilidad de que Marcos haya sido el autor,[7]​mientras que otros cuestionan esta atribución, sugiriendo que el evangelio podría haber sido escrito por un autor anónimo que recopiló las enseñanzas de Pedro.

Indicios textuales sobre la autoría

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El Evangelio de Marcos parece estar dirigido predominantemente a una comunidad de cristianos de origen gentil (no judíos), lo que se infiere por la traducción de términos hebreos y arameos[8]​ al griego, sugiriendo una audiencia no familiarizada con estos idiomas. Sin embargo, el texto también contiene expresiones y giros semíticos que podrían indicar una fuente aramea subyacente[9]​ o una tradición oral anterior al texto escrito. Esto ha llevado a algunos estudiosos a proponer que el autor tenía un conocimiento limitado de la geografía de Palestina[10]​, posiblemente reflejando la perspectiva de una audiencia mayoritariamente griega o de habla griega.

No obstante, otros estudiosos sugieren que el autor sí tenía un conocimiento detallado del contexto geográfico y cultural de Palestina. Por ejemplo, se mencionan lugares específicos como Betsaida y Capernaum[11]​, lo que indicaría familiaridad con la región. Además, el uso de la Septuaginta[12]​, la traducción griega de la Biblia hebrea, en lugar del texto hebreo original, refuerza la idea de que el autor se dirigía a una audiencia[13]​ que hablaba griego, pero no necesariamente excluye la posibilidad de que conociera bien la geografía y las costumbres de Palestina.

Citas de la Septuaginta en el Evangelio de Marcos

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En Marcos 7:6, la discusión de Jesús con los fariseos sigue la versión griega al citar el texto de Isaías 29:13, que es marcadamente diferente del original hebreo. Los traductores de la Septuaginta, 72 ancianos judíos, interpretaron y expandieron el texto para enfatizar ciertos aspectos teológicos.[14][15]​ Además, en Marcos 7:32, Jesús cura a un hombre sordo que tiene dificultad para hablar. El término griego utilizado es “μογιλάλος” (mogilalos),[16]​ que significa hablar con dificultad, ser tartamudo o mudo.[17]​ Este término no aparece en la versión aramea de la Biblia, pero sí en la versión griega. La palabra “μογιλάλος” también aparece en Isaías 35:6 en la Septuaginta, donde se refiere a la lengua del mudo que cantará. [18]

En la versión aramea de la Biblia, como el Peshitta (una antigua traducción al arameo del Antiguo y Nuevo Testamento), se utiliza el término "ḥaršā" (ܚܪܫܐ) para "sordo" y "ilmā" (ܐܠܡܐ) para "mudo." Estos términos son específicos y no tienen el mismo alcance de significados que "μογιλάλος" (mogilalos) en griego, que puede referirse tanto a alguien que tiene dificultad para hablar como a una persona muda. Por lo tanto, no se encuentra un equivalente exacto en arameo que abarque tanto la idea de tartamudez como de mudez, como lo hace "mogilalos."

La razón por la cual "μογιλάλος" no aparece en la versión aramea de la Biblia se debe a diferencias en la traducción y la interpretación de los textos originales. La Septuaginta fue una traducción del hebreo al griego realizada por 72 eruditos judíos en Alejandría, quienes adaptaron los términos para que fueran comprensibles y relevantes para los lectores griegos.[19]​ En contraste, las versiones arameas, como el Targum, se centraban en mantener la fidelidad al texto hebreo original y a las expresiones idiomáticas propias del arameo. [20][21]

Esta dependencia de la Septuaginta, sin embargo, no elimina la presencia de abundantes giros y expresiones semíticas en el Evangelio de Marcos, lo que sugiere un fuerte trasfondo arameo en su composición.[22]

Expresiones y giros semíticos.

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Aunque el Evangelio de Marcos recurre a la Septuaginta, presenta numerosos giros y expresiones de origen semítico. Esto sugiere que el texto podría haberse basado, al menos en parte, en fuentes arameas o en la tradición oral previa a su redacción. A continuación, se mencionan algunos ejemplos:

  • Marcos 1, 11: «me agrado», perfecto estativo hebreo.
  • Marcos 2, 6: «pensaban en sus corazones», típica asonancia hebrea ywshbym w˙hshbym.
  • Marcos 3, 4: «...salvar un alma...», giro característicamente semítico.
  • Marcos 3, 16: habla de los hermanos Boanergés, del arameo bêne regesh, ‘hijos del ruido’ ("hijos del trueno").
  • Marcos 4, 12: la cita de Isaías 6,9 corresponde a la versión aramea de la Biblia, no a la griega ni a la hebrea.
  • Marcos 5, 41: utiliza la expresión aramea Talitha qum, y en su traducción al griego usa el vocativo semítico «La niña, te digo...».
  • Marcos 6, 38: «¿Cuántos panes tenéis?», en hebreo, aliteración característica: khamah lechem lahem.
  • Marcos 7, 2: «comer el pan», con el significado genérico de «comer» tomado del arameo.
  • Marcos 7, 11: Qorbán ("ofrenda"), palabra hebrea. Todo el versículo parece hacer referencia al Talmud.
  • Marcos 7, 34: effatá, palabra semítica que el texto griego traduce como ‘hazte abierto’, giro típicamente semítico.
  • Marcos 9, 1: «probar la muerte», típica expresión rabínica.
  • Marcos 14, 36: abbá, palabra aramea que significa ‘papá’.

Estas expresiones semíticas, junto con otras construcciones sintácticas de influencia aramea, aparecen en hasta 38 versículos del Evangelio de Marcos. Esto puede explicarse por tres razones principales:

1. Fidelidad a las Fuentes Originales: El autor de Marcos pudo haber mantenido ciertas expresiones arameas y semíticas para preservar la autenticidad de las tradiciones orales y escritas que utilizó. Esto es común en textos antiguos donde se busca mantener la integridad de las fuentes originales. [23]

2. Traducción y Explicación: Aunque el Evangelio contiene estas expresiones, el autor a menudo las traduce y explica para que sean comprensibles para una audiencia griega. Por ejemplo, términos como "Talitha kum" (Marcos 5:41) y "Abba" (Marcos 14:36) se traducen al griego en el texto.[24]

3. Enriquecimiento Literario y Teológico: La inclusión de términos arameos y hebreos puede haber servido para enriquecer el texto literaria y teológicamente, proporcionando un sentido de autenticidad y conexión con las raíces judías del cristianismo. [25]

Atribución a Marcos

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La tradición cristiana de los Padres de la Iglesia atribuyó este evangelio a Marcos, un discípulo de Pedro citado en las epístolas de Pablo de Tarso (concretamente en Col 4,10), en los Hechos de los apóstoles (Hch 12,12-25; Hch 13,15; Hch 15,37), donde es presentado como compañero de Pablo[26]​ y en la primera epístola de Pedro, que lo llama "mi hijo" (1 Pedro 5:13).

La base de esta tradición se encuentra en algunas referencias de autores cristianos antiguos a la idea de que Marcos puso por escrito los recuerdos del apóstol Pedro. Eusebio de Cesarea cita en su Historia eclesiástica de comienzos del siglo IV un fragmento de la obra hoy perdida de Papías de Hierápolis, de comienzos del siglo II.[27]​ Papías, a su vez, remonta su testimonio a Juan el Presbítero.

y el anciano decía lo siguiente: Marcos, que fue intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba, pero no en orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente al Señor, sino, como dije, después a Pedro. Éste llevaba a cabo sus enseñanzas de acuerdo con las necesidades, pero no como quien va ordenando las palabras del Señor, más de modo que Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribía ciertas cosas como las tenía en su memoria. Porque todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso
Eusebio, Hist. Ecl. III 39.

Hacia el año 180, Ireneo de Lyon, escribió:

Tras su partida [la muerte de Pablo y Pedro], Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, recogió por escrito lo que había sido predicado por Pedro
Ireneo, Adversus Haereses 3.1.1

El apologista Justino Mártir da también un indicio porque afirma que leyó en "las memorias de Pedro" acerca de los hermanos Boanergés y Marcos es el único de los evangelios canónicos que utiliza ese apodo para los hijos de Zebedeo.[28]​ En Hechos 10, 34-40, el discurso de Pedro resume las líneas generales del Evangelio de Marcos.

Argumentos sobre la autoría

Algunos autores contemporáneos[29]​ consideran sumamente dudosa la atribución del Evangelio a Marcos[30]​, argumentando que la teología presente en este evangelio parece más alineada con las ideas de Pablo de Tarso[31]​que con las de Pedro. [32]​Además, señalan que Pedro no es retratado de manera favorable en algunos pasajes, como cuando Jesús lo reprende diciendo: «Aléjate de mí, Satán» (Marcos 8:33).

Por otro lado, otros estudiosos[33]​ argumentan que la tradición manuscrita y los testimonios de los Padres de la Iglesia[34]​ aportan un fuerte respaldo a la atribución tradicional. Por ejemplo, Papías, un obispo del siglo II, escribió que Marcos fue el intérprete de Pedro[35]​ y que su evangelio refleja las enseñanzas de este apóstol . Ireneo de Lyon[36]​ también afirmó que Marcos escribió su evangelio basado en lo que había escuchado de Pedro. .

Además, los supuestos errores del autor[37]​ en cuanto a la geografía de Palestina y las características del proceso de composición de la obra no necesariamente descartan la teoría de que el evangelio haya sido escrito por un discípulo de Pedro,[38]​ como Marcos. De hecho, otros autores argumentan que estos elementos pueden interpretarse de diferentes maneras. Por ejemplo, es posible que Marcos, como intérprete de Pedro[39]​, no estuviera familiarizado de primera mano con la geografía de Palestina y dependiera de tradiciones orales que contenían detalles imprecisos. También es plausible que su teología[40]​ se haya visto influenciada por diversas corrientes del pensamiento cristiano primitivo, lo cual no excluye su relación con Pedro.

El estilo literario del evangelio, caracterizado por su lenguaje sencillo y directo,[41]​ también ha sido interpretado como una señal de que fue escrito por alguien cercano a un testigo ocular[42]​ de los eventos, aunque sin el refinamiento literario de autores más educados,[43]​ lo que podría coincidir con la figura de Marcos.

En conclusión, aunque existen argumentos que cuestionan la autoría de Marcos, la tradición temprana[44]​ y el análisis literario sugieren que la teoría de que este evangelio fue escrito por un discípulo de Pedro, aunque con influencias de otras tradiciones cristianas, sigue siendo plausible.

El Evangelio de Marcos y el problema sinóptico

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El Evangelio de Marcos tiene una estrecha relación con los otros dos evangelios sinópticos, Mateo y Lucas. De los 678 versículos que componen el Evangelio de Marcos, aproximadamente 406 tienen paralelo tanto en Mateo como en Lucas, 145 solo en Mateo y 60 solo en Lucas. Solo 51 versículos de Marcos no tienen ningún paralelo en los otros dos sinópticos. Cabe señalar que las cifras pueden variar ligeramente dependiendo de la versión del manuscrito utilizado y la metodología aplicada para identificar los paralelos entre los evangelios.

La tradición cristiana antigua estableció que el evangelio más antiguo era el de Mateo y algunos autores llegaron a afirmar que el de Marcos era un resumen de los evangelios de Mateo y Lucas.

Weisse y Wilke, de modo independiente, en 1838 concluyeron que el Evangelio de Marcos no era un resumen de Mateo y Lucas, sino que era anterior a ellos y más bien les había servido de fuente. Además, Weisse estableció la teoría de que existía una fuente común a Mateo y Lucas. Johannes Weiss, en 1890, denominó con la letra Q a esta fuente (de Quelle, que significa ‘fuente’ en alemán).

La hipótesis más extendida para explicar la relación entre el Evangelio de Marcos y los otros dos evangelios sinópticos, el de Mateo y el de Lucas, es hoy la teoría de las dos fuentes, que fue analizada y sistematizada por Heinrich Julius Holtzmann. Esto no quiere decir que todos los expertos la acepten, ni que no puedan oponérsele diversas objeciones. Hay bastante acuerdo, sin embargo, en que, el de Marcos, fue el primero de los cuatro evangelios canónicos en ser redactado.

En el marco de la teoría de las dos fuentes, las posibles relaciones entre el Evangelio de Marcos y la fuente Q han sido estudiadas por autores como L. Burton Mack (The Lost Gospel: The Book of Q and Christian origins, 1993) y Udo Schnelle (The History and Theology of the New Testament Writings, 1998).

Lugar de composición

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No existen indicios claros acerca del lugar donde fue compuesto el Evangelio denominado "de Marcos".

Desde la época de Clemente de Alejandría a finales del siglo II se sostuvo que este evangelio fue escrito en Roma, basándose en los latinismos que aparecen en el texto, como denarius o legión. Algunos de los latinismos empleados por Marcos que no aparecen en los otros evangelios son "σπεκουλατορα" ("speculatora", soldados de la guardia; Marcos 6, 27), "ξεστων" (corrupción de "sextarius", vaso; Marcos 7, 4) o "κεντυριων" ("centurión"; Marcos 15, 39; Marcos 15, 44-45). Se detectaron también paralelismos entre el Evangelio de Marcos y la Epístola a los romanos de Pablo.[45]

Sin embargo, la hipótesis del origen romano del Evangelio de Marcos fue cuestionada por autores como Reginald Fuller (A Critical Introduction to the New Testament), dado que los latinismos presentes en el evangelio marcano suelen ser términos relacionados con la vida militar, por lo que eran muy probablemente palabras conocidas en todas las regiones del Imperio Romano en las que existían guarniciones militares. Se ha propuesto como alternativa la posibilidad de que fuese redactado en Antioquía.

Destinatarios

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La idea más extendida es que el Evangelio de Marcos fue escrito para una comunidad cristiana helenística de lengua griega radicada en algún lugar del Imperio Romano. Parece que los destinatarios de este Evangelio desconocían las tradiciones judías, ya que en varios pasajes el autor las explica (Marcos 7, 1-4; Marcos 14, 12; Marcos 15, 42). También desconocían probablemente el arameo, ya que se traducen al griego las frases ταλιθα κουμ ("talitha kum"; Marcos 5, 41) αββα ("Abba"; Marcos 14, 36), y el hebreo, que también se traduce κορβαν ("Corban"; Marcos 7,11).

Las citas del Antiguo Testamento proceden en general de la Biblia de los Setenta, traducción al griego (Marcos 1, 2; Marcos 2, 23-28; Marcos 12, 18-27).

El Evangelio de Marcos también muestra una actitud crítica hacia las autoridades judías, especialmente en la representación de los fariseos y en la atribución de la responsabilidad de la muerte de Jesús al Sanedrín más que a las autoridades romanas. Sin embargo, este relato culmina con la resurrección de Jesús, un acontecimiento central para la fe cristiana que subraya su identidad como el Mesías, enraizado en las profecías del Antiguo Testamento.

Si se acepta la hipótesis de que el texto fue redactado en una fecha temprana y si se da por hecho que el autor es Marcos es posible que:

  • El autor pudo haber escrito un protoevangelio a principios de los años 40 en idioma arameo, destinado a la comunidad de judea pues, como se ve más abajo, Marcos parece dar por hecho que su público conoce a ciertos personajes jerosolimitanos de la época (por ejemplo, los hijos de Simón el Cireneo) y ciertos hechos cercanos en el tiempo a la muerte de Jesús (por ejemplo, la revuelta en la que participó Barrabás). Esto además explicaría la existencia del Papiro 7Q5.
  • Al partir Marcos junto con Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, hacia el año 46 aproximadamente, pudo haber traducido al griego su primera versión y haber añadido algunas explicaciones sobre las costumbres judías para que fuesen comprendidas por una comunidad que no estaba familiarizada con ellas.

Fecha de composición

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Consenso mayoritario

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La mayoría de los estudiosos bíblicos data la redacción de este evangelio entre los años 65 y 75, aunque la datación del final es discutida, con algunos argumentando que pudo haberse añadido en una etapa posterior, influida por eventos históricos de la época.[4][46][47]

El año 65 como terminus a quo (fecha inicial de supuesta creación) se debe a dos motivos, fundamentalmente: por un lado, a que hizo falta cierto tiempo para que se desarrollasen las diferentes tradiciones orales sobre Jesús (perícopas) que se cree el autor del evangelio utilizó para confeccionar su obra. En segundo lugar, se cree que ciertos pasajes del texto reflejan los acontecimientos de la primera guerra judía, según se conocen por otras fuentes como las obras de Flavio Josefo, aunque se discute si la destrucción del Templo de Jerusalén (que tuvo lugar en el año 70) se había producido ya o se consideraba próxima. Los eruditos que consideran que ya se había producido basan su opinión sobre todo en el análisis de Marcos 13, capítulo conocido como "Apocalipsis Sinóptico" o "Pequeño Apocalipsis de Marcos", y en algunos otros fragmentos.

El año 80 es considerado por la mayoría el terminus ad quem (fecha última de supuesta creación del texto) para la adaptación de este evangelio, ya que, en el marco de la teoría de las dos fuentes, se cree que el de Marcos es el evangelio más antiguo, y que fue utilizado como fuente por los autores de Mateo y Lucas, que escribieron, según se cree, entre los años 80 y 100.

Otras hipótesis

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Algunos eruditos, sin embargo, han propuesto una revisión radical de esta cronología: algunos proponen fechas muy tempranas mientras que otros lo datan en épocas tan tardías como la Rebelión de Bar Kojba.[48]

 
Papiro 7Q5

La hipótesis de la datación temprana recibió un impulso importante cuando el español Josep O’Callaghan Martínez afirmó que el papiro 7Q5, un manuscrito descubierto en Qumrán, era un fragmento del Evangelio de Marcos. De ser cierta esta hipótesis, existirían secciones escritas del Evangelio de Marcos que podrían ser anteriores al año 50. Muchos exégetas (entre ellos Kurt Aland, Bruce Metzger, Joseph Fitzmyer, o el qumranólogo Julio Trebolle) rechazaron la hipótesis de O'Callaghan de que el papiro contenga el texto del Evangelio de Marcos.[49][50]​ Sin embargo, la crítica no fue unánime: el académico alemán Carsten Peter Thiede, reconocido por sus investigaciones de los rollos del Mar Muerto, respaldó la interpretación de O'Callaghan en su libro The Earliest Gospel Manuscript? de 1982. Por otra parte, en el campo de la papirología la identificación del 7Q5 con el Evangelio de Marcos cuenta con el respaldo de autoridades como Orsolina Montevecchi (presidenta de la Asociación Internacional de Papirología), Sergio Daris (papirólogo de la Universidad de Trieste), y Herbert Hunger (director de la colección de papiros de la Biblioteca Nacional austríaca, y profesor emérito de papirología en la Universidad de Viena), entre otros.[51]​ No obstante, el hecho de que estos fragmentos de papiro sean excesivamente pequeños y sea, por tanto, necesaria una larga tarea de reconstrucción, hace que la mayoría de estudiosos actuales vean la teoría de O'Callaghan con escepticismo.[52]

Contenido

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El Evangelio de Marcos relata la vida de Jesús de Nazaret desde su bautismo hasta su resurrección. A diferencia de los otros dos sinópticos, no incluye material narrativo sobre la vida de Jesús antes del comienzo de su predicación. El intervalo de tiempo cubierto por la narración es de algo menos de un año.[53]

Marcos refleja un enfoque similar al de la teología paulina, con un énfasis considerable en la muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, también se distingue por incluir relatos detallados de la vida, enseñanzas y milagros de Jesús, lo que añade una dimensión narrativa que complementa su enfoque teológico.

Exorcismos y curaciones

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En Marcos se relatan cuatro exorcismos practicados por Jesús:

  • Curación de un poseso en la sinagoga de Cafarnaún (Marcos 1, 21-28).
  • Curación de un poseso en la región de los gerasenos (Marcos 5, 1-20).
  • Exorcismo de la hija de la mujer cananea, en Tiro (Marcos 7, 24-30).
  • Curación de un niño poseído por un espíritu mudo (Marcos 9, 14-29).

Estos exorcismos son recogidos en los otros sinópticos: el segundo y el cuarto tanto por Lucas como por Mateo; el primero solo por Lucas (Lucas 4, 31-37) y el tercero solo por Mateo (Mateo 15, 21-28).

Existen otros ocho relatos detallados de curaciones de diversas dolencias realizadas por Jesús:

  • Curación de la suegra de Pedro (Marcos 1, 29-31).
  • Curación de un leproso (Marcos 1, 40-45).
  • Curación del paralítico de Cafarnaún (Marcos 2, 1-12).
  • Curación del hombre de la mano seca (Marcos 3, 1-6).
  • Curación de la hemorroísa (Marcos 5, 25-34).
  • Curación del sordomudo de la Decápolis (Marcos 7, 31-37).
  • Curación del ciego de Betsaida (Marcos 8, 22-26).
  • Curación del ciego de Jericó (Marcos 10, 46-52).

De estas ocho curaciones, seis son recogidas en los otros dos sinópticos, y solo dos de ellas (la curación del sordomudo de la Decápolis y la del ciego de Betsaida) no aparecen en ninguno de los otros evangelios. Es destacable el hecho de que solo en estas dos curaciones emplea Jesús medios taumatúrgicos (concretamente, utiliza la saliva para "abrir" la lengua y los oídos de uno y los ojos del otro).[54]

El final del Evangelio de Marcos

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El final del Evangelio de Marcos, desde Mc 16, 9 hasta Mc 16, 20, que describe las apariciones de Jesús resucitado a María Magdalena, a dos discípulos en el camino y a los once apóstoles, así como la ascensión de Jesús, es un tema de debate en la crítica textual. Aunque algunos estudiosos sugieren que esta sección podría haber sido añadida posteriormente, la mayoría de los manuscritos antiguos incluyen este final más extenso. Sin embargo, algunos manuscritos muy importantes, como el Códice Sinaítico y el Códice Vaticano, no lo incluyen, lo que subraya la importancia del debate sobre la autenticidad de este pasaje[2]​.

Los versículos 9-20 se encuentran en la gran mayoría de los manuscritos existentes y, aunque presentan ciertas diferencias estilísticas con el resto del Evangelio, su presencia en textos antiguos es notable.[4]​ En la Vulgata Latina, estos versículos son parte integral del texto, reflejando su aceptación en la tradición latina medieval[55]​. Asimismo, la Biblia Reina-Valera y la Biblia del Rey Jacobo y la Biblia de Jerusalén incluyen estos versículos en sus traducciones, evidenciando su aceptación en diversas tradiciones cristianas[1]​.

Ireneo de Lyon, en el siglo II, citaba estos versículos[56]​como parte del Evangelio de Marcos, mientras que Orígenes, en el siglo III, no mencionaba este final y prefería los otros tres evangelios canónicos. Esta perspectiva es compartida por otros autores.

Véase también

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Referencias

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  11. Archaeology and the Galilean Jesus: A Re-examination of the Evidence, Jonathan L. Reed, 2000, pp. 102-110, T&T Clark
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  13. The Gospel of Mark: A Socio-Rhetorical Commentary, Ben Witherington III, 2001, pp. 45-50, Eerdmans
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  48. Véase el artículo "The Synoptic Apocalypse (Mark 13 par):A document from the time of Bar Kochba". Archivado el 27 de febrero de 2008 en Wayback Machine., por Hermann Detering.
  49. Millard, A. R. (2000). Reading and Writing in the Time of Jesus. NYU Press. p. 56. ISBN 0814756379. «C.P. Thiede drew on papyrology, statistics and forensic microscopy to try to prove O'Callaghan's case, yet without convincing the majority of leading specialists.» 
  50. McCready, Wayne O. (1997). «The Historical Jesus and the Dead Sea Scrolls». En Arnal, William E.; Desjardins, Michael, eds. Whose Historical Jesus?. Waterloo, ON: Wilfrid Laurier University Press. p. 193. ISBN 0889202958. . «On the whole, O'Callaghan's thesis has met with scholarly skepticism since the fragments are extremely small, almost illegible, and his strongest case does not agree with known versions of Mark.»
  51. «Copia archivada». Archivado desde el original el 20 de junio de 2011. Consultado el 2 de febrero de 2011. 
  52. Véase Michael J. Wilkins y James Porter Moreland (Ed.), Jesús Bajo Sospecha: Una Respuesta a Los Ataques Contra el Jesús Histórico, Editorial Clie, Viladecavalls, 2003, pág. 286.
  53. Mordillat, Gérard; Prieur, Jérôme (2008). Jésus contre Jésus. Points (en francés). Éd. du Seuil. p. 34. ISBN 978-2-7578-1102-3. 
  54. González Ruiz, J.M. (1989). «Paralelos en las teologías marquiana y paulina». Revista Catalana de Teología 14: 323-332. 
  55. Theissen, Gerd (2003). El Nuevo Testamento: historia, literatura, religión. Santander: Sal Terrae. p. 143. ISBN 978-84-293-1503-5. 
  56. Contra las herejías (Adversus haereses, Κατὰ αἱρέσεων) Libro III, Capítulo 10, 6.

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