En 2024, se habla cada vez más de feminismo e igualdad de género, pero las mujeres seguimos siendo manipuladas de maneras que ni sabíamos que eran posibles. ¿El culpable? La inteligencia artificial. Esta vez, la nueva víctima ha sido nada más y nada menos que Katy Perry. La cantante sufrió la alteración de su imagen para que pareciera que había estado presente en la alfombra roja de la Met Gala, el evento de moda más importante del año. Las imágenes eran tan realistas que muchos creyeron que era real, incluida su propia madre. Al ver que la situación se había salido de control, Katy decidió desmentirlas públicamente e incluso explicar porqué no pudo asistir a a gala. Un hecho que nos da la oportunidad de reflexionar acerca del peligro en el que se ha convertido la libre manipulación de la tecnología para las mujeres, sobre todo en un mundo en el que la inteligencia artificial va ganando cada vez más adeptos.
Lo vimos primero con el Papa. La autoridad de la iglesia católica fue una de las primeras víctimas famosas de la tecnología. Esta vez, a través de inteligencia artificial se creó una serie de imágenes donde se le veía usando una casaca puffer de la firma Balenciaga. Aunque las imágenes no contenían ninguna agresión sexual, es válido incluir el ejemplo en este análisis por una simple razón: nos hicieron creer algo que nunca pasó. El Papa nunca utilizó esa casaca ni menos se tomó fotos con ellas. En realidad, se trataba de imágenes creadas por inteligencia artificial que parecían fotografías reales. Incluso medios de comunicación fueron engañados lanzando la noticia el “Papa utiliza Balenciaga”. Este hecho despierta una pregunta: si la inteligencia artificial puede hacer creernos cosas que nunca pasaron, ¿cuál es el límite? ¿existe alguna regulación?
La respuesta es que no. No hay regulación, pero si miles de peligros. Y aunque suponemos que esto significará un peligro en miles de ámbitos distintos para la vida diaria, nos preocupa uno en particular: el escenario de la mujeres. ¿El ejemplo más reciente? El caso de Katy Perry, quien aunque decidió no asistir a la Met Gala desde hace varios años, los internautas decidieron que sí utilizando su imagen para crear fotografías falsas sobre su aparición en la alfombra roja luciendo no uno, sino dos looks que inesperadamente se volvieron virales e incluso recibieron aplausos y felicitaciones porque según ellos era uno de los mejores en la gala. “La IA de Katy Perry le está ganando a la gran mayoría de los asistentes de la #MetGala, es simplemente vergonzoso” y “Yo me enamoré, una pena que no fuese real”, fueron algunos de los comentarios.
Las fotos eran tan realistas que muchos, incluida la propia madre de Katy la creyeron verdaderas. Ante esto, la cantante no dudó en pronunciarse en rede sociales compartiendo las famosas fotografías, el chat con su madre donde le advierte que tenga cuidado e incluso un vídeo de ella misma en el estudio de grabaciones para explicar su ausencia. “No pude llegar al MET, tenía que trabajar”, fue la explicación que dio.
¿Cómo la inteligencia artificial puede perjudicar a las mujeres?
Podemos llamarlo “deep fakes” o edición de contenido audiovisual ajeno sin consentimiento. La verdad termina siendo una sola: la inteligencia artificial puede ser utilizada por personas sin escrúpulos para manipular intencionalmente a las mujeres a través de la alteración de fotografías, videos y todo tipo de contenido audiovisual. Como le pasó a Rosalía, por ejemplo, quien fue víctima de esto hace unos meses tras volverse viral una foto suya convertida en un desnudo.
Si hace un tiempo, todos celebrábamos el despegue de la tecnología y la llegada de herramientas automatizadas como el ChatGPT, hoy por hoy, somos las mujeres las que nos vemos obligadas a agregar un nuevo tipo de violencia a nuestra interminable lista. Si nos detenemos a analizar a lo que nos enfrentamos, nos podemos colocar en todo tipo de escenarios. Desde la manipulación de una fotografía nuestra hasta la producción y comercialización de videos sexuales con nuestro rostro como protagonista sin siquiera saberlo. Podemos estar en nuestras casas viviendo nuestras vidas y enterarnos de noticias así via redes sociales (como le pasó a Katy Perry y Rosalía, quienes incluso se vieron obligadas a dar explicaciones aunque ellas fueron las víctimas). Así de grave es la situación y no hay nada que pueda prevenirlo.
Lo que es peor aún, es que ya existen precedentes de estos hechos y a la fecha no se ha hecho absolutamente nada para evitar el resurgimiento de tan reprobables acciones. Como ejemplo, tan solo en 2019, la aplicación Deepnude fue denunciada por hacer uso de la inteligencia artificial para crear imágenes falsas de mujeres y niñas desnudas a partir de fotos reales en las que aparecen completamente vestidas. Entonces, ¿Cómo no temerle a una herramienta que es tan poderosa y a la vez carece de cualquier tipo de regulación? De por sí, las mujeres ya batallamos con múltiples barreras cómo para tener que angustiarnos por una más.
El caso de Katy Perry no fue el único en esta Met Gala. Beyoncé, Lady Gaga y Rihanna también fueron víctimas de la manipulación de su imagen para hacer creer a muchos que asistieron a la gala, aunque ellas decidieron no ir este año (una edición polémica rodeada de cuestionables eventos colaterales dicho sea de paso). Y aunque fue visto como una anécdota casual, divertida y hasta aplaudida por la mayoría, lo cierto es que es un potencial peligro que se puede rastrear, incluso, desde antes. No hay que retroceder muchos años para confirmar que todas las mujeres estamos expuestas a ser manipuladas y hasta sexualizadas, en especial las que tienen la fortuna (o desgracia) de ser figuras públicas. Pamela Anderson, Paris Hilton y Kim Kardashian son solo algunos de los rostros mundialmente conocidos que han experimentado, en carne propia, este inexplicable tipo de humillación a manos de hombres interesados en lucrar con el cuerpo femenino u obtener algún tipo de beneficio a su favor.
Y si los años 2000 estuvieron marcados por la frecuente publicación de videos privados de celebridades sin su autorización, tal vez estamos frente al periodo que será conocido en el futuro como la década de la manipulación de fotografías con fines sexuales. Así, la siempre preciada tecnología se expone a ser vista de reojo, a ser juzgada y a convertirse en una amenaza para la población femenina.
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