Quinina

compuesto químico
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La quinina o chinchona, C20H24N2O2 es un alcaloide natural, blanco y cristalino, con propiedades antipiréticas, antipalúdicas y analgésicas producido por algunas especies del género Cinchona. Tiene un sabor muy amargo. Es un estereoisómero de la quinidina, derivado de la quinolina. La intoxicación por esta sustancia produce cinconismo.

 
Quinina
General
Fórmula semidesarrollada C20H24N2O2
Fórmula molecular C10H12NO
Identificadores
Número CAS 130-95-0[1]
ChEBI 15854
ChEMBL CHEMBL170
ChemSpider 84989
DrugBank DB00468
PubChem 3034034
UNII A7V27PHC7A
KEGG D08460
Propiedades físicas
Densidad 1,293 kg/; 0,001293 g/cm³
Masa molar 324,42 g/mol
Punto de fusión 177 °C (450 K)
Propiedades químicas
Solubilidad en agua 1 g/1900 ml, pH de la disolución saturada: 8,8, también soluble en etanol (1 g/0,8 ml), 4 g/l (éter anhidro), benceno (1 g/80 ml), cloroformo (1 g/1,2 ml), glicerol (50 g/l)
Riesgos
Más información Punto de sublimación: 180 °C (en alto vacío)
Fluorescencia: Azul, se intensifica en ácido sulfúrico
Valores en el SI y en condiciones estándar
(25 y 1 atm), salvo que se indique lo contrario.

La quinina era el principal compuesto empleado en el tratamiento de la malaria hasta que fue sustituido por otros medicamentos sintéticos más eficaces, como la quinacrina, cloroquina y primaquina. La quinina se puede utilizar todavía en el tratamiento de la malaria resistente. También se intentó utilizar para tratar pacientes infectados con priones, pero con un éxito limitado. Es un compuesto empleado frecuentemente en la adulteración de la heroína.

Historia

La corteza del quino, que contiene quinina, era conocida por sus propiedades curativas por los pobladores peruanos, pero no se incorporó al acervo cultural europeo hasta que no fueron descubiertas sus propiedades antimaláricas. Cuando los europeos portaron la malaria a América, los pobladores se dieron cuenta de que una de sus medicinas tradicionales, la quina o corteza del quino, ofrecía alivio a los síntomas de esta enfermedad. Los incas conocían las propiedades medicinales de las plantas que crecían en los Andes y en la selva amazónica, entre ellas había un árbol que producía la amarga corteza que podía curar muchas dolencias, calambres resfríos y arritmias. La palabra quechua "quina" significa corteza, pero esta corteza de propiedades extraordinarias se conoció con el nombre de quina-quina, "corteza de cortezas" dando así origen al nombre quinina[2]

En el Colegio San Pablo de Lima, fundado por los jesuitas en 1568 "se creó el laboratorio farmacéutico que difundió por toda Europa la quinina, que empezó a exportarse en 1631 y que llegó a ser conocida como la «corteza jesuita» en toda Europa. McNaspy cuenta cómo en el mundo protestante la predicación convirtió la «corteza jesuita» en un instrumento de penetración del Maligno y de los demoniacos influjos papales. La quinina era una quinta columna, un engaño para apoderarse de la salud y las almas. Esto hizo que hubiera una resistencia tenaz a su uso con los consiguientes perjuicios para la salud. Hicieron falta varias décadas para vencer el rechazo irracional al uso médico de la quinina en Inglaterra y otros países protestantes"[3]​.

El nombre chinchona, así como el nombre científico del género Cinchona, procede del de la condesa de Chinchón (esposa del Virrey, Luis Fernández de Cabrera) quien en 1632 se recuperó de una malaria gracias esta corteza, lo cual según la tradición daría a conocer la quinina en Europa.[4]

La forma de la quinina más eficaz en el tratamiento de la malaria fue encontrada por Charles Marie de La Condamine en 1737.[5][6]​ La quinina se aisló y fue nombrada en 1820 por los investigadores franceses Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou.[7]​ Antes de 1820, la corteza se secaba primero, se molía en un polvo fino, y después se mezclaba en un líquido (comúnmente vino) que era entonces bebido.

El quino sigue siendo la única fuente útil de quinina. Sin embargo, en tiempos de guerra, se intensificaron los esfuerzos para lograr su síntesis total. Los químicos americanos R.B. Woodward y W.E. Doergin consiguieron sintetizarla en 1944. Desde entonces, se han conseguido otras síntesis totales más eficaces, pero ninguna de ellas puede competir a nivel económico con las técnicas de aislamiento y purificación del alcaloide a partir de fuentes naturales.

El uso de la quina a dosis terapéuticas puede provocar cinconismo; en dosis altas o casos raros, puede ser incluso letal, provocando un edema pulmonar agudo y fulminante. En dosis muy elevadas puede provocar aborto espontáneo. Además, la quinina es considerada un teratógeno de categoría X por la FDA estadounidense, lo cual significa que puede causar defectos de nacimiento (especialmente sordera) si es tomada por mujeres durante el embarazo. Actualmente se sigue utilizando para combatir la malaria, también en contra de los calambres musculares como sulfato de quinina (Circonyl de Pharma) y hasta en cosmetología.

La quinina se usa como potenciador del sabor en el agua tónica, confiriéndole su característico sabor amargo. Debido a los efectos secundarios de altas dosis de quinina, su concentración se ha limitado por la FDA estadounidense a un máximo de 83 ppm. Este valor es aproximadamente unas cuatro milésimas del empleado terapéuticamente. Los colonos británicos presentes en la India, según la tradición, mezclaron el agua tónica empleada por los hindúes con ginebra, para compensar con su sabor dulce el amargor del agua tónica, dando lugar al conocido cóctel gin-tonic.

La tónica, aparte de aportar energía, por su contenido en quinina, tiene ciertas propiedades: induce la secreción refleja de las glándulas salivares y gástricas, a la que sigue una vascularización de la mucosa gástrica y cierto grado de actividad de la pared muscular del estómago; de esta forma se refuerza el apetito y la digestión resulta más "rápida y completa", confiriendo a la tónica sus propiedades digestivas.

Reactividad

 

Biosíntesis

La quinina procede biosintéticamente de la estrictosidina.[8]

 

Véase también

Referencias

  1. Número CAS
  2. Weatherford, Jack (2015). Indian Givers (El legado indígena). p. 194-195. ISBN 978-99954-2-986-7. 
  3. Roca Barea, María Elvira (2016). Imperiofobia y leyenda negra. 
  4. ABC. «La curiosa historia médica del gin-tonic». ABC.es. Consultado el 26 de noviembre de 2016. 
  5. de la Condamine (1738) "Sur l'arbre du quinquina" (On the quinquina tree) Histoire de l'Académie royale des Sciences, pages 226-243.
  6. Véase también: Joseph de Jussieu, Description de l'arbre à quinquina: mémoire inédit de Joseph de Jussieu (1737) (Description of the quinquina tree: unpublished memoir of Joseph de Jussieu (1737)). De Jussieu accompanied de la Condamine on the latter's expedition to Peru.
  7. Pelletier and Caventou (1820) "Suite: Des recherches chimiques sur les quinquinas" (Continuation: Chemical research on quinquinas), Annales de Chimie et de Physique, vol. 15, pages 337-365. The authors name quinine on page 348: " … , nous avons cru devoir la nommer quinine, pour la distinguer de la cinchonine par un nom qui indique également son origine." ( … , we thought that we should name it "quinine" in order to distinguish it from cinchonine by means of a name that also indicates its origin.)
  8. Paul M. Dewick (2009). Medicinal natural products: a biosynthetic approach. John Wiley and Sons. ISBN 9780470741689.