"¿Podemos esperar más de nuestras autoridades? Difícilmente". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"¿Podemos esperar más de nuestras autoridades? Difícilmente". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Patricia del Río

“El hombre es un ser indolente. En su totalidad cósmica, apenas si se concilia con la realidad de la que forma parte […]. Consume palabras como si fueran desechables, para no verse obligado a decir lo que se espera de un hombre. Es egoísta. […] Vive encerrado en su capullo, prefiriendo no responder por este mundo a punto de desmoronarse, cuando él es el único que podría salvarlo”. La cita es de Nélida Piñón, enorme escritora brasileña a la que tendremos la posibilidad de escuchar en la próxima Feria del Libro, que será virtual pero igual de interesante que siempre. Nélida describe así la indolencia en “Una furtiva lágrima”, su autorretrato poético, en el que al hablar de ella nos describe a todos nosotros: una sociedad en la que la lucha por el consumismo desenfrenado, del que solo los pobres se escapan, nos ha sumido en un individualismo salvaje. Nos ha vuelto incapaces de generar consensos, de diseñar instituciones que reflejen la tan necesaria idea de bien común, que es lo único que nos aleja del horrendo destino de volvernos caníbales y consumirnos los unos a los otros.