Durante las últimas semanas José Guillermo del Solar concentró sus esfuerzos en alertar de las oceánicas deficiencias del fútbol peruano en la etapa formativa. Sin pudor, luego largos viajes al interior del país y denodados esfuerzos por encontrar diamantes en bruto que pulir, Chemo se explayó con morbosa franqueza al retratar la arquitectura de la carencia sobre la cual se sostiene la selección peruana Sub 23, debilitada por la escases de figuras prominentes, consumida por el desinterés de las instituciones y disminuida por la negativa de los clubes profesionales para ceder a los ocho futbolistas de mayor experiencia y renombre dentro de la categoría.